Por sobre la mirada amenazante de los inquisidores, de los dictadores, de los nazis, mujahidines, estalinistas, leninistas, castristas, ecofanáticos, maoístas, fascistas, nacionalistas, aristocratizantes o populistas, la llama de la libertad sigue ardiendo.
domingo, abril 25, 2010
Extractos de "Retoques a mi regreso de la URSS" de André Guide
Lo que de llama "oposición" en la URSS es la libre crítica, es la libertad de pensamiento. Stalin no soporta sino la aprobación; considera adversarios a todos los que no lo aplauden. Y a menudo ocurre que haga suya, más adelante, alguna reforma propuesta; pero si se apodera de la idea, para mejor hacerla suya, suprime ante todo al que la propone. Es su manera de tener razón. De suerte que pronto no quedarán a su alrededor sino aquellos que no podrían criticarlo por que no tienen ninguna idea.Es los que caracteriza al despotismo: rodearse de servilismo, no de valores.
Deportados, por millares...los que no supieron o quisieron agachar la frente tanto y como habría sido necesario.
A esas víctimas las veo, las oigo, las siento en torno mío. Sus gritos sofocados me han desvelado esta noche; su silencio me dicta hoy estas líneas (...)
En favor de esos seres no interviene nadie. Los diarios de derecha se sirven de ellos para estigmatizar un régimen que excecran; y los que se aferran a la idea de justicia y libertad (...) se han callado, siguen callándose; y en torno a ellos, la inmensa multitud proletaria ciega.
Pero cuando yo me indigno, me explicais (¡ y en nombre de Marx todavía!)que ese mal cierto, innegable (no hablo solo de las deportaciones, sino de la miseria de los obreros, de la insuficiencia de los salarios o de su enormidad, de los proviligios reconquistados, del solapado restablecimeinto de las clases, de la desaparición de los Soviets, del desvanecimiento progresivo de todo lo que 1917 había impuesto), me explicáis sabiamente que ese mal es necesario, que - intelectuales avezados a los argumentos (las argucias) de la dialéctica- lo aceptais como provisorio y conducente a un mayor bien. Comunistas inteligentes, aceptáis conocer ese mal; pero creéis mejor ocultarlo a aquellos que, menos inteligentes, podrían acaso indignarse.
La URSS no es lo que esperábamos que sería, lo que había prometido ser, lo que se esfuerza todavía por parecer; ha traicionado todas nuestras esperanzas. Si no aceptamos que estas vuelvan a sucumbir, debemos ponerlas en otra parte.
Pero no desviaremos de tí nuestras miradas, gloriosa y dolorosa Rusia. He dicho que no dejabas de instruirnos: si antes nos servías de ejemplo, hoy nos muestras ¡ay! en qué arenas puede hundirse una revolución.
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