sábado, septiembre 13, 2008

La utopía del Padre Boff

Hace unas semanas el Padre Leonardo Boff, teólogo de la liberación y ecologista militante visitó Argentina y nos aconsejó: “hay que cerrar los ojos en los shoppings, para no caer en la tentación, arreglarse con un poco de arroz y una tela para abrigarse. Solo así se podrá salvar el mundo de la catástrofe que lo amenaza, dada la destrucción que ha hecho la tecnología”.
Puesto que esas palabras suenan como la advertencia de un sabio y como parece lógico frenar la fiebre del consumismo, hay quien apoya estas ideas, como si fueran ideas de bondad, de equilibrio, de futuro.
Yo creo que son ideas erróneas, por no adjetivarlas más duramente.
Como toda Utopía, la del Padre Boff se basa en supuestos irreales. Recordemos que la