No voy a condenar el ataque israelí al barco “solidario”. Voy a deplorar las víctimas y criticar esta respuesta estúpida a la provocación montada.
Apoyé las incursiones israelíes contra los asesinos de Hizbolá y del Hamas en respuesta a miles de agresiones- desde misiles a bombas en autobuses, bares y mercados.
Apoyo la existencia del Estado de Israel y su derecho a no recibir permanentemente ataques en su territorio por parte de gente juramentada a acabar con su existencia.
Esto no significa avalar o apoyar cualquiera de las acciones que emprenda su circunstancial gobierno.
Entiendo la respuesta a los terroristas, pero no el ataque a activistas que apoyan a los palestinos, activistas que en forma directa no iban a atacar a Israel.
Ya se que apoyar al Hamas es incitarlo a que extienda su agresión. Pero ese apoyo se combate con otras armas, no con la pólvora.
El daño inestimable que esta acción hace a la causa de Israel, y a los que contra viento y marea defendemos su existencia a contrapelo de nuestros amigos, vecinos o familiares , recibiendo burlas, silencios o condenas implícitas, será de difícil reversión.
No me sumaré al coro de lamentaciones y acusaciones a Israel, pero tampoco aceptaré sin discutir la versión oficial del gobierno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario