En nuestra época – quiero decir cuando éramos jóvenes y creíamos que el futuro era nuestro- Vietnam era nuestra bandera. Vietnam era el ejemplo más palmario de que el Imperialismo solo quería sojuzgar a los pueblos del tercer mundo y no dudaba en invadir y arrasar un pequeño país como Vietnam. Punto.
Pasaron cuarenta años. El artículo de Francisco Moreno que se publica en El Independent es la ventana a una realidad increíble: Vietnam está consumando una revolución capitalista , no socialista ( ver acá:
http://independent.typepad.com/elindependent/2010/02/c%C3%B3mo-se-humaniz%C3%B3-la-econom%C3%ADa-vietnamita.html)
El ícono de la revolución antiimperialista y anticapitalista está progresando a pasos agigantados justamente porque adhirió- de hecho - a la libertad de mercado a partir de los años noventa, siguiendo los pasos de China. Toda ideología consignista fue dejada de lado: un país que entregó un millón de muertos en la guerra contra EEUU no tiene ahora empacho en invitar a que Nike u otras multinacionales se instalen en su territorio.
Las cifras y hechos que presenta Moreno me llevaron a comparar algunos datos sobre la principal “variable resultado” de un sistema político: la cantidad de niños menores de un año que mueren. Ahí se termina la retórica: los países que dejan morir en masa a sus recién nacidos son países en fracaso. Y los otros, son exitosos.
Veamos los datos del sudeste asiático.
Mortalidad infantil: niños menores de un año, muertos por cada 1.000 nacidos
Los cuatro países con mayor mortalidad infantil y con peor tendencia al mejoramiento son los países cerrados al intercambio, sean “capitalistas” (Myanmar) o “socialistas” (Laos, Camboya, Corea).
En cambio los países abiertos al intercambio y la inversión externa-independientemente de que se definan como ”socialistas” o “capitalistas” - muestran un desempeño notable en la disminución de la mortalidad infantil.
Y es allí donde Vietnam brilla.
Tiene la tercera mejor tasa de mortalidad infantil de la región y una de las mejores tasas de mejoramiento (67% de disminución de la mortalidad infantil en dos décadas).
Como se ve, no se trata de “ideología” sino de pragmática: cuanto más abierto al intercambio, a la inversión, a la libertad de mercados, al fomento de la iniciativa privada, a los incentivos al riesgo empresarial, menos chicos mueren. Así de simple. Y de maravilloso: se terminan así las absurdas discusiones entre “modelos” que fomentan los ideólogos socialistas tipo Castro o Chávez: hay un único modelo para acabar con la muerte infantil: Vietnam lo aplica.
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