Fin de año 2006
El fin de año sugiere siempre la necesidad de un borrón y cuenta nueva, un balance, parar la pelota y mirar bien el campo de juego.
Alguien me dijo hace poco "qué ideas viejas las tuyas". Me hizo reflexionar. Es cierto, son ideas viejas, pero no por eso, malas.
Son las ideas que Chile, Singapur, Corea del sur, Taiwan están poniendo en práctica desde hace 20 años. Que China a su modo postmaoista impulsa: modernización, apertura al exterior, atracción a los inversores, alta tecnología, competencia, libre mercado, capitalismo, desprejuicio ideológico.
Y control de las trenzas corporativas : empresarios amigos del poder, sindicalistas gordos o flacos, pobreteros que viven de "combatir la pobreza" y terminan con cuentas en el exterior, intelectuales críticos que creen que informatizar la Biblioteca Nacional es "cientificismo", quejosos de toda laya que descreen del progreso, de la increíble realidad de la tecnología, de que en el mundo hay 500 millones menos de pobres que hace una década, y que nos amenazan con inminentes catástrofes ecológicas para paralizarnos y aterrorizarnos.
Soy liberal, con perdón.
Creo en la democracia republicana, en las mayorías respetando a las minorías.
Creo que libertad de mercado y libertad política a la larga confluyen. Que democracia con estatismo termina en Chavismo. Y que mercado y autoritarismo solo pueden convivir una década: Chile terminó con la dictadura y China, deberá aprender el ejercicio de la libertad política, aunque no le guste al sacrosanto Partido Comunista.
Creo que Israel es un símbolo de resistencia de la modernidad frente al oscurantismo, de la democracia frente al absolutismo, de la libertad frente a la opresión del Estado, incomprendida y atacada por izquierdas y por derechas.
Creo que el viejo antijudaismo se expresa ahí con toda virulencia. Israel es el único país del planeta al cual se le cuestiona su derecho a la existencia.
Soy antiguo pero creo en la no discriminación, en el derecho del consumidor a defenderse de las empresas, en la libertad irrestricta de prensa, en la libertad de costumbres que no afecten a terceros, en padres con bonos que el Estado le dé para que puedan elegir qué escuela quieren para sus hijos, y pagarlas, obligando así a la escuelas a competir para captarlos.
Creo en la paz, pero no en la indefensión, creo en la sociedad civil pero no en un Estado fofo e inerme.
Creo que la Ciencia es lo único que nos salva de la irracionalidad fundamentalista.
Creo que el Islam extremo le declaró la guerra a la democracia, al progreso, nos quieren matar por infieles.
Creo que el nacionalismo es la antesala del nazionalismo, sin dudas.
Creo que el populismo es la antesala del fascismo, sin dudas.
Creo que los buenistas, esos que trabajan de buenos en los medios y en la política, nos llevan al fracaso. Toman siempre las peores decisiones.
Creo que el pasado ya pasó.
Creo que hay aun esperanza de que la Tecnología le gane la carrera a la irracionalidad de izquierda, de derecha e islámica, que muchas veces son lo mismo.
Creo que en diez años el hambre será un recuerdo.
Creo en la Revolución asiática: China e India incorporando al consumo a cientos de millones de pobres.
Creo que la Gran Empresa Abarcaydevora vive sus ultimas décadas: será reemplazada por redes compartidas, ágiles, pequeñas, ultratecnologizadas, excelentes, talentosas y ubicuas, formadas quizás por un chino, un canadiense y un mexicano conectados por la Web.
El viejo sueño liberal de millones de unidades productivas libres, sin monopolios privados o estatales es aun posible gracias a la conectividad de Internet,
Creo en que crear valor no se hace a costa de empobrecer a nadie: ese viejo y rencoroso prejuicio marxista, de que el valor es el robo a los pobres generó millones de pobres: es hora de terminar con esa lacra precapitalista.
La política no podrá ser lo que era, el coto privado de una corporación que trabaja de "bueno" y cobra: la interactividad, la comunicación perpetua vía web-celulares-etc hará imposible los cajoneos, los negociados, las trenzas, las componendas, el ocultamiento, la rosca.
Los consumidores-votantes-usuarios serán al mismo tiempo productores-funcionarios-proveedores porque tendrán la misma información y podrán cuestionar y, finalmente, decidir cambiar de empresa, de partido político y en un futuro lejano quizás, de país. (me imagino teletrabajando para un empresa del Red, sin pagar impuestos en el propio país, sin pagar impuestos de ningún tipo...)
En fin, soy levemente optimista. Porque ahora no se trata de discusiones teóricas sino, simplemente, de mirar los datos de la realidad: los países que se abren a la competencia internacional, que se animan a asociarse en Tratados de Libre Comercio, los que abandonan el nacionalismo, el estatismo, el socialismo y el populismo, son lo que más crecen, los que bajan la mortalidad infantil, los que disminuyen las tasas de homicidio, los que mejoran la calidad de vida.
Basta de verso: la verdad esta ahí, para el que la quiera ver.
No todos se atreven a mirar.
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