miércoles, marzo 28, 2012

Historias capitalistas de Las Heras


Introducción

Las Heras es un pueblo de unos cuatro mil habitantes distante a solo 70 kilómetros  Buenos Aires, de “el Centro” como le dicen por allí. Un tren moroso hace tres o cuatro viajes diarios hacia y desde Merlo, donde hay que trasbordar para tomar el tren del trayecto Once-Moreno. Es un tren de una sola vía, por lo cual en Marcos Paz hay que esperar al que viene en dirección contraria para seguir viaje.
Las Heras fue fundada en 1866 y milagrosamente aun conserva muchos rasgos de viejo pueblo pampeano, no invadido aun por la gran ciudad. Como está en una ruta secundaria, la 200, que nace en Merlo y muere en Navarro y la atraviesa un  trencito lento que hace el trayecto Merlo-Lobos, pareciera que los aires de modernidad que se expandieron hacia Pilar y Lujan se han olvidado de Las Heras. Su vecina Cañuelas ya tiene autopista propia. Las Heras no tiene countries, ni canchas de golf o de polo. Su deporte preferido es el pato, en el que sus equipos han tenido cierta figuración nacional.
Hay sí, quintas de fin de semana y veraneo, como la que mi padre compró en 1966, en las afueras del pueblo.
No hay industrias, a excepción de una planta de elaboración de lácteos y algunos talleres. En cierta forma es un lugar idílico, aunque hace un par de años hubo un asalto a la sucursal del Banco de la Nación y un asesinato notorio, de origen pasional.
Nadie cierra con llave ni casas ni autos en Las Heras. Solo se registran robos de sábanas y de bicicletas. La policía se aburre en sus rondas diarias y un cuartel de bomberos hace sonar una estridente alarma cuando algún galpón se incendia. Hay un Club Social- viejo y para la gente de cierta figuración - y el más popular Club Sportsman, con pileta, cancha de básquet y restaurante, atendido en años pasados por una cocinera que después alcanzó gran renombre, una referente de los canales Gourmet. Aprendió allí a trabajar con huevos de campo, gallinas criadas al aire libre y viejas recetas de italianos y vascos, los fundadores del pueblo. Los italianos fueron agricultores y los vascos, tamberos. El tambo es la única actividad económica de cierta importancia allí.
Hay ciertas leyendas en Las Heras: un viejo casco de estancia que perteneció a Rosas, la familia Palacios y don Alfredo visitando el pueblo de vez en cuando. Bar en la plaza, Iglesia, Colegio parroquial, Municipalidad, Club Social, Comisaría y alguna heladería y hasta un boliche bailable bordean la plaza. El Almacén  fue fundado junto al pueblo y aun conserva las viejas instalaciones donde se guardaba grano de maíz, yerba y harina en grandes cajones. Aun es posible ver a paisanos- vestidos con bombacha y boina- comprar tabaco suelto y ginebra en ese viejo mostrador.
Frente a la Estación esta el bar de la Estación con mostrador y espejos de principios del siglo pasado. Hasta la década del ochenta había un servicio local de teléfono, a manivela y con operadoras a las cuales uno le decía “¿me da con el bar de la estación?” . Uno llamaba ahí para que le digan el horario del próximo tren a Merlo. Hasta esos años la electricidad la generaba y vendía una cooperativa, a cargo de un yugoeslavo. Tardó mucho en llegar el agua corriente. En nuestra quinta había agua de pozo hasta los ochenta.
Había baile todos los sábados de verano en el Club Sportsman y los carnavales incluían murgas y comparsas, que venían de Merlo o Marcos Paz.
