El domingo pasado nos reunimos los miembros de la Barra de Miramar, despues de 45 años de ausencia. Escribi un mail con estas palabras:
Creo que lo mágico es encontrarse a uno mismo viviendo durante tantos años en los recuerdos de otros. Uno -típico de la adolescencia- creía que no valía demasiado, que era torpe o tímido y que nadie reparaba en uno. Me pregunto por qué jamas se me ocurrió buscarlos, años despues, a los 20 o a los 30. Quizas por que simplemente creia que ya no existía en sus cabezas, o que solo era un vago recuerdo, insuficiente para recobrar una amistad. Pero ayer comprobé- comprobamos- que estábamos vivos en los otros y eso es como volverse a ver en un espejo que ya creíamos roto. Nos emocionó nuestro propio recuerdo de los 14 años; como dijo Alberto, pudimos hablar con nosotros mismos decadas despues. Todos quisiéramos de algun modo volver al Mickey de Miramar a tomar una coca y planear la excursion al vivero, o animarnos a decirle a alguien "queres andar conmigo?". Obviamente no podrá ser, pero el domingo recobramos algo de ese espíritu, comprobamos en carne propia que ese olvido final que es la muerte, quizas no sea tan "final", que seguimos vivos en hijos, nietos o amigos, y que la vida, solo por eso, merece ser vivida.
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