DECLARACIÓN DEL PC
25 / 04 / 1976
LOS COMUNISTAS Y LA NUEVA SITUACIÓN ARGENTINA
Ayer, 24 de Marzo, las F.F.A.A. depusieron a la presidenta María E. Martínez, reemplazándola por una Junta Militar integrada por los comandantes de las tres armas. No fue un suceso inesperado. La situación había llegado a un límite extremo "que agravia a la Nación y compromete su futuro", como dice en uno de los comunicados de las F.F.A.A.
Cargan por esta situación, inmensa responsabilidad el lopezrreguismo reaccionario y su protectora María E. Martínez, que habían pisoteado el programa por el cual había votado el pueblo en 1973, y que en la etapa anterior había empezado, aunque con timidez e inconsecuencias, a realizarse. Comparten la responsabilidad jerarcas sindicales que sofocaron al movimiento obrero.
La movilización de tropas del 24 de Marzo había sido precedida de una intensa campaña que reclamaba "rectificar el rumbo". Efectivamente, era necesario y urgente cambiar el rumbo pero no en la dirección indicada por La Prensa y Clarín, por APECE (ex ACEL de infausta memoria), el MID frigerista, Alsogaray y Manrique; la alianza del poder del dinero con políticos inescrupulosos sin respaldo popular.
En víspera de los dramáticos sucesos del 24, bandas fascistas impunes asolaron con sus crímenes el país. La muerte rondaba las calles y caminos, fábricas, universidades, hospitales; penetraba en la intimidad de los hogares. Nunca se había visto en nuestro país nada tan cruel.
El P.C. siempre se pronunció contra los golpes de estado. La experiencia indica que desde 1930 los golpes de estado tuvieron por objeto defender el latifundio improductivo y aumentar el grado de dependencia del país. Esta vez, ¿se romperá esa nefasta tradición?
El P.C. está convencido de que no ha sido el golpe de estado del 24 el método más idóneo para resolver la profunda crisis política y económica, cultural y moral. Pero estamos ante una nueva realidad. Estamos ante el caso de juzgar los hechos como ellos son. Nos atendremos a los hechos y a nuestra forma de juzgarlos; su confrontación con las palabras y promesas.
Los actores de los sucesos del 24 expusieron en sus primeros documentos sus objetivos, que podríamos resumir de la siguiente manera: "...Fidelidad a la democracia representativa con justicia social; revitalizació n de las instituciones constitucionales; reafirmación del papel del control del Estado sobre aquellas ramas de la economía que hacen al desarrollo y a la defensa nacional, defensa de la capacidad de decisión nacional..." .
El P.C., aunque no comparte todos los puntos de vista expresados en los documentos oficiales, no podría estar en desacuerdo con tales enunciados, pues coinciden con puntos de su programa, que se propone el desarrollo con independencia económica; la seguridad con capacidad nacional de decisión, soberanía y justicia social. No se concibe la seguridad a la brasileña, la que MAC NAMARA propuso a los países latinoamericanos.
El triste ejemplo de Brasil; es elocuente: allí se logro la "seguridad" con injusticia social, con asesinatos y presos, con dependencia y agresividad exterior. Este camino no puede dar apariencia de fuerza a una nación intrínsecamente débil, podrida por dentro.
Subrayamos este concepto porque no se puede ignorar la aspiración estadounidense y su socio, la cúpula brasileña, a dominar la Cuenca del Plata, controlar la pampa húmeda, la costa sudatlántica y la Antártida; no se puede ignorar su apetito de petróleo de la plataforma submarina, de uranio y de otras riquezas nacionales. ¡Es inconcebible la sola idea de la Argentina factona!. Entre los objetivos expuestos por la Junta Militar está el de combatir la corrupción que pudre donde penetra; y en nuestro país ha penetrado hondo en ciertos medios. Nada tan necesario. El P.C. advierte empero el peligro de que se poden las ramas y se deje el tronco, se ataquen las consecuencias y no las causas, se quede en la superficie sin llegar a la fuente. Así se podrá castigar a un corrompido o a muchos corrompidos; pero no a erradicar la corrupción; la fuente es el cáncer del latifundio y de los monopolios internacionales.
También expuso su propósito de poner fin a la subversión. Es conocido el punto de vista del P.C. sobre las actividades de la supuesta ultraizquierda, que siempre repudió. La guerrilla se combate, sobre todo, suprimiendo las causas sociales que la generan, como se reconoce en documentos militares. Pero, ¿se sobreentiende también investigar y castigar con el máximo rigor a las bandas hasta ahora impunes de criminales fascistas?
De no ser así, además de defraudar la expectativa popular, quedaría flotando el peligro de la guerra civil. El P.C. considera que es un serio error suspender la actividad de los Partidos Políticos. Los Partidos Políticos democráticos pueden y deben, en esta nueva situación, contribuir sólidamente a encontrar las mejores soluciones, a encauzar el proceso por vía constitucional respetando los derechos del hombre y del ciudadano, sobre todo la libertad de expresión.
La opinión publica espera sean puestos en libertad todos los presos sin causas ni proceso y sea abolida la pena de muerte. La lucha por la multipartidaria ha sido un gran aporte a las soluciones nacionales. Y el hecho que se hayan podido plasmar, aunque aun de manera inconclusa, es alta expresión de la madurez política. Si la multipartidaria no pudo todavía jugar su papel es porque surgió al borde del abismo. Lo que no invalida su enorme significación política.
El P.C. considera auspicioso que la Junta Militar haya desechado una solución "Pinochetista" .
Sin embargo, nadie tiene derecho a desarmarse. En el seno de las F.F.A.A. y fuera de ellas se esconden también pinochetistas. El enemigo interno y externo está en acecho. Los imperialistas y fascistas sueñan con el pinochetazo, con un baño de sangre.
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