Utopía liberal. Capítulo I

Imagino un mundo liberal, y me estremezco de esperanza. Sé que es imposible, pero, como insiste la letanía progresista, “hay que volver a la Utopía”. La Utopía, comenzando por la de la República de Platón o la de Tomas Moro, fue el nombre de la pesadilla de un Estado Perfecto, con individuos aplastados y una enorme coacción social. Exactamente lo contrario de lo que el liberalismo propone.
Pero si Utopía es la enunciación de un estado de cosas “ideal”, sin las discusiones de “cómo” llegar a él, si Utopia es dejar que la imaginación y el deseo trabajen sin condiciones, entonces, bienvenida la Utopía Liberal.

Hacia 2020 el mundo puede describirse del siguiente modo.

Las amenazas con las que nos asustaron durante décadas han desaparecido.
El Calentamiento global se demostró una operación mediático-política, la ultima quizás, destinada a voltear las fuerzas del progreso, la libertad y el crecimiento. En realidad el Planeta está entrando en un leve enfriamiento, propio de ciclos astronómicos en los que el hombre, a menos que se exagere su poder, no influye de ninguna manera.
La tan inminente crisis alimentaria pasó de largo. Solo un escaso 5% de la Humanidad soporta ese flagelo, pero se estima que en diez años no habrá hambrientos en la Tierra. Se habrá cumplido así la promesa bíblica de alcanzar a una tierra de “leche y miel” donde saciar el hambre y construir amor y felicidad.
La incorporación de África a las corrientes del comercio global, acelerada a partir de la crisis del 2008 surtió un efecto casi mágico. Primero, los gobiernos africanos, casi todos ellos máquinas de prohibir inversiones externas y de robar, fueron cayendo uno a uno, por medio de la denominada Revolución Africana liderada por jóvenes comunicados a través de celulares, Facebook, Twitter y Blogs: Estado mínimo dedicado a mejorar Educación, Justicia y Seguridad, acuerdos de libre comercio, distribución de tierras estatales a campesinos, precios libres, incorporación de tecnologías de cultivos y cosecha- muchas de ellas de origen argentino-. Luego, apertura a la inversión extranjera, que ayudó a desarrollar turismo, textiles, metalúrgica liviana, electrónica. La mortalidad infantil-fogoneada por enfermedades como la malaria- descendió de más de 10% a solo un 2% en diez años. La masiva utilización de DDT para exterminar los mosquitos trasmisores de la malaria fue un factor clave en este logro. Y hubo alimento suficiente para alimentar esas nuevas bocas y exportar excedentes.
China vivió las grandes Jornadas de Democratización a partir de 2015, lo cual permitió compatibilizar la libertad de mercados con la libertad política. El Partido Comunista Chino se autodisolvió y surgieron tres grandes grupos políticos que compiten en elecciones libres.
India abandonó para siempre su rémora de castas y prohibiciones y se constituyó en la gran potencia informática del mundo. Redujo la mortalidad infantil de 5% a 1%
En América Latina la cordura ganó a la sinrazón populista-estatista. El patético Coronel Chávez perdió las elecciones de 2012 y su triste figura acompañó la decadencia de sus amigos Evo Morales, Correa, Ortega y otros que han entrado en el olvido.
La Revolución Liberal Cubana de 2015 fue clave en el proceso de liquidación de la izquierda reaccionaria en América Latina. Su actual Presidente, Yoani Sánchez, está liderando un proceso de crecimiento, libertad y justicia pocas veces visto en la historia de la Humanidad. Los cubanos exiliados han vuelto a sus hogares y la Isla es una potencia turística e informática que provee de calificadísimos técnicos a toda el área del Caribe.
Brasil, en la senda de India, a punto de convertirse en la economía numero cinco del Mundo y Argentina exportando 150 millones de toneladas de grano lideran la expansión de América Latina, que visto descender la pobreza desde un 35% a un 3% en quince años.
Pero no solo hay bonanza económica. En sucesivos capítulos describiré la Utopía en áreas como Educación, Salud, Justicia, Seguridad y Relaciones internacionales.