Algunos trabajan en Buenos Aires y gastan cuatro horas diarias en el viaje de ida y vuelta. Otros prefieren intentar con el comercio, pero muchos terminan emigrando a Buenos Aires.
El pueblo está dividido por la vía férrea y eso condenó a una parte a caer en una evidente decadencia. Mientras la parte norte, la que mira hacia la Ruta 200, tiene los comercios, clubes, edificios públicos, la triste parte sur solo alberga una plaza olvidada y la casa de las siete ventanas, construida hace 140 años, y poco más. Una sutil diferencia hay entre los vecinos de ambos lados: se toleran, pero no se crean demasiados lazos, son extraños.
El pintor Esteban Semino, con su bicicleta y su libreta para dibujar bocetos, amigo de Berni y de Soldi era una presencia infaltable. Con su voz gastada contaba anécdotas de principios de siglo y de la casa de las siete ventanas donde vivía. Fundó un museo de arte local, con sus pinturas y las que le regalaban sus amigos pintores. Incluso una de mi padre está colgada en el museo. Soldi pintó la capilla de un colegio religioso y Berni, alguna vez, estuvo en nuestra quinta.
En la quinta de enfrente vivía un personaje insólito, proveedor de prendas de lana del negocio de mi padre, y gracias al cual conocimos Las Heras y mi padre decidió comprar la quinta. Gino M. Era un yugoeslavo, aunque de estirpe italiana,  con simpatías nazis , gracioso contando anécdotas de la segunda guerra. Lo solía visitar un amable señor, que fue secretario de Mussolini. Se reunían en su quinta militares nacionalistas como Señorans o Rauch y allí conocí a Falú, gloria del folclore nacional. Gino M. era un conspirador nato, amigo de Matera y otros peronistas “de derecha”. Su nombre aparece en algún libro de historia sobre el peronismo y Odessa, la organización nazi encargada de dar refugio a los generales nazis, muchos de los cuales, como se sabe, recalaron en Argentina. Salvo mi padre, quizás víctima del Síndrome de Estocolmo, nadie en nuestra familia lo quería demasiado. Sobre todo mi abuelo, que no podía sacarse de la cabeza que ese señor tan simpático era nazi.
Otro vecino era Silenzi de Stagni, un intelectual nacionalista, ministro del gobierno militar de 1943, experto en temas de minería y petróleo, con el cual era un gusto charlar. Nosotros éramos “los de las quintas”, gente de fines de semana y de largos veraneos, pero confraternizábamos sin problemas con los jóvenes locales. Íbamos a bailar a “La barca” o a boliches de Marcos Paz o Navarro. En el campo, los “barrios” son los distintos pueblos de la zona: Marcos Paz, Navarro, Cañuelas, Lobos, a donde uno llega en auto en media hora. Los sábados a la noche muchos van a otros “barrios” y así nacen romances. No hay aislamiento ni endogamia.
A lo que voy. En ese pueblo casi idílico las cosas son más transparentes y directas, no hay mediación de intelectuales, políticos o periodistas. Los problemas nacen y se resuelven en paz, hay pocos actores sociales, pocas instituciones, la gente se conoce y saluda al caminar y no se sabe que haya habido enfrentamientos aun en las épocas más violentas de nuestra historia.
Por eso me parece el escenario ideal para contar algunas “historias capitalistas”, historias ficticias pero no absurdas sobre cómo funciona el mercado libre en una sociedad más simple, donde todo es más fácil de apreciar.
Para entender ciertas lógicas que en la gran ciudad están oscurecidas por todas las mediaciones que existen. Pasen y vean.

