viernes, enero 08, 2010

Dios es necesario

“ Nada parecía faltar al pueblo de Judá para llegar al colmo de la prosperidad, haciéndola duradera. A la holgura que le daban su libertad civil y su libertad religiosa, veía unido el bienestar que le granjeaban sus riquezas. A los frutos que le ministraban el comercio y el cultivo de las artes industriales (..) agregaba las honras y distinciones que le conquistaban a manos llenas sus grandes empresas científicas y literarias, llevadas a cabo bajos los auspicios de reyes tan gloriosos como Jaime I de Aragón y Alfonso X de Castilla. Los judíos eran grandemente útiles al Estado, no solo porque administraban sus rentas con desacostumbrada inteligencia, sino también porque acudían a su sostenimiento con tantos y tales impuestos y subsidios, que no era en verdad fácil intento el de sustituir con otras, las crecidas rentas que aquellos constituían, ora respecto de los reyes y de los próceres, ora respecto de los prelados y de los cabildos catedrales. ¿Qué pudo pues, poner en contingencia tanta prosperidad, derribando tan alto poderío y disipando tantas riquezas?”
José Amador de los Ríos, “Historia Social , Política y Religiosa de los judíos de España y Portugal”, Madrid, 1875




La ilustración, la modernidad, han querido transformar a la religión en una atadura que ha impedido la libertad del hombre, en una cadena que lo hizo esclavo de la superstición y el miedo al castigo eterno.
Hemos asimilado esta doctrina con suma facilidad. Nada más fácil que coincidir con las críticas de Russell o de Nietzsche, o Voltaire o Rousseau al ejercicio del poder clerical. Nada más absurdo y “anticristiano” que las guerras de religión, la Inquisición, y los asuntos terrenales que la Iglesia condujo durante centenares de años.
Es también evidente la lucha a muerte que la religión y la ciencia establecieron durante centenares de años, durante la cual las iglesias intentaron disminuir, condicionar, limitar el conocimiento científico en cuanto éste ponía en cuestión el dogma. Desde la Tierra como centro del universo, a la negación de la Evolución , las iglesias han actuado como permanentes amarres, pesas colocadas a la libertad de investigación.
Nadie puede negar esto. Ahora, se trata de otra cosa.

Dios es necesario
Me ha costado una vida llegar a esa conclusión.
Sabemos que Dios , Yahvé, no existe. Es científicamente un absurdo, cuando la ciencia aun no se pone de acuerdo sobre cuantos millones de universos hay, imaginar un Dios pequeño, local, barbudo, hablando hebreo. Yahvé solo puede ser un invento tribal.

Pero vaya invento.

Imaginemos el mundo sin Dios de hace tres mil años.
El individuo no existe: solo hay súbditos del rey-dios: el Faraón, el Rey Persa, los reyezuelos griegos o itálicos. No hay nada parecido a la Justicia: los súbditos pueden ser asesinados por orden del Rey sin apelación posible. Hay, si, tribunales para mediar en conflictos entre súbditos, pero el Estado-Rey-Dios es un sujeto no judiciable: la encarnación de Dios y Supremo Juez.
No hay nada parecido a propiedad privada en Egipto: todos los inmuebles son del Faraón, el cual puede donar alguna propiedad a destacados nobles o altos funcionarios del estado, a modo de premio por servicios prestados.
Pero para el pueblo no hay propiedad de tierras laborables o viviendas, los hijos nada heredan de los padres, no hay posibilidad de mejorar y heredar la tierra.
Hay Faraones “buenos”, generosos, que tratan de atenuar los sufrimientos del pueblo, pero los hay sádicos y violentos. Todo depende del arbitrio de cada Rey: nada está pautado o limitado. No hay Ley suprema por encima del Faraón.
En ese contexto ominoso, donde la persona no tiene valor frente al poder del Estado, nace Yahvé.
Un conjunto de tradiciones se unifican en la escritura de una narración primigenia, original, en la que se describe la compleja relación entre un Pueblo y su Dios. A cambio de su protección, el Pueblo debe obedecer ciertas leyes que consisten básicamente en morigerar la carga violenta de los seres humanos, a fin de facilitar la convivencia pacífica con el resto de la comunidad. En vez de apelar al expediente punitivo (la fuerza del estado aplicada a los que transgreden la ley) esta doctrina se basa en educar a la gente en el respeto a las leyes, de modo que su cumplimiento sea espontáneo y no producto del temor.
En vez de investir a un Rey con el poder de vida o muerte, se instituye un Rey virtual - Yahvé- invisible, inescrutable, poderoso, pero justo. Se libera al pueblo de la opresión del Estado y , en cambio, se eleva a los altares la responsabilidad individual y el gobierno de los Jueces, llamados no a hacer respetar la voluntad del Rey, sino a evitar que la voluntad de uno afecte los derechos de otros.
Para “convencer” al pueblo de las bondades de tal sistema, hay que inventar un Dios poderoso y temible, capaz de generar miedo entre los enemigos del Pueblo: el Terrible Yahvé.

