Es cierto que para un Gobierno lo importante son los resultados. El problema es cómo se definen los resultados.
¿Es la producción física de algún bien?: Por ejemplo, “cien mil viviendas entregadas a beneficiarios”.
¿Es este un buen resultado? Depende.
- A qué costo se hicieron esas viviendas
- Qué standares de calidad se cumplieron
- Cuales fueron los criterios de adjudicación de las unidades
- Cual fue el criterio de diseño de las unidades, de los conjuntos residenciales: ¿se optó por el diseño simple , homogéneo, masivo (todas casitas iguales, dispuestas en manzanas cuadradas) o por la creación de espacios heterogéneos, variados, atractivos?
- Se previeron las infraestructuras adecuadas; seguridad, esparcimiento, educación, salud, sanidad, etc.
- Como fue el proceso de construcción: se incorporó a los beneficiarios de algún modo, se hizo algún trabajo de organización social
O sea, los resultados meramente cuantitativos no dicen nada del éxito o fracaso de un programa gubernamental. Importa la calidad del proceso, la transparencia en todas sus etapas, el aprendizaje que deja, la experiencia para mejorar en el próximo proyecto, etc.
Y sobre todo no olvidar la lección nro. 1 de la Economía: no solo beneficiar a algunos en el corto plazo, sino beneficiar a todos en el largo plazo. De nada sirve “mostrar” 100,000 viviendas, si esto se hizo a costa de descapitalizar la salud pública o la seguridad o la educación, si para obtener el presupuesto se subieron los impuestos, si se adjudicaron a una “clientela” política para obtener réditos electorales,etc.
Así que basta de mostrar “resultados” puramente cuantitativos, batiendo el parche, con presidentes y gobernadores asistiendo a la inauguración. Quizás ese barrio nuevo creará más pobreza de la que dice solucionar
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