El punto de vista hegeliano-marxista impregna la visión de la historia que todos estudiamos o recibimos indirectamente por parte de intelectuales, profesores o divulgadores. Está asumido casi sin cuestionamientos que es la estructura material la que determina la conciencia, que la historia avanza- inexorablemente- por el desarrollo dialéctico de las contradicciones, que el interés material de las clases sociales dominantes determina el orden social y la formas de percibirlo (la ideología), de que la economía es la infraestructura que sustenta la aventura humana, de que la moral, el Derecho y el Estado son derivados de las relaciones de producción y de que, al final del camino, espera la Revolución, o sea la resolución final de todas las contradicciones, la instauración de un orden humano, sin explotadores, sin Estado, sin opresión, el Reino de la Libertad.
Hay otra visión, una visión liberal, entendida como la articulación de una serie de trabajos clave que conformaron durante siglos, ese pensamiento Esa tradición no nacio subitamente en Inglaterra y Francia, en el siglo XVIII, sino que se entronca con las tradiciones más antiguas, la Torá, el Camino del Tao y otros textos venerables: Juan de Mariana, Locke, La Boetie, etc.
De alguna manera todos estos autores señalaron la existencia de algo previo, preliminar, fundante, imprescriptible, inmodificable, universal, anterior a todo contrato y toda ley, un piso común que iguala a los seres humanos en dignidad y poder, una dignidad que nada y nadie puede violar, ni siquiera el Rey. La Humanidad aparece así como una entidad que no es medio sino fin, que no debe explicaciones a nadie, que se justifica por el solo hecho de ser (humano) : es la base de toda la construcción de un orden social alejado del poder ilimitado del tirano, sea el Rey “por gracia de Dios”, o el Presidente que se cree un iluminado de la “voluntad general”.
1 comentario:
esta bueno, pero estaria mejor si se explicara un poco mas.... besos
Publicar un comentario