Carl Menger explica la cadena de valor como una relación de órdenes, desde el primero, que es el bien que directamente satisface una necesidad humana, hasta los de órdenes superiores que constituyen sus insumos, las condiciones laborales, empresariales, legales, culturales, etc. para producir determinado bien.
Esta cadena no siempre es evidente. Da el ejemplo del tabaco. Si los hombres perdieran la necesidad de fumar, no solo perdería su condición de “bien” el tabaco, sino las maquinas que elaboran los cigarrillos, las capacidades de la mano de obra especializada, las semillas de tabaco, los terrenos donde se implantan, las fábricas de cerillas, las fábricas de cajas de cerillas y todas la actividades vinculadas, como por ejemplo, el transporte y distribución, los kioscos de venta de cigarrillos, que verían arruinada su principal fuente de atracción, etc.
Es por eso que los procesos se abren en abanicos de extrema complejidad (pensemos en la cadena de valor de un automóvil: desde el caucho de sus ruedas, hasta los decenas de miles de componentes mecánicos, eléctricos, químicos, de diseño, fabricación, distribución, publicidad, venta, mantenimiento, etc.)
Esta complejidad casi inabarcable es la que intenta “planificar” el socialismo. Para ello tiene varias estrategias.
Según Menger cuatro componentes básicos tiene que tener algo para ser considerado un “bien”:
a) Que exista una necesidad humana real que deba ser satisfecha
b) Que las cualidades de cierto bien sirvan para satisfacer realmente esas necesidades
c) Que haya conocimiento de que tal bien puede satisfacer tal necesidad
d) Que haya poder de disponer del bien, que sea accesible
El socialismo opera en las cuatro áreas:
Las Necesidades: El Socialismo odia el capricho, el deseo individual. Se concentra solo en lo básico: alimentación, vestido, vivienda.Trata por lo tanto de restringir las necesidades humanas, o mejor , la “percepción” de la necesidad. De ahi la “etica socialista” del sacrificio, el ahorro, la austeridad, el miniconsumo y la critica a la “sociedad de consumo”, perversa y materialista.
Cuantas menos variedades de bienes ofrezcamos, menos cadenas de valor complejas existirán, y por lo tanto será más fácil planificar las interacciones.
La Cualidades: El socialismo trata de encontrar muchas cualidades para un solo bien, así los procesos se simplifican. Se fomenta así la “creatividad”, a fin de hallarles más usos a los escasos bienes producidos: autos de 1958 aun en funcionamiento, cortinas transformadas en vestidos, gomas de caucho en suelas de zapatos, cochecitos en colectivos sobrecargados, camisas de invierno transformadas en frescas chombas, amputándoles las mangas y así sucesivamente
El Conocimiento: el acceso a la información esta férreamente controlado. No vaya a ser que la gente se entere de que existe Internet, que existen los celulares, que existe el MP3, que existen los perfumes, la moda, el diseño, el estilo, el arte. Si evitamos que el conocimiento de bienes se haga presente, estamos evitando la tentación de demandar esos bienes, con su complicada red de recursos asociada.
El Poder acceder: La ultima muralla es el impedir el acceso al bien: los celulares en Cuba recién este año se hicieron accesibles, lo mismo que los hoteles de lujo o ciertos electrodomésticos. Lo otro es ponerlos a la venta…pero a precios prohibitivos.
El asunto es, en general, limitar la disponibilidad, variedad y complejidad de los bienes, a fin de poder planificar menos variables y poder simplificar la administración económica.
Gracias al aporte de Carl Menger, economista que fundó al Escuela Austriaca de economía hacia 1870, nos queda más claro cómo y por qué el Socialismo, a 50 años de implantarse en Cuba, no ha podido más que:
- Homogeneizar, minimizar, simplificar, limitar, podar, la variedad de bienes, para lo cual ha tenido que
- Acallar el deseo, limitar las necesidades, minimizar la gratificación, postergar las ganas,
- Evitar que se conozcan bienes, evitar la tentación de un electrodomésticos, impedir viajar al exterior, impedir Internet,
- Poner precios inalcanzables o prohibir ciertos bienes o servicios.
Gracias a ello el pueblo cubano sueña con emigrar, se escapa en embarcaciones hechas de gomas infladas, puertas, sábanas, globos aplicando así su creatividad para darle otro uso a los bienes disponibles: acceder a la libertad.
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