El primer manifiesto libertario que limita el poder del Rey es éste, escrito dos mil años antes de la Carta Magna inglesa:

" Samuel repitió todas estas palabras de Yahvé al pueblo que le pedía un rey diciendo: He aquí el fuero del rey que va a reinar sobre vosotros.
Tomará vuestros hijos y los destinará a sus carros y sus caballos y tendrán que correr delante de su carro. Los empleará como jefes de mil y jefes de cincuenta; les hará labrar sus campos, segar su cosecha, fabricar sus armas de guerra y los arreos de sus carros. Tomará vuestras hijas para perfumistas, cocineras y panaderas. Tomará vuestros campos, vuestras viñas y vuestros mejores olivares y se los dará a sus servidores. Tomará el diezmo de vuestros cultivos y vuestras viñas para dárselo a sus eunucos y a sus servidores. Tomará vuestros criados y criadas, y vuestros mejores bueyes y asnos y les hará trabajar para él. Sacará el diezmo de vuestros rebaños y vosotros mismos seréis sus esclavos. Ese día os lamentaréis a causa del rey que os habéis elegido, pero entonces Yahvé no os responderá"

El pueblo no quiso escuchar a Samuel y dijo " ¡No! Tendremos un rey y nosotros seremos como los demás pueblos: nuestro rey nos juzgará, irá al frente de nosotros y combatirá nuestros combates"

"Me habéis dicho "que reine un rey sobre nosotros" siendo así que vuestro rey es Yahvé, Dios vuestro. Aquí tenéis ahora el rey que os habéis elegido. Yahvé ha establecido un rey sobre vosotros. Si teméis a Yahvé y le servís, si escucháis su voz y no os rebeláis contra las órdenes de Yahvé; si vosotros y el rey que reine sobre vosotros seguís a Yahvé vuestro Dios, está bien. Pero si no escucháis la voz de Yahvé, si os rebeláis contra las órdenes de de Yahvé, entonces la mano de Yahvé pesará sobre vosotros."


El Éxodo tiene un significado fundante para el pueblo de Israel. Porque libera al pueblo de la esclavitud en Egipto, pero - quizás más importante aun- libera al pueblo de la tentación del ídolo- o sea de los “dioses” que sirven al Rey circunstancial- y lo enfrentan en un pacto personal, con Dios, o sea con la fuente de la Ley (Torá).
La Ley adquiere así carácter divino y permanente, por fuera de las querellas humanas. Y de esa Ley se desprenden las “interpretaciones de la Ley”: las infinitas adaptaciones, matices, sutilezas, cambios de punto de vista que hacen que la obra de Dios no fuese una y única para toda la eternidad, sino que constituya el puntapié para que los hombres- cada hombre, en particular- protagonice su propia búsqueda.
La relación con Dios se hace personal y activa.
La Ley no se limita al Decálogo, sino que abarca infinidad de acciones de la vida cotidiana.