El relato anticapitalista y la realidad

Supongamos que en el pueblo de Las Heras, a una hora de Buenos Aires, hay dos verdulerías. Una “El pulpo capitalista” y otra “ El buen comerciante”.
El primero tiene precios altos, mala calidad de la mercadería y pésima atención. No da fiado, les ladra a los clientes y cierra los fines de semana. El otro tiene precios razonables, excelente calidad y muy buena atención personal.
Según el relato “anticapitalista” habitual, el primero destruirá al “Buen comerciante” y se quedara con todo el mercado.
Es al revés.
En el autentico relato “capitalista” el Pulpo se quedará rápidamente sin clientes porque la gente no es estúpida y sabe orientarse hacia aquel que cumple mejor sus deseos: quiere buena calidad, bajos precios y buena atención.
El relato anticapitalista sugiere que en el capitalismo siempre ganan los malos, cuando la verdad es exactamente la contraria: ¿por qué razón la gente le compraría al malo y no al bueno? No hay ninguna explicación de sentido común que haga que los compradores prefieran perjudicarse y no beneficiarse.
Pero en la novela anticapitalista el malo maniobrará para acabar con su competidor apelando a maniobras extraeconómicas, políticas. Por ejemplo, coimeará al Intendente para que la Municipalidad llene de multas el buen comerciante, le revoque la licencia, etc. Pero ¿qué tiene que ver con el mercado libre este proceder? Nada, eso es  exactamente lo contrario del mercado libre, es la coacción política, el “capitalismo de amigos”, la destrucción de la competencia usando la fuerza.
Otra variante del relato es que ambos comerciantes llegan a un acuerdo y suben los precios y bajan la calidad de común acuerdo: es el dominio absoluto, monopólico, de “la clase burguesa”. Aunque no se entiende bien las razones por las cuales el exitoso buen comerciante prefiera cambiar su política y mimetizarse con su competidor.
Pero supongamos que es así, y en Las Heras no hay ahora cómo conseguir unos duraznos  jugosos y a buen precio. Pero, ¿por qué razones no puede aparecer un tercer comerciante- digamos el empleado del antiguo “buen comerciante”-  y llenar ese nicho, esa demanda insatisfecha, con buena mercadería, buenos precios y buena atención? El trabajó allí, conoce a la clientela y sabe que puede ganar la partida.
Pero no tiene capital. Para el relato “anticapitalista” este tercer actor no conseguirá un préstamo. Pero en una economía de libre mercado existe un mercado de capitales, conformado por inversores que quieren obtener más ganancia por su capital. Entonces el joven empleado va al Banco, o habla con algún conocido y le propone el negocio. Le da una participación porcentual en las ganancias o, simplemente, le abona un interés alto por el préstamo. Obtiene los 30 mil dólares que necesita, alquila y equipa un local, compra mercadería buena en el mercado, hace algo de propaganda e  inaugura por fin “El único buen comerciante”, con lo cual obtiene una alta cuota de mercado y desplaza a sus tramperos competidores.
Para deshacerse de este nuevo competidor solo le queda al “Monopolio” el recurso de usar la fuerza bruta: incendiar su local, obtener apoyo del Intendente: o sea todas cosas que nada tienen que ver con la libertad de mercado sino con la coacción extraeconómica.
Corolario: los anticapitalismos no entienden la libertad de mercado, creen que los capitalistas malos- es decir los que pretenden ganar apelando al apoyo político y a maniobras de coacción violenta- son los que siempre ganan y que no hay posibilidad de deshacerse de esos tipos.
La realidad es otra, como vimos. Si no hay coacción, la gente elegirá al que mejor satisfaga sus necesidades. Pero para que esto se cumpla debe haber un elemento que garantice la libertad de mercado : un sistema judicial y político que impida que se concreten las maniobras de coacción. Por ejemplo, un fiscal o un periodista que investigue la conexión entre el Intendente y “El pulpo capitalista”, logre su procesamiento y la destitución por el Consejo Deliberante. Por donde vemos que la economía libre necesita imprescindiblemente un sistema político, un Estado, que garantice la protección de los honestos y el castigo de los deshonestos.
O sea: libertad de mercado y Estado como administrador de Justicia y monopolio de la fuerza son una pareja inseparable. Ese es el verdadero relato.


