domingo, agosto 29, 2010

Bicentenario de Alberdi



El Padre Fundador de la Argentina moderna nació con el país, en 1810.
Si San Martín fue el padre de la Independencia, Alberdi fue el padre de la Constitución. Ambos deberían compartir el "altar" de la patria, pero mientras el primero fue funcional a los aires patrioticos de la corporación militar, Alberdi fue un olvidado. ¿Quien sabe donde descansan sus restos? Nadie lee sus libros, que conservan después de siglo y medio un fuerte sabor de actualidad.
Denunció al Estado Colonial y su continuidad "criolla" -Dr. Francia, Rosas-. Denunció el crímen de la guerra y el militarismo. Denunció el uso de la palabra "Patria" para engordar al Gobierno y esclavizar a los ciudadanos. Hizo una crítica liberal de la Revolución Francesa:
" Sabido es que la Revolución Francesa, que sirvió a todas las libertades, desconoció y persiguió la libertad de comercio (...)Por resultado de ese sistema [el bloqueo continental de Napoleón]la industria europea se acostumbró a vivir de protección, de tarifas y prohibiciones".
Se definió claramente por la libertad de mercado:
Esa escuela (el mercantilismo) perteneciente a la infancia de la economía, contemporánea del mayor despotismo político en los países de su origen galo-español. representa la intervención limitada y despótica de la ley en el ejercicio de la industria. A esta escuela se aproxima la economía socialista de nuestros días, que ha enseñado y pedido la intervención del Estado en la organización de la industria, sobre bases de un nuevo orden social más favorable a la condición del mayor número. Por motivos y con fines diversos, ellas se dan la mano en su tendencia a limitar la libertad del individuo en la producción, posesión y distribución de la riqueza.
Estas dos escuelas son opuestas a la doctrina económica en que descansa la Constitución argentina."


"Nuestra revolución abrazó la libertad económica, porque ella es el manantial que la ciencia reconoce a la riqueza de las naciones; porque la libertad convenía esencialmente a las necesidades de la desierta República Argentina, que debe atraer con ella la población, los capitales, las industrias de que carece hasta hoy con riesgo de su independencia y libertad, expuestas siempre a perderse para el país, en el mismo escollo en que España perdió su señorío: - en la miseria y pobreza.


Para alcanzar el goce de esos bienes, ¿qué ha hecho la Constitución argentina? Estudiar y darse cuenta de los manantiales de la riqueza; y guiada por los consejos de la ciencia, que ha demostrado y señalado la naturaleza y lugar de esos orígenes, rodear de garantías y seguridades su curso espontáneo y natural.
"En efecto, ¿quién hace la riqueza? ¿Es la riqueza obra del gobierno? ¿Se decreta la riqueza? El gobierno tiene el poder de estorbar o ayudar a su producción, pero no es obra suya la creación de la riqueza.
"La riqueza, es hija del trabajo, del capital y de la tierra; y como estas fuerzas, consideradas como instrumentos de producción, no son más que facultades que el hombre pone en ejercicio para crear los medios de satisfacer las. necesidades de su naturaleza, la riqueza es obra del hombre, impuesta por el instinto de su conservación y mejora, y obtenida por las facultades de que se halla dotado para llenar su destino en el mundo.

En este sentido, ¿qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro; que no le haga sombra. Asegurar una entera libertad al uso de las facultades productivas del hombre; no excluir de esa libertad a ninguno, lo que constituye la igualdad civila de todos los habitantes; proteger y asegurar a cada uno los resultados y frutos de su industria: he ahí toda la obra de la ley en la creación de la riqueza. Toda la gloria de Adam Smith, el Hornero de la verdadera economía, descansa en haber demostrado lo que otros habían sentido, - que el trabajo libre es el principio vital de las riquezas.


Claro, no?

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