No voy a intentar explicar la crisis financiera global, hecho enorme que me supera. No soy economista, aunque quisiera entender algo de esa ciencia tan necesaria como peligrosa. Solo sé que dentro del liberalismo económico hoy se tiran los trastos entre los “ austríacos” y los Chicago boys, sobre quien predijo antes la actual crisis. Esa polémica me supera.
Lo que me pone en guardia es cómo esta crisis pone tan contenta a la Presidenta. “Vieron, nos dice, que el capitalismo al que nos quieren llevar es una burbuja, inconsistente? Sigamos con lo nuestro, argentinos hasta la muerte!”
La desgraciada crisis del 30 fue la antesala de los fascismos, la consolidación del comunismo, y la extensión del keynesianismo. Produjo la más formidable invasión por parte de los politicos y su herramienta- el Estado- sobre los particulares. La nacionalización de empresas, de los sistemas bancarios y financieros, del comercio exterior, de los sistemas de salud y previsión social, la máquina inflacionaria, el abandono de la espontaneidad del mercado en pos de una planificación racionalista que a corto plazo parece funcionar y a largo nos hunde en el desempleo y la inflación, todo eso – y mucho más- fueron los frutos de la reacción antiliberal post crisis del treinta.
Cómo hacer, ahora que somos más sabios, por que sabemos como termina la película fascista, y la nazi, y la falangista, y la stalinista, y la castrista y la socialista, y la laborista y la populista, cómo hacer para que el mundo intelectual- que había empezado tibiamente a reconocer algo de esa realidad- no se abroquele en un anticapitalismo instintivo, en el reforzamiento del poder del estado, en el “salvataje” a los amigos privados en problemas. Qué batalla nos espera! Qué difícil demostrar que la culpa de esta crisis no está en los mercados libres, sino justamente en la lógica de intervención que teorizó Keynes y que conformó todo el sistema de postguerra. Diría que será casi imposible, como le fue imposible a Hayek derrotar en la polémica de los años treinta a Keynes. Aguante, entonces. Y a bancarse que bailen al son del nacionalismo más barato, del estatismo más destructor, del populismo más crudo, la “caída” del primer mundo en el lodo, entusiasmados como lobos ante la vista de la sangre.
2 comentarios:
Siempre me gustó la escultura del toro en Wall Street, símbolo de la potencia y bravura del sistema capitalista. No pusieron, por ejemplo, a Hermes, el dios del comercio, antropomorfo y con raciocinio; pusieron a un toro, a una bestia que es puro corazón y fuerza y empecinamiento. Y la metáfora es perfecta.
El toro se cayó, como lo hace una vez cada tanto. Pero es un toro, que se vuelve a levantar y vuelve a embestir como si no hubiera pasado nada.
Hay otros, a los que les jode el capitalismo, a los que les molesta el carácter ingobernable del toro, que prefieren otras metáforas. Se me ocurre la de una colonia de bacterias, que vive y no se desarrolla, simplemente está ahí y crece mientras hay alimento de sobra, se mantiene cuando empieza a escasear, y finalmente decrece y colapsa cuando se comió todo. Eso sí, todas las bacterias son iguales, y todas, todas en la colonia, comparten el destino final de morir como iguales.
Arriba el ánimo.
JL
Animo, sí. Pero solo a los ya convencidos - como vos, o como yo- esta crisis no les cambia sus convicciones. A los que están en proceso, le mueve toda la estantería. En fin, veremos hasta donde llega el temblor. Saludos
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