Los campesinos marxistas

Pepe y Tito son campesinos muy especiales de Las Heras.  En sus largos inviernos con pocas tareas para realizar se han dedicado, desde hace treinta años, a leer El Capital y otras obras de Carlos Marx. Asisten regularmente a cursos on line sobre marxismo, discuten entre ellos y hasta se animan a escribir en un blog denominado “elmarxismonomorirajamas.blogspot.com”. A veces, forzados por las leyes del capitalismo, del mercado, tienen que hacer tratos económicos, intercambiar bienes, comprarse el uno al otros diversos productos.
Pepe ha tenido este año una extraordinaria cosecha de papas y Tito necesita  papas para alimentar a sus cerdos, ya que esta temporada no ha conseguido a buen precio de alimento para cerdos, especialmente porque la fábrica de galletas que hay en el pueblo ha reducido su producción y tiene poco material de desecho, que es lo  Frans compra para alimentar a sus cerdos.
Pepe, por su parte quiere comprar un cerdo para proveerse de carne y embutidos para el resto del año. Está contento por la buena cosecha de papas que ha tenido y quiere darse un gusto, a él y a su mujer, Anita.
Por lo tanto, le envía un mail a Tito y le propone un trato: intercambiar papas por un cerdo.
-Ok, contesta Tito, no me vendrían mal unas bolsas de papas. Pero ¿Cuántas?
- Tito ¿acaso te olvidas de la sabiduría el Viejo Carlos? Tenemos que intercambiar dos mercancías por el mismo valor, sino habría explotación
- Correcto. Un cerdo por 40 bolsas de papas
Pepe, que era marxista pero no estúpido, contestó rápidamente:
- ¿Cuarenta bolsas? Me parece que has bebido demasiada ginebra, Tito. Creo que veinte estaría muy bien.
- A ver, porque 20 y no 40? Veamos, mi amigo, apliquemos la sabiduría de Marx. Ambas mercancías deben representar el mismo valor, medido en el trabajo socialmente necesario para producir un cerdo y una bolsa de papas. A ver ¿ cual es el trabajo socialmente necesario que aplicaste para cosechar las papas esta temporada?
- Mmm, es un cálculo algo difícil de hacer: Hubo un clima estupendo, unas lluvias adecuadas y, en realidad, no trabajé más tiempo que otros años y obtuve un incremento del 100% de bolsas de papas.
- Para Marx, la naturaleza no crea valor, solo el trabajo socialmente necesario lo crea.
- Bueno, lo único que me puede guiar es que este año las papas bajaron un 10% su precio, justamente porque hubo muy buena cosecha
- Pero eso es un factor cambiante: ¿cual es promedio de trabajo necesario para producir una bolsa de papas? No confundas el vil precio, producto de fluctuaciones capitalistas caprichosas, con el Valor de una mercancía, que surge, insisto, de la cantidad de tiempo que se requiere en promedio para producirla.
- Bueno, hay que calcular que además de la simiente tuve contratar a dos peones para que levanten la cosecha.
- Y cuanto le pagaste por el trabajo?
- Poco, en realidad, ya que eran dos chicos jóvenes, dos turistas suecos que se pagaban su comida trabajando en cosechas. Ya deben estar en Bariloche.
- Bueno, pero tenían que comer y beber
- Sí, les di casa y comida por dos semanas. Y les pagué 10 dólares por día, o sea….14 días por 10 por 2: unos 400 dólares…por 80 bolsas de papas. A unos 5 dólares la bolsa.
- Ok. ¿Y pretendes darme solo 20 bolsas  que te costaron menos de 5 dólares por un hermoso cerdo de 100 kilos?
- Y mi ganancia?
- Me parece que el cerdo eres tu. ¿Acaso no conoces la Ley de la Plusvalía?  Una parte de lo que te costó es para la reproducción de la fuerza de trabajo, y la otra- la que obtengas al venderlo como plus , por encima del costo salarial- es la plusvalía, la explotación: y no quieras explotarme a mi! Me lo tienes que vender por 5 dólares, como mucho, si eres un buen marxista.
- Oye, te olvidas que les di casa y comida
- OK, calcula.
- Y que tuve que darles herramientas para que levanten la cosecha, algunas de las cuales se desgastaron bastante.
- OK, calcula
- Y que tuve que enseñarles a hacer bien el trabajo, para que no arruinen el producto
- OK, calcula
- Y que hace años invierto en tener las mejores simientes, compro las semillas más caras.
- OK, calcula
- Oye, pero ESO (el capital acumulado, el conocimiento, la experiencia, la capacidad empresaria, la de dirigir a un equipo de trabajadores) ESO para Marx no crea valor
- Más vale! Era lo que te estaba diciendo: pretendes explotarme a mí, tu amigo, intentando subir el precio de la papa, que solo te costo 4 dólares la bolsa.
- Oye, no sé para Marx, pero para mi ESO SI CREA VALOR.
- Mmm, revisionismo de la peor calaña:  estas discutiendo el carácter científico de los descubrimientos de Marx! Del principal de ellos: que el valor no lo crea la demanda, sino el tiempo socialmente necesario de trabajo
- Y acaso el mío no es trabajo?
- NO, no y no! El único trabajo que reconoce Marx es el del obrero, no el del empresario, eso no es trabajo! Es un hobby! Un entretenimiento de capitalista!
- Oye, que este entretenimiento me lleva media vida: Que cuando hay mala cosecha paso hambre, que si no aprendo nuevas técnicas tengo magras cosechas, que tengo que comprar herramientas, afrontar mal tiempo o precios de mercado que no me compensan!
- Mm estas quejándote demasiado
- Y te olvidas de la hipoteca que estoy pagando por el campo: mil dólares por mes, que salen de mi “ganancia”. O sea, según Marx, la Naturaleza no genera valor, pero sin mi campo, no habría papas, aunque le pague a los peones. Y no habría papas sin mi trabajo previo de inversión. Y no habría papas si no me dedico a negociar su precio en el mercado, acarrearlas a las ferias, presentarlas de la mejor manera posible, hacerme amigo de los verduleros, adaptarme a los cambiantes gustos de los consumidores- hay centenares de variedades de papa- lo cual implica investigar etc., etc.
- En una palabra, te has transformado en un vil capitalista
- Sabes una cosa Pepe?, creo que Marx jamás visitó una producción de papas, ni ninguna otra industria. Oye, te propongo algo: dejemos de lado por un rato a Marx, estudiémoslo, que no deja de ser un gran escritor, pero no nos sirve para resolver nuestros asuntos. Escucha, ¿deseas mucho esas bolsas de papas?
- Sí, ya te dije que no consigo alimentos para cerdo
- Y cuantas bolsas estarías dispuesto a cambiar por un cerdo?
- Y…cincuenta!
- Estas muy lejos…
- Cuarenta!
- Ya te acercas…
- Treinta!
- Trato hecho!
- Y sin haber calculado el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir un cerdo y treinta bolsas de papas!
- Pero no me vas a negar que escribía bien el Viejo…
 

