Vamos a estar de luna de miel por un tiempo con el joven presidente negro de los EEUU. Su indudable simpatía, su gran capacidad retórica, el hecho de que sea negro, y joven , y “handsome” nos va a deleitar por un tiempo. Los artistas y los periodistas y los docentes (los tres sectores más influyentes de la sociedad) llenarán de alborozo sus comentarios. Al menos hasta que la magia de la campaña se disuelva y comience la diaria y compleja gestión política de la superpotencia.
¿Qué hará Barak Hussein Obama para administrar la peor crisis en 70 años? ¿Cómo hará para ceder en Irak, sin que parezca una derrota? ¿Como hará para contentar a los proteccionistas sindicatos americanos, opuestos al libre comercio y al mismo tiempo ofrecer algún alivio a los pequeños países latinoamericanos que dependen del comercio con EEUU?
Por ahora, alcemos la copa: el ejemplo de democracia que ha dado EEUU sería digno de ser imitado: meses de campanas internas y general, debates abiertos con posibilidad de repreguntas e intercambios entre los oponentes, unión de ambos a fin de apoyar el salvataje del Congreso, etc.
Que gane el mejor.
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