Hoy el "mono Jojoy" va a tener su homenaje en Argentina. Será recordado como un "luchador popular", se olvidarán sus interminables crímenes y se mentará a la "mano oscura del Imperio" detrás de su muerte.
Hoy, otro pájaro, Apablaza, asesino en democracia de un senador "de derecha" ("se lo tenía merecido"...) respira tranquilo en este pais, abierto a homenajear y proteger a cuanto asesino ande suelto por esta América.
Quieren volver a los setenta. En esa época la guerrillla asesinó a Aramburu, a Vandor, a Alonso, a Mor Roig, a decenas de policías, sindicalistas, empresarios (Salustro por ejemplo) ante nuestro apoyo o indiferencia. "Duro, duro, duro, Vivan los Montoneros que mataron a Aramburu!" cantábamos en la Facultad, ebrios de fervor, cultores de la violencia "idealista". Había llegado "La hora del pueblo", como decía Perón, el cual no se olvidó de mandar una corona ante la muerte en un enfrentamiento, del asesino de Aramburu.
Estos ideólogos creen que la democracia retornó a Chile, a Argentina, a Uruguay gracias a la acción de las vanguardias armadas y del pueblo movilizado. Esa mentira, propia de un "Manual del Heroe Latinoamericano", desconoce absolutamente la verdad. La Democracia volvió por el desgaste interno de las dictaduras militares, por la aventura de Malvinas - acompañada por todos los que supuestamente abominan del Proceso militar- por la podredumbre política del régimen de Pinochet. Y los que volvieron fueron demócratas (Alfonsín, Aylwin,Sanguinetti) y no los "muchachos idealistas" Firmenich, Pernía y el resto.
La Democracia sudamericana no les debe nada a esos asesinos de pacotilla, niños bien - muchos de dobre apellido y origen en el nacionalismo católico de derecha- que se creyeron dueños de vida y bienes de sus supuestos enemigos.
Ahora, pareciera, vuelven. En el grito absurdo de Bonafini ("Hay que tomar el Palacio de Tribunales! Jueces turros!"), en la reivindicacion de la peor guerrilla de la histora, las FARC, en la simpatía por los "muchachos" de los setenta, en la concesión de asilo al asesino Apablaza. Vuelven cuando se reescribe la historia de los setenta o peor aun, la historia desde 1810 bajo la visión de los revisionistas pronazis (Palacio, Ibarguren y tantos otros). Vuelven cuando una importante legisladora oficialista reivindica a Stalin, cuando no condenan al regimen cubano por dejar morir a un preso político, vuelven cuando protegen a los asesinos. No matan pero apoyan a los que matan, que es casi lo mismo.
Cuando una banda de policias rasos, borrachos de violencia, se amotinan en un ejemplo típico de pais bananero, trona la condena al "Golpe" imperialista, oligarquico y - ya que estamos- de los medios, la oposición, los jueces, etc.
Cuando pierden elecciones dicen que ganaron, cuando roban, dicen que esos "errores" se compensan por la "elevación de la conciencia de las masas", cuando atacan a jueces, diarios, canales, empresarios, opositores no hacen más que ejercer su derecho a la libre expresión, dicen.
Son peligrosos porque no tienen límites: solo su propia e infinita omnipotencia.
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