domingo, marzo 25, 2012

Memoria tuerta




Ayer se celebró el Día de la memoria, por el aniversario del golpe militar de 1976.
Creo que en vez de promover una memoria crítica y totalizadora, se pretende una memoria tuerta, limitada y facciosa.
Un memoria “total” debería incluir:

-La instalación de la tortura como método durante el gobierno militar de Uriburu
- Su continuación y extensión durante el  Gobierno militar de 1943-46 y durante el primer gobierno de Perón (1946-1955).  Perón crea la Sección Especial, en la Comisaria 8º, a cargo de Lombilla y Amoresano, con el concurso entusiasta de los hermanos Cardozo. Centenares de estudiantes, sindicalistas, políticos opositores pasaron por esa comisaría y otras sufriendo tortura con picana. “A mi en la época de Perón me metieron mucha picana y mucha cárcel. Porque peleaba, organizaba grupos.”(Juan Ovidio Zabala, entrevistado por mí). “Era tortura o golpiza?, le pregunto a Milo Gibaja, torturado en 1952-    “Picana eléctrica- me contesta-  Ahí no me pegaron trompadas. Estábamos los cuatro juntos. Nos sacan de a uno, con los ojos vendados y te hacen recorrer en camino con subidas y bajadas para despistarnos, aunque seguíamos en la misma habitación. Nos ponen desnudos en una mesa, con un anillo en el dedo. Nos hacen preguntas. Uno trataba de mantener la inteligencia, que es lo único que los desmorona a esta gente. La tortura  consistió en pasar la maquinita desde los pies a la garganta, en los genitales, que son la parte preferida de ellos, realmente el dolor es bravo, es bravo, pero yo conservé la sangre fría Se toleraba, se toleraba. Uno gritaba como un marrano, una cosa espantosa. Pero bueno, fue una noche: no se cuanto tiempo pasó porque uno pierde la noción del tiempo. Pero a mi me la pasaron cinco o seis veces por todo el cuerpo. Mientras, paraban, te preguntaban, seguían, etc. Yo salía de un ataque de asma. Era asmático. “Y con ese físico sos terrorista  vos?” me preguntaban.”

