A veces Víktor Pávlovich veía los ojos opacos, llenos de sufrimiento, de alguien que conocía desde la infancia. Y no le asustaba lo que su viejo amigo le decía, sino lo que no le decía. Por supuesto Víktor Pávlovich no se atrevía a preguntarle directamente:”¿Eres un agente?¿Te han interrogado?”
Recordaba la cara de su ayudante cuando, sin reflexionar, se le había escapado la broma de que Stalin había enunciado las leyes de la gravitación antes que Newton.
- No ha dicho usted nada, no he oído nada- exclamó alegremente el joven físico.
¿Cuál era el sentido de todas aquellas bromas? Bromear, en cualquier caso, era una idiotez, como divertirse dando un manotazo a un frasco de nitroglicerina.
¡Qué poder y claridad hay en la palabra, la palabra libre y desinhibida! La palabra que se pronuncia a pesar de todos los temores.
Mucho se ha discutido sobre la definición del realismo socialista. Es un espejo al que el Partido o el gobierno pregunta: “Espejito, espejito, dí: ¿quién es el más bello de todos los reinos?” y el realismo socialista responde :”Tú, tú, Partido, gobierno, Estado, el más bello de todos los reinos”.
- Ah, queridos amigos- exclamó de repente Madiárov-, ¿os imagináis lo que es la libertad de prensa? Una hermosa mañana después de la guerra abrís el periódico y en lugar de encontrar el editorial exultante, o la habitual carta de los trabajadores al gran Stalin, o un artículo acerca de la brigada de obreros fundidores que ha trabajado un día extra en honor a las elecciones del Sóviet Supremo, o las historias sobre los trabajadores de los Estados Unidos que han acogido el nuevo año en una situación de desesperación por el paro creciente y la miseria, imaginad que encontráis…¡Información!
Empezáis a leer un artículo sobre la mala cosecha en la región de Kurks, un artículo sobre una inspección para determinar lasa condiciones de la prisión de Butirka, una discusión sobre si la construcción del canal entre el mar Blanco y el Báltico es necesaria, la noticia de que un obrero llamado Golopuzov se ha manifestado en contra de la imposición de un nuevo empréstito.
En pocas palabras, os enteráis de todo lo que pasa en el país: buenas y malas cosechas; arrebatos de entusiasmo cívico y robos a mano armada; la apertura de una nueva mina y accidente en otra mina; las discrepancias entre Molotov y Malenkov;(…) os enterais de cuantas personas se suicidaron ayer en Moscú y cuantas resultaron heridas en accidentes de tráfico y están hospitalizadas. Os enteráis de por qué no hay trigo sarraceno (…) cuantos gramos de grano conceden a los trabajadores del koljós por un día de trabajo.
Sí, y al mismo tiempo continuáis siendo verdaderos ciudadanos soviéticos.
Entráis en una librería, compráis un libro y seguís siendo ciudadanos soviéticos, leéis a filósofos americanos, ingleses, franceses, a historiadores , economistas, comentadores políticos. Distinguís por vosotros mismos en qué tienen razón y en qué se equivocan; podéis pasear por el parque solos, sin niñera.
-Por supuesto le conviene pensar que los hechos de 1937 no fueron más que “excesos” y que los crímenes cometidos durante la colectivización se debieron al “vértigo de éxito”, que vuestro gran y querido líder solo peca de una leve crueldad y ambición. Pero en realidad es todo lo contrario: la monstruosa inhumanidad de Stalin ha hecho de él el continuador de Lenin. De hecho a ustedes les gusta escribir: Stalin es el Lenin de nuestros tiempos. Ustedes creen que la miseria de los pueblos y el hecho de que los obreros estén privados de derechos no son más que elementos transitorios, dificultades del crecimiento. Ustedes son los verdaderos kulaks, los verdaderos monopolistas: el trigo que compráis a un campesino a un rublo el kilo y luego volvéis a venderle a un rublo el kilo es la base de todo el edificio soviético.(…)
Durante todo un milenio Rusia ha sido libre poco más de seis meses. Su Lenin no heredó la libertad rusa: la mató.
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