jueves, diciembre 17, 2009

Liberalismo y sus fantasmas

La chicana según la cual el liberalismo defiende los monopolios privados es solo eso, una chicana. Si hay un enemigo del mercado libre, ese es el monopolio privado otorgado o permitido por el Estado. El capitalismo de Estado (o el Estado Capitalista) es lo contrario del liberalismo. Al atacar al los monopolios de amigos del poder, no se ataca al liberalismo y al libre mercado, sino a su opuesto. El liberalismo no tiene nada que ver con grandes empresas asociadas al gobierno, sino a todo lo contrario: empresas- grandes o pequeñas- compitiendo en igualdad de condiciones para obtener el apoyo de los consumidores. O sea: nada de privilegios o mercados protegidos, demanda obligada, abuso de poder, monopolio.
El liberalismo tampoco tiene nada que ver con el Estado Policial. Ningún liberal puede acompañar policías bravas, gatillo fácil, leyes represivas. Eso es confundir liberalismo con conservadurismo reaccionario.
Pero, y he aquí lo difícil de entender, no hay liberalismo sin código de conducta moral, basado o no en principios religiosos. El liberalismo no es anarquismo, ni destrucción de instituciones. No es un “viva la Pepa” ácrata, sino la búsqueda de equilibrio de derechos de los individuos: un método de resolución pacífica de conflictos entre individuos y grupos, entre empresas, comunidades territoriales o instituciones.

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