- “Cuando compres un esclavo hebreo servirá seis años, y el séptimo quedara libre sin pagar rescate”
- “Si un hombre hiere a su siervo en el ojo y le deja tuerto, le dará libertad en compensación del ojo”
- “Si un hombre roba un buey o una oveja y los mata o los vende, pagará cinco bueyes por el buey, y cuatro ovejas por la oveja”
- “Si un hombre causa daño en un campo dejando suelto su ganado para que pazca en campo ajeno, restituirá con lo mejor de su propio campo y lo mejor de su propia viña”
- “No maltrataras al forastero, pues forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto”
- “No vejaras a viuda y a huérfano”
- “Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, no le exigiréis interés”
- “Aléjate de causas mentirosas, no quites la vida al inocente, y no absuelvas al malvado”
- “Ponte en pie ante las canas y honra el rostro del anciano”
- “No cometáis injusticia en los juicios, ni en las medidas de longitud, de peso o de capacidad: tened balanza justa, peso justo, y sexario justo.”
- "No oprimirás a tu prójimo, ni lo despojarás. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente"
- " NO andes difamando entre los tuyos, no demandes contra la vida de tu prójimo"
- " NO te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo"
- " Amarás a tu prójimo como a ti mismo"

Hay varias leyes que tiene enorme significación actual

- “No sigas a la mayoría para hacer el mal, ni te inclines en un proceso por la mayoría en contra de la justicia”
O sea, el criterio de la mayoría jamás puede prevalecer por sobre el de la Justicia. No hay “valor” en lo mayoritario, solo hay “valor” en lo justo. Una vacuna para la tiranía demagógica…

- “Siendo juez no hagas injusticia, no por favor del pobre ni por respeto al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo”
Justicia, justicia perseguirás…

- “No recibas regalos, porque el regalo ciega a los perspicaces y pervierte las causas justas”
La corrupción anida en los regalos a los que tienen poder.

- “Si encuentras el buey de tu enemigo, se lo llevarás. Si ves caído bajo la carga el asno del que te aborrece, no rehúses tu ayuda”
O sea: la justicia siempre, incluso para los que te aborrecen

-“Al forastero que resida junto a ti no lo molestéis, le miraréis como a uno de vuestro pueblo y lo amarás como a ti mismo; porque forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto”
Esta es la norma básica que permite los intercambios entre pueblos distintos, la base del comercio internacional.

O sea: se trata de normas prácticas para garantizar la justicia, la moralidad, el respeto a la propiedad, el respeto a los ancianos, la no explotación del esclavo, del siervo o del extranjero, la sexualidad compatible con la continuidad de las relaciones comunitarias, el culto.
Entender estas normas en un contexto absolutamente a-moral como el del Faraón o el de Babilonia sirve para comprender la fuerza y la originalidad del mensaje que encierra la Alianza entre Yahvé y su pueblo: ni el Rey ni nadie puede esclavizar, violar, apartarse de la justicia, oprimir al extranjero, despreciar a la viuda, violar la propiedad de sus vecinos, no responder por los robos o ultrajes realizados. Los hombres debemos apegarnos a un código moral, que es el único que asegura nuestra supervivencia y crecimiento como seres humanos.
Los judíos pusieron así los dos cimientos donde creció la libertad: la idea monoteísta de un dios supremo, ante el cual la autoridad del rey se disuelve, y la convicción de que hay una “tradición”, un cuerpo de normas que evolucionan lentamente, para sustentar el cambio.
Es que un Dios individual, que puede ser conocido personalmente por cada creyente, al cual se le dedica un día (un shabat libre de reyes y patrones), un Dios que limita al Rey – que solo es un humano más- es una idea sencillamente revolucionaria. Demasiado para ser adoptada: el estado judío se hundió en la nada y con él esta raíz de libertad, recuperada siglos después.
¿No será éste el trasfondo histórico, la razón profunda que hay detrás del obstinado odio al judío por parte del Faraón, ya que ese pueblo le recuerda que su poder es limitado por una Ley divina, que el es solo hombre, no semidiós, ni Caudillo, ni Líder, ni Fuhrer, ni Duce, ni Conductor, ni Jefe, ni Comandante?
¿No será que el odio al judío esconde el temor a la lectura individual de la Ley que cada judío hace, porque sabe leer desde hace tres mil años?
¿No será que el rechazo al judío es a la riqueza lograda por pura capacidad de gestión, sin depender de prerrogativas de sangre o de uso del Estado como botín?
¿No será, en definitiva, que el odio al judío es otra manera de odiar la libertad?
Como dice un ideólogo católico:

