viernes, diciembre 30, 2005
Discurso militante
Vamos por empezar a poner algunas cosas en claro: la diferencia moral que media entre un militante de izquierda, entre un activista llano y simple de cualquier partido de izquierda del siglo 20 y un activista llano y simple de cualquier fuerza de la extrema derecha es inmensa, un universo. Mientras que el de izquierda se incorpora a un movimiento que proclama la paz, la liberación de la explotación, el fin de las discriminación, la realización del hombre; el otro llama a la muerte, a lo oscuro, a matar, a discriminar, a sojuzgar al débil, llama a la Guerra Justa en defensa de valores como la Nación, la Religión, la Raza, el Orden. No hay posibilidad alguna de equipararlos.
Pero, por desgracia para el mundo, la izquierda en el poder terminó de un modo especular a su enemigo: asesinando, excluyendo, discriminando. Entre ambos extremos( la propuesta explicita de luchar por el progreso, la Paz, la justicia social, la felicidad, y el resultado oculto: el GULAG, Pol Pot, las cárceles cubanas) se esconde el más formidable ocultamiento, mentira e infortunio de la Historia.
El ocultamiento de 30 años de dictadura de Stalin, a cargo de una bien entrenada cohorte de “cuadros políticos” e intelectuales- desde Neruda a Sartre o Merleau Ponty- fue un ejercicio intenso de inteligencia, que formó una mentalidad increíblemente hábil en el arte de la media palabra. Mientras uno se ríe de la sinceridad cruda, de la elemental perversión del pensamiento de derecha, debe aceptar que la sutil dialéctica de un cuadro de izquierda, el arte del ocultamiento, alcanza niveles casi sobrehumanos: una inteligencia discursiva impecable que solo deja adivinar en pliegues casi imperceptibles el otro lado, el lado oscuro de la Revolución (el GULAG detrás del Congreso por la Paz; los fusilamientos decretados a los apurones en Las Habana de 1960 detrás de la epopeya de la rebelion contra el tirano Batista ; las “hazañas” revolucionarias de Sendero Luminoso o FARC asesinando campesinos, narcotraficando cocaína o secuestrando gente común, tras sus consignas liberadoras)
. La izquierda, lo que queda de ella, cada vez habla con más desparpajo, se parece más al torpe discurso de la derecha; ya casi no es necesario negar lo oscuro: se aprende a convivir con el. En este desparpajo se suma ahora el claro sesgo antijudío, ya no como acerbo de la derecha nacionalista católica y cavernaria sino de la ultra-y no tan ultra- izquierda. Sionismo, judios, Israel, son palabras soeces pronunciadas con asco en cualquier foro de la web, o en cualquier conversación privada: aun no se publican oficialmente en sus pasquines cosas tales como "haga Revolución, mate a un judio sionista", pero falta poco.
Los jóvenes izquierdistas del siglo 21, a diferencia nuestra, ya han asumido el discurso elemental desde el origen: ya no se entretienen buscando explicaciones sutiles. Nada hay que explicar, solo gritar muy fuerte para asustar al enemigo:¡¡¡ cómo se parecen!!!
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