1. Presentación
Vivimos un cambio de paradigma. Esta sencilla afirmación encierra un mundo de significaciones. Por que… ¿qué es “un cambio”?, ¿Qué es un “paradigma”?¿Qué significa que “ahora” estemos cambiando de paradigma? ¿Y qué significa en términos prácticos este cambio de paradigma?¿Cómo afecta la toma de decisiones, la resolución de problemas, las formas en que interpretamos la realidad y nos organizamos para resolver los problemas sociales, económicos, ambientales?
De eso se trata este artículo.
Cuando Copérnico afirmó que la Tierra no era el centro del Universo, que solo era un planeta que giraba alrededor del Sol, cambió el Paradigma que regía desde hacía milenios. Ese cambio no fue instantáneo. Aun hoy debe haber fundamentalistas que insisten en el relato bíblico de la Tierra como Centro.
De hecho, sabemos que Galileo fue duramente perseguido por sostener que la Tierra se mueve y que Júpiter tiene satélites.
No es cómodo sostener que hay que cambiar el paradigma.
Hace falta un Newton que demuestre científicamente- mediante un sistema de ecuaciones- cómo son las cosas en la realidad, como es el Sistema Solar, por qué las órbitas son elípticas.
El cambio copernicano amenazó las bases del sistema de creencias que regía desde la Antigüedad y tuvo consecuencias políticas de primera magnitud. El individualismo, la libre reflexión, el Humanismo renacentista, la explosión intelectual, científica, comercial de esos siglos luminosos tienen su fundamento en el cambio de paradigma que inauguró Copérnico.
El poder del paradigma dominante es muy fuerte. Sobre todo porque opera de modo inconciente, prefigurando “modelos” explicativos que “explican” la realidad. Esos modelos son necesarios para que el cerebro- la mente- incorpore hechos nuevos y los explique merced a “metáforas” que integran lo nuevo- y amenazante- al esquema previo, tranquilizador. Así, América fueron “la Indias” y no un nuevo continente, el automóvil fue un “carro” sin caballos y no una nueva forma de transporte, el cine fue solo fotografía en movimiento.
La fascinante historia que narra Stephen Jay Gould (en La vida maravillosa, Editorial Crítica, Barcelona, 1991) no sucedió hacia 1500 sino en el siglo XX.
La historia de Burgess Shale
“La historia de Burgess Shale [ una zona de descubrimiento de fósiles cámbricos] es también fascinante desde el punto de vista humano. La fauna fue descubierta en 1909 por el mayor paleontólogo y administrador científico de Norteamérica, Charkes Doolittle Walcott, secretario de la Institución Smithsoniana. Walcott procedió a malinterpretar esos fósiles de una manera completa y totalmente consistente derivada directamente de su visión convencional de la vida [ el “viejo paradigma”] En resumen, hizo entrar con calzador hasta el último de los animales de Burgess Shale en un grupo moderno, y consideró colectivamente aquella fauna como un conjunto de versiones ancestrales o primitivas de formas posteriores, mejoradas.
La obra de Walcott no fue puesta en duda en forma consistente durante más de cincuenta años. El 1971, el profesor Harry Whittington, de la Universidad de Cambridge, publicó la primera monografía de una revisión completa que empezaba con las suposiciones de Walcott y terminaba con una interpretación radical no solo de Burgess Shale sino (por deducción) de toda la historia de la vida, incluida nuestra propia evolución. (…)
En pocas palabras: Harry Whittington y sus colegas han demostrado que la mayoría de los organismo de Burgess Shale NO pertenecen a grupos familiares (..) hay de quince a veinte especies de Burgess Shale que no pueden relacionarse con ningún grupo conocido, y deberían clasificarse probablemente como phyla separados. (…)
Los taxónomos han descrito casi un millón de especies de artrópodos y todas encajan en cuatro grupos principales; ¡ y una cantera de la Columbia Británica que representa la primera explosión de vida pluricelular, revela más de veinte diseños artropodianos adicionales!”
Conclusión e intento de describir el nuevo paradigma de la vida:
“La historia de la vida es una narración de eliminación masiva, seguida de diferenciación en el interior de unos cuantos stocks sobrevivientes, no el relato convencional de un aumento constante de excelencia, complejidad y diversidad”(...) “ La extensión de variedad anatómica alcanzó un máximo inmediatamente después de la diversificación inicial de los animales pluricelulares. La historia posterior procedió por eliminación, no por expansión” (Stephen Jay Gould. “La vida maravillosa”)
La idea convencional de Evolución es que las primeras formas de vida eran pocas, indiferenciadas, simples, y potencialmente abiertas al desarrollo futuro: de la ameba , al Hombre; del molusco al mamífero. Es el “cono de la Evolución”: pocas especies, básicas, que van diversificándose, ampliando la base de la vida, complejizándose.
El nuevo cono -invertido- nos muestra que la realidad fue exactamente al revés: muchas especies, altamente diferenciadas surgieron en un mismo instante. La mayoría de ellas fueron proyectos fracasados: la evolución procedió por eliminación (“diezmación” la llama Gould)
Y el problema es que...nada prueba la hermosa historia de que “sobrevivieron los mejores”. La casualidad, frente a un meteorito liquidando el 95% de las especies es – quizás- la madre de la Evolución...En todo caso el esquema de Darwin (supervivencia de los mas adaptables) suena a melodía tranquilizadora y antigua. El desafío de entender la Evolución bajo este nuevo prisma...es tan inmenso como el que generó Copérnico; cambia el centro del mundo, cambia el sentido de la Evolución (incluso, cambia la idea misma de que puede haber un “sentido” en la Evolución)
Las consecuencias de este cambio de paradigma de la Evolución: todo el Darwinismo Social, toda la idea de que de lo simple se llega al Hombre como expresión máxima de la complejidad- y lo mismo en el ámbito social: de lo primitivo se llega linealmente a lo civilizado- todos esos supuestos caen desde la base y hay que repensar la Evolución desde otro punto de vista, hay que reinventar las “metáforas” de la Evolución y pensar no en crecimientos paulatinos, en mejoras parciales, sino en explosiones que en pocos millones de años llenan la Tierra de especies insólitas, muchas de las cuales desaparecerán y apenas dejarán rastros.
Es obvio que Darwin cambió de forma revolucionaria el anterior paradigma bíblico (Dios creo TODOS los animales de una vez y para siempre) explicando los “inexplicables” hallazgos de huesos enormes, pertenecientes a los extinguidos dinosaurios o grandes mamíferos.
El creó un nuevo paradigma, esencialmente correcto, pero que se hizo insuficiente para explicar ciertos hechos incomprensibles. Un nuevo paradigma intenta ahora comprender la explosión cámbrica, lo cual obliga a su vez, a rever el paradigma darwiniano. Así avanza el conocimiento.
También- era tiempo de decirlo- está cayendo el paradigma clásico de lo social. Explicaremos- intentaremos hacerlo- cómo, cuando, qué es el nuevo paradigma.
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