" Los judíos dominan a nuestros gobiernos como los acreedores a sus deudores. Y esta dominación se hace sentir en la política internacional de los pueblos, en la política interna de los partidos, en la orientación económica de los países; esta dominación se hace sentir en los ministerios de Instrucción Pública, en los planes de enseñanza, en la formación de los maestros, en la mentalidad de los universitarios; el dominio judío se ejerce sobre la banca y sobre los consorcios financieros, y todo el complicado mecanismo del oro, de las divisas, de los pagos, se desenvuelve irremediablemente bajo este poderoso dominio; los judíos dominan las agencias de información mundial, los rotativos, las revistas, los folletos, de suerte que la masa de gente va forjando su mentalidad de acuerdo a moldes judaicos; los judíos dominan en el amplio sector de las diversiones, y así ellos imponen las modas, controlan los lupanares, monopolizan el cine y las estaciones de radio, de modo que las costumbres de los cristianos se van modelando de acuerdo a sus imposiciones.
¿Dónde no domina el judío? Aquí, en nuestro país, ¿qué punto vital hay de nuestra zona donde el judío no se esté beneficiando con lo mejor de nuestra riqueza al mismo tiempo que está envenenando nuestro pueblo con lo más nefasto de las ideas y diversiones? Buenos Aires, esta gran Babilonia, nos ofrece un ejemplo típico. Cada día es mayor su progreso, cada día es mayor también en ella el poder judaico. Los judíos controlan aquí nuestro dinero, nuestro trigo, nuestro maíz, nuestro lino, nuestras carnes, nuestro pan, nuestra leche, nuestras incipientes industrias, todo cuanto puede reportar utilidad, y al mismo tiempo son ellos quienes siembran y fomentan las ideas disolventes contra nuestra Religión, contra nuestra Patria y contra nuestros Hogares; son ellos quienes fomentan el odio entre patrones y obreros cristianos, entre burgueses y proletarios; son ellos los más apasionados agentes del socialismo y comunismo; son ellos los más poderosos capitalistas de cuanto dáncing y cabaret infecta la ciudad. Diríase que todo el dinero que nos arrebatan los judíos de la fertilidad de nuestro suelo y del trabajo de nuestros brazos será luego invertido en envenenar nuestras inteligencias Y lo que aquí observamos se observa en todo lugar y tiempo. Siempre el judío, llevado por el frenesí de la dominación mundial, arrebata las riquezas de los pueblos y siembra la desolación. Dos mil años lleva en esta tarea la tenacidad de su raza, y ahora está a punto de lograr una efectiva dominación universal.

(Julio Meinville. Prologo de "El Judío en el misterio de la Historia". Buenos Aires 1936)

Cuatro años después de escrita esta advertencia- “ ahora esta a punto de lograr una efectiva dominación mundial”-, sobrevino Auschwitz…

Esta visión absurda, la “conspiración judía” no debe ser corregida por una visión opuesta, idílica, del judío dedicado mansamente a sus menesteres. Si así hubiera sido, no hubiera sobrevivido. El judío ha sobrevivido sobre la base de desarrollar órdenes superiores de actividad (ciencia, tecnología, administración, planeamiento, creatividad), capaces de superar la contingencia sobre la base de adaptarse a la demanda del poder, para no caer bajo su peso. Un trabajo poco agradable, riesgoso, pero el único posible dada la infinita capacidad de daño de sus enemigos.
Cuando ese equilibrio se rompe la pregunta de Amador de los Ríos queda sin repuesta (“¿Qué pudo pues, poner en contingencia tanta prosperidad, derribando tan alto poderío y disipando tantas riquezas?”) Entonces el costo humano es inconmensurable. Peste Negra en Europa: la mitad de los judíos asesinados; España 1391: un tercio de los judíos asesinados; España 1492: la mitad de los judíos expulsados; Europa, 1942: dos tercios de los judíos europeos asesinados. Medio Oriente: amenaza de Irán, Hamas y Hezboláh: destruir Israel, hacer desaparecer a los judíos.

1 comentario:

esteban dijo...

Mi hermano Gustavo me envía este mail (obviamente, me quiere)


Esteban,es lo más original y contundente que lei sobre religion,judaismo y antisemitismo.Esta vision del rol de la religion en la consolidacion de una sociedad primitiva está excelente,me hace reconsiderar los prejuicios obvios sobre las religiones y entender mas el antisemitismo.


Abrazo

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