Cualquiera que tenga forma puede ser definido,
y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido.
SUN BIN
Ese fue exactamente mi problema. Durante años traté de romper los límites entre mi ser y mi entorno, diluir las líneas, abrir mi piel, penetrar y ser penetrado por el exterior, romper la polaridad adentro-afuera.
Sé que algunos resultados obtuve: los centinelas del Rey me ignoraban y aprendí a traspasar los muros de la Ciudadela y observar al Rey en sus habitaciones y enterarme de los secretos en la Sala de Situación.
El problema fue que la vi, una noche de Luna llena y caí rendido ante su belleza. Era como un ángel pero lleno de deseo, para nada ingenua o pacífica. Se la veía como una yegua dispuesta a triunfar en el mundo, a ser una reina inalcanzable, una nueva Nefertiti.
Así que decidí ahí mismo tener una forma concreta, la más atractiva posible para seducirla. Me transformé en un gladiador nubio, un tipo alto y poderoso, de piel oscura y rizos plateados.
No pude ver a los centinelas que se abalanzaron sobre mí y me tienen, quizás de por vida, en esta mazmorra donde languidezco recordando su rostro.
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