Algo da vueltas por mi cabeza. Me siento casi como un ejemplar único: mientras la Humanidad se emociona con el triunfo de Obama, mientras EEUU pasan en unas horas de ser el Imperio abusador e invasor a ser una maravillosa tierra de oportunidades que permite realizar lo imposible, mientras los jefazos “nacionales y populares” como Evo, Chavez o Kadafi o Ahmanijehad felicitan al ganador, mientras la presidenta le escribe a Barack hablándole de epopeyas…(en el pais al que a fin de año acusó de “basurero de la política”), mientras cambia así abrupto el libreto, yo estoy seriamente preocupado.
Obviamente, me alegro de que la realidad sea a veces tan obstinadamente clara: en Cuba jamás podría gobernar una Hilda Molina, pero en EEUU un negro, un “outsider” sí, puede. Con solo proponérselo 62 millones de personas, un presidente negro y joven cabalga ya hacia la Casa Blanca, contra aparatos, tradiciones, prejuicios y racismos. Esta clara y simple verdad jamás podrá ser enunciada por la izquierda, que necsitará alambicadas retóricas para explicar...lo inexplicable.
La democracia americana, la primera del mundo, vigente desde 1787, es la que alumbró una Declaración maravillosamente sensata, la que permitió la expresión de su pueblo, sin interrupciones cada cuatro años. Algunos parecen haberla descubierto ayer.
Dice Tocqueville “Entre los temas nuevos que , durante mi estancia en Estados Unidos , llamaron mi atención, ninguno atrajo más vivamente mis miradas que la igualdad de las condiciones”.
Eso es: igualdad de condiciones, igualdad de punto de partida, no de llegada. No “igualitarismo” demagógico, el que “le saca a los ricos para darle a los pobres”.
Vuelvo: la lección de democracia, de maravillosa creatividad, la “dinámica de los impensado” como decía un viejo periodista deportivo, la capacidad de asombro, frente a los regímenes que lo planifican todo, la achatan todo, lo agrisan, uniformizan, lo mediocrizan todo, es un contraste dramatico y hermoso, una lección que los cínicos de izquierda y derecha, los que dicen que la Democracia no sirve para nada, no podrán contradecir.
Pero.
Lo que ofrece Obama…es aire hermosamente envasado: una pura forma, una estética nueva, una promesa radiante- el cambio (a donde, para que, cómo). Ofrece un nuevo contrato entre ciudadanos y estado. Un grado más alto de democratización del sistema político americano. Todo bien.
Pero sus propuestas de gestión- las pocas que se conocen- vuelven cuarenta años atrás en la historia. Plantean cosas imposibles, tales como que las empresas estadounidenses se radiquen en territorio americano. Rechaza de hecho la apertura comercial, los tratados de libre comercio, la liberalización y propone un programa nacionalista, proteccionista, industrialista. Con algunos preocupante toques ecologistas. Parece un tardío repudio a la globalización, una vuelta a los años setenta, un capitalismo de Estado, fuertemente intervencionista, que viene a darle salud gratis a todos, seguridad social, planes sociales, becas, ayudas, exenciones, salvatajes…todo eso junto sin aumento de impuestos ni, mucho menos, reducción del gasto. Un largo catálogo de sectores seran resarcidos: jóvenes, pobres, ancianos, desocupados, inmigrantes, enfermos, mujeres abandonadas, niños con problemas. El Estado será, nuevamente, el Gran Estado Benefactor, el protector del debil y el olvidado, la burocracia niveladora que todo socialdemócrata pretende. El problema, como siempre, es el sustento de todo eso: ¿en que se basará, como se financiará tanta bondad?
No muestra Obama, además, interés alguno en temas estratégicos, más que un rápido repliegue de Irak, lo cual dará señales de debilidad a los miles de Osamas ávidos de humillar a Israel.
Mientras que el antisemitismo europeo se dispara al 46% en España o al 30% en Polonia, en EEUU solo una minoría del 9% se confiesa antisemita: ¿sabrá entender Obama esos datos, sabrá comprender esa diferencia? ¿O pretenderá pedir perdon por la audacia norteamericana de haber forzado el derrumbe soviético, el haber planteado la guerra al terrorismo islamico y la defensa estratégica de Israel?
No creo en tanta bondad. El liderazgo político, la gestión pública, es optar entre valores, y asumir el costo de la elección. No existe política que resuelva simultáneamente la competitividad, el control del gasto, no subir los impuestos y aumentar los planes sociales. No se puede hacer todo junto, simplemente. No es un problema de voluntad política, de deseos personales. Un buen señor no nos salvará de las duras leyes de la realidad. A menos que creamos que la realidad es un “plan de gobierno”, autodefinido, autosuficiente.
La realidad impone leyes, no al reves. La realidad no se construye con leyes, se construye conociendo sus leyes y operando en consecuencia. La realidad no se construye con buenos sentimientos ni con Planes Estratégicos. La actual crisis financiera: ¿en qué Plan Estratégico estaba prevista?
Esta admiración por Estados Unidos y su vibrante democracia y sus instituciones firmes, se superpone, entonces, con una sensación de malentendido, de error de cálculo.
Pero no puedo ocultarme esta desazón. Veremos.
2 comentarios:
Seu artigo foi bem apreciado em meu blog.
Saludos
Así parece,me alegro. Estamos muy movidos: Crisis internacional, Obama...demasiadas preguntas y pocas certezas. Saludos
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