Hoy sentí una fuerte conmoción, una idea, un sentimiento, que se plasmó de pronto en mi cerebro y que estalló con toda claridad: estoy orgulloso de ser judío. Y de ser sionista, para más aclaraciones.
Me ha costado varias décadas llegar a este sentimiento: de joven la palabra “Israel” casi me causaba nauseas: me alejaba de mi soñada Revolución Mundial y sus Juventudes entusiastas (socialistas, peronistas, castristas)
Hoy, luego de un largo análisis, lecturas, charlas y reflexiones fui capaz de escribir mi “Dios es necesario” (publicado en El Independent) . Pero eso no dejaba ser de un ejercicio intelectual: hoy sentí mi judaísmo muy adentro.
Me confieso ateo, alejado de toda institución judía, con un solo amigo judío, casado con una “goy”, ignorante de literatura y costumbres judías…y sin embargo, judío. Perteneciente a una minoría imprescindible para la plasmación del mundo moderno, encargada, a veces del trabajo innoble, supeditado, lejos del bronce de la milicia o del aura santa de la Iglesia. Lejos de todo orgullo aristocrático, de familia “de abolengo”: plebeyo por los cuatro costados, con abuelos sastres y pintores de obra.
Filósofos, profetas, médicos, científicos, políticos, músicos, psicoanalistas, empresarios, ingenieros, poetas, tenderos, los judíos solo pueden desarrollarse en ambientes de paz y libertad: allí donde no hay libertad, se persigue a los judíos; allí donde hay judíos, hay libertad. Esta asociación entre judaísmo y libertad, entre judaísmo y liberalismo, entre judaísmo y libre mercado resulta intolerable para izquierdas y derechas, unidas en el común espanto, asustadas por la pervivencia de esta minoría empeñosa y remisa a humillarse ante el Poder.
1 comentario:
Parece un confesion pero inspira como un manifesto!...y admiro tu coraje y valentia para dar pasos adelante y anunciarte...pronunciarte...Bravo! Sos un verdadero luchador del espiritu!
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