Hay mitos fundantes de la épica revolucionaria latinoamericana que hoy se comprueban falsos o, al menos, como muy borrosas aproximaciones a la verdad. Pero como lo saben muy bien los estudiosos del Mito, éstos no tienen nada que ver con la realidad. Son, en realidad, opuestos, en el sentido de que la realidad objetiva es dura de matar: no permite idealizar a nadie, ya que humanos como somos, nadie puede posar de Héroe a menos que fabrique un Relato Maravilloso de su Hazaña, escrito así, con mayúsculas.
Según el Relato iniciático, Cuba era, hacia los años cincuenta, el Lupanar del caribe, la sede de una sangrienta dictadura, el país más mísero de América, junto a Haití. En ese contexto un abogado demócrata, socialcristiano se asocia con un médico argentino, marxista, y arman la Epopeya del Granma.
El desembarco del Granma fue, es obvio, un gesta humana increíble. Su capital político continúa redituando renta política 50 años después. Aceptado el Primer Milagro- que fue verdad, no mito- aparecen el resto de los milagros revolucionarios cubanos: todos ellos Mitos alejados de cualquier compulsa con la realidad. Desde la famosa cosecha de los 10 millones de toneladas de caña, a la participación en supuestas gestas liberadoras en África o Bolivia.
Pero detengámonos en el primer capítulo de la Narración Mítica: Cuba en los cincuenta.
Cuba, para el año 50, tenía la más baja mortalidad infantil de Latinoamérica: un 35 por 1000, muy por debajo de Argentina (68) o Chile (140). Similar a la de EEUU (31)y mejor que la de Francia (60). Cuba tenía una gran cantidad de médicos, al punto que era el pais número 11 en cantidad de médicos por habitante, el primero en Latinoamérica.
Extraño, para supuestamente el país más pobre de América. Cuba no era tan pobre: tenía la misma mortalidad infantil que los EEUU y un PBI per capita similar al de Uruguay , mejor que el de Brasil; y más médicos por habitante que el resto de América latina.
Obviamente no era gracias a Batista que Cuba estaba en esos niveles de calidad de vida: había algo en la sociedad y la economía cubana que la transformaba en líder en varios atributos importantes.
Fidel Castro fue preso por el Dictador Batista: uno imagina las torturas y la gravedad de la condena por haberse levantado en armas contra el Estado cubano en 1954.
Escribió Fidel:
Comunicaron mi celda con otro departamento cuatro veces mayor y un patio grande, abierto desde las 7 am hasta las 9pm. No tenemos recuento ni formaciones en todo el día. Nos levantamos a cualquier hora, (tenemos) agua abundante, comida y ropa limpia. No sé, sin embargo, cuánto tiempo más vamos a estar en este paraíso.
(…)Como soy cocinero, de vez en cuando, me entretengo preparando algún pisto. Hace poco me mandó mi hermana desde Oriente un pequeño jamón y preparé un bistec con jalea de guayaba. También preparo espaguetis de vez en cuando, o bien tortilla de queso. Arreglé mis cosas y reina aquí el más absoluto orden. Las habitaciones del Hotel Nacional no están tan limpias. Me estoy dando dos baños obligado por el calor, cuando cojo sol por la mañana en shorts, siento el aire de mar, que me parece que estoy en una playa, luego un pequeño restaurant aquí, me voy a cenar espaguetis con calamares, bombones italianos de postre, café acabadito de colar y después un H Upman número4.
Condenado a 15 años, fue amnistiado por el dictador junto a todos sus compañeros, a los 18 meses.
Me gustaría saber si Orlando Zapata Tamayo gozaba de esas comodidades carcelarias, si podía preparar espaguetis, hacer ejercicios, bañarse dos veces al día y recibir la visita de familiares como ésta: Fidel recibe a su hijito en la cárcel:
Es obvio que el Mito se cae si estas duras – por lo consistentes, sólidas- verdades se conocen. Conviene decir que Cuba era una mísera isla explotada por las mafias norteamericanas, donde la gente moría temprano (la esperanza de vida era mejor a la de Brasil, Colombia o Chile) donde si el Dictador te apresaba, te torturaban y jamas te amnistiaban. Y así sucesivamente.
El Relato Revolucionario ha negado la persecución a homosexuales, la presión a escritores, la cárcel al escritor homosexual Reynaldo Arenas, la humillante retractación de Padilla, el cerco al primer embajador de Allende, el escritor Jorge Edwards, el apoyo a la invasión a Checoslovaquia, el apoyo a la invasión a Afganistán, el apoyo a Galtieri por lo de Malvinas, el apoyo mutuo Argentina-Cuba, hacia 1978, para evitar que la ONU husmee su política de derechos humanos, los miles de balseros huidos y los miles devorados por tiburones, los presos de conciencia (todos son llamados “mercenarios del Imperialismo”) , etc, etc. Hasta llegar a Orlando Zapata Tamayo y la represión a las Damas de Blanco: la desvergüenza de un relato que ya, por fin, puede desafiarse desde Twitter y Facebook, desde celulares filmando la verdad. Dicen los intelectuales uruguayos de izquierda en la Carta Abierta:
Preso y con prolongada condena, un “conflictivo”, a quien el gobierno cubano califica de “delincuente común” (algo sabemos de estas denominaciones desde el poder quienes vivimos las dictaduras de la seguridad nacional en el Cono Sur), hasta hace poco tiempo desconocido, se ha convertido en el más eficaz cuestionador del poder establecido. En efecto, Orlando Zapata Tamayo, un simple ciudadano con ideas propias, preso de conciencia según Amnistía Internacional (¿cuántas veces recurrimos a ella los uruguayos en los años de la dictadura?), estuvo tan dispuesto a no doblegarse que se dejó morir de hambre. No fue, por cierto, un hecho aislado, porque la posta la tomó otro “conflictivo” que va en camino de correr la misma suerte. (…)
Y entre los primeros pasos, nos parece, se encuentra uno que a quienes siempre nos hemos sentido hermanados con la suerte del pueblo cubano y respiramos en la izquierda nos resulta imperativo dar: no callar ante las repugnantes atrocidades y ponerse del lado de quienes, sin más armas que su cuerpo, reclaman legítimamente sus derechos.
Si la izquierda democrática ya repudia las “repugnantes atrocidades” del régimen cubano, es poco lo que le queda de vida al Relato Revolucionario: un soplido y toda la mentira caerá al Caribe y será devorada por los tiburones…
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