- La represión en esa época fue ordenada por la Orden Secreta, de 1952, cuyas partes más interesantes son estas: “ El objetivo inicial del adversario sería un atentado personal al Presidente de la Nación” “[En ese caso] Se ordena contestar con miles de atentados”“ Se han confeccionado listas de objetivos, de locales y organizaciones extranjeras enemigas de nuestro gobierno que actúan en común con los complotados y de personas opositoras , que deben ser suprimidas sin más , en caso de atentado al Excmo. Señor Presidente de la Nación”“Las mencionadas listas, donde figuran domicilio y teléfono van agregadas como anexo a las disposiciones especiales (…) Se organizará también el ataque y destrucción de las mencionadas organizaciones enemigas y las operaciones punitivas contra los dirigentes de las mismas”
“ Si la lucha psicológica opositora es efectuada escudándose en el anonimato, ya sea por llamadas telefónicas, cartas, panfletos, volantes, etc. , el afectado llevará este hecho a conocimiento del Servicios de Informaciones de la dependencia u organización a que pertenezca”
“ Extremar, organizar y establecer la vigilancia sobre el personal de la Administración Pública sindicado como opositor o indeciso(…) llevar un registro donde se anoten minuciosamente los antecedentes, tendencias ideológicas de cada funcionario y empleado [ el individualizado] debe ser radiado de inmediato del servicio”
“ Solamente deben tener puestos de responsabilidad y directrices los funcionarios, jefes y oficiales de probada adhesión y lealtad al Gobierno Justicialista”
- Algunas perlas: Incendio del Jockey Club, la Casa del  Pueblo socialista, el Comité del radicalismo, incendio de la Curia y varias iglesias históricas,  represión a los sindicalistas ferroviarios, con dos mil cesanteados, y centenares torturados, represión de las telefonistas, torturadas y encarceladas, prohibición del ingreso de judíos refugiados, sobrevivientes del Holocausto, permiso de entrada de criminales nazis, incluyendo a Mengele, Eichman, el croata Ante Pavelic y miles más, represión a homosexuales, matanza de mil Pilagaes por la Gendarmería en 1947, etc.
- Entre 1970 y 1976 los grupos guerrilleros de izquierda (ERP, Montoneros) y de derecha (Triple A, CGU) asesinaron a unas 1500 personas. Desaparecieron decenas de personas durante el gobierno de Isabel Perón.
- El asesinato de Aramburu por los Montoneros en 1970 abre la etapa más violenta. Tuvo protección política del ala nacionalista del ejercito (Señorans, Imaz, Fonseca) quienes se habían juramentado en el entierro de Lonardi a vengarse de Aramburu.
- En Ezeiza se escenifica el enfrentamiento violento entre la izquierda y la derecha peronista. El encargado de la Seguridad es Osinde, uno de los que organizó en 1955 la quema de las Iglesias
- Perón firma un decreto, en 1974, ordenando la represión cruenta a los guerrilleros, que acababan de asaltar un cuartel en Azul y sienta las bases para la creación de la Triple A

Estos antecedentes no opacan ni minimizan el horror de la dictadura y sus miles de desaparecidos. Simplemente indican el contexto histórico que antecedió y explica la locura homicida de la Junta. Olvidarlos, pasarlos por alto es hacer memoria tuerta, sesgada, limitada, mentirosa.


lunes, marzo 05, 2012

El cofre judío de Evita




Cuenta Enrique Krauze en su libro Redentores, que al hacer un arqueo de los bienes personales de Eva Perón apareció un pequeño cofre, una caja metálica donde se guardan joyas. Tenía una particularidad: en su tapa había una Estrella de David cincelada.
Indudablemente era un “objeto judío”, una posesión de alguna familia judía asesinada y esquilmada por las tropas alemanas. Seguramente pasó a formar parte de las colecciones que los jerarcas nazis acumulaban y que incluían obras de arte, joyas, y otros bienes caros y escasos.
¿Cómo llegó Evita a ser “dueña” del cofre judío?
Resolver ese misterio es imposible. Dar fe de ese testimonio es como descorrer el velo de una verdad oculta y siniestra: que buena parte del tesoro nazi fue “cobrado” por el matrimonio Perón para habilitar y facilitar el refugio de los ochenta mil nazis que se instalaron en Argentina, operación que contó con el apoyo de la Iglesia, la  que aportó su red de instituciones y la posibilidad de fraguar actas de bautismo.
Es tan horrible esta verdad, que preferimos ignorarla y dejarla morir en el olvido. Pero a mi me sigue doliendo la espina clavada en mi mente: ¿y si Evita viajó a Suiza para hacer tramites relacionados con cuentas secretas? ¿ Y si finalmente fueran verdad las olvidadas acusaciones de Evita como “agente nazi”? ¿Por qué razones el secretario privado de Perón era hijo de un alto funcionario nazi? ¿Por qué razones Argentina escondió al criminal croata Ante Pavelic, autor de al menos ochocientos mil asesinatos?¿Se conoce alguna declaración de Perón o de Evita condenando el holocausto de los judíos europeos? ¿Por qué en épocas de Perón los judíos refugiados no eran admitidos y se rechazaba su ingreso legal al país? ¿Quién le regaló ese cofre judío a Evita? Demasiadas preguntas inquietantes.

sábado, marzo 03, 2012

Octavio




El libro Redentores, de Enrique Krauze, es un pequeño milagro de sabiduría, un obligado camino para el que quiera entender a nuestra América, la del Che, Perón, Chávez o Martí. Se trata de doce biografías de personajes que encarnaron poderosas ideas, que movilizaron nuestra América durante un siglo.
Ante todo, se entiende gracias a Krauze la raíz del nacionalismo hispanoamericano, no ya la basada en viejo catolicismo de la Colonia, sino mixturado con ansias de libertad y democracia. Latinoamérica del siglo XX se alza como la contrafigura de Estados Unidos, el enemigo perfecto. Más que indagar sobre nuestra matriz colonial, como Juan García hace en “La ciudad indiana”, la generación de ruptura con el ideario liberal abraza el antiamericanismo como la bandera que justificaría una “nueva América”. Esta desmesura nos empantanó en un lodazal del cual aun cuesta salir.
La figura clave es Octavio Paz. Entender al poeta mexicano, a su transito desde la Revolución a la Democracia es comprender el desgarro de todos los que intentan salirse del Mito y entrar en la historia, en la simple historia.
Octavio Paz fue el poeta de la Revolución, el poeta de la República española en guerra con el fascismo, la figura central de la izquierda cultural hispanoamericana. Hijo de un revolucionario zapatista y nieto de un liberal que ayudó a fundar el México moderno, recogió ese legado con su genio poético y lo llevó a una altura desconocida.
Pero por debajo de su entusiasmo marxista y revolucionario, Paz comenzó a entrever, a atisbar como a través de la bruma que las cosas no eran tan hermosas en el campo revolucionario. Fue un asomarse muy paulatino, que duró décadas y que lo hizo escribir: “Cobarde, nunca vi el mal de frente”.
Un punto de inflexión fue el Congreso de Escritores en España, 1938 que repudió a Guide por las críticas a Stalin que vertió después de su visita a la URSS. Paz, calló, llevado por la corriente negadora, la entusiasta claque intelectual que aplaudía a Stalin y se negaba a ver sus crímenes.
Luego fue el asesinato de Trotski. Calló y se quedó pensando. Luego, la invasión a Hungría, los relatos de Solyenitsin… hasta que al fin sobreviene la iluminación final: su conversación con Brodsky , un sobreviviente del Gulag, que le relató, durante horas, los detalles de la represión a intelectuales disidentes en la Rusia de Stalin.
El poeta de la Revolución supo de pronto que la Revolución  “ ha sido la gran Diosa, las Amada eterna y la gran Puta de poetas y novelistas”. Ese Mito que los mantenía despiertos y vivos.
“ Alma no tuvo Stalin: tuvo historia / Deshabitado mariscal sin cara, servidor de la nada”. Supo que durante décadas los intelectuales latinoamericanos se habían dedicado a darle cara a quien no la tiene, darle Historia a quien no la merece. Recibió el desprecio de Neruda por gritar que el Rey estaba desnudo.
En definitiva, supo que Stalin era el desemboque de la Revolución, el mal disfrazado de esperanza. Creyó por algún instante en Trotski, pero pronto supo que era el que había militarizado a la clase obrera rusa. Se aferró a Lenin, pero se dio cuenta de que el creador de la Cheka fue solo un anticipo de Stalin. No se atrevió a llegar hasta Marx buscando la raíz del mal…pero su lectura de los nuevos filósofos franceses , como Bernard Henry Levy, lo llevaban a esa conclusión que íntimamente rechazaba: que la matriz del mal estaba en Marx.
Condenó la invasión a Checoslovaquia, la burocracia caudillesca de Castro, la locura nihilista del Che, las matanzas de Mao. Pero no abjuró de su fe en el socialismo. Reaprendió lo esencial: que la Democracia no es “formal”, “burguesa”, sino, simplemente Democracia, el mecanismo de la libertad política.
Es patético ver como nunca pudo hacer lo que finalmente pidió, la gran síntesis entre liberalismo y socialismo. Nunca entendió que no hay libertad política sin libertad de mercado. No leyó a Hayek.
Pero su lucha, la que le valió el repudio y la condena de la izquierda latinoamericana a él, justamente a él, al poeta de la Revolución, es una página humana estupenda. La verdad se impone aun a quienes han mamado, inocentes, del  Mito. Puede costar media vida, pero los decentes, como Octavio Paz pueden ver al fin la verdad, pueden pedir perdón por haber callado.

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