Hoy Hamas asesinó a dos parejas judías en Israel. Asesinó, de paso, al bebé aun no nacido de una de ellas. El mundo, obviamente, ha visto cosas peores. Pero no quisiera que el fárrago de desgracias nos haga olvidar esta inmolación, a días de que comiencen las conversaciones de paz entre palestinos e israelíes.
Es tan obvia la conexión entre ambos hechos, que no hay que ser un gran analista para concluir que este asesinato es un intento de Hamas por sabotear esas conversaciones nonatas. Matarlas antes que nazcan, como al bebé israelí: matándolo exponen con toda claridad su objetivo.
No voy a esperar declaraciones lacrimosas de, por ejemplo, Fidel Castro o Evo Morales, siempre rápidos para justificar cualquier aberración, siempre que sea contra Israel. Sí, me gustaría que mi Gobierno- mío a pesar de todo- haga la condena oportuna (sin menciocnar, por favor, que la violencia es mala, "venga de donde venga", como advirtiendo de una posible respuesta israelí al ataque): una condena clara , precisa, corta, sin retórica, que deje claro que a pesar de los Délías y Morenos, Argentina está contra el terorismo internacional, venga de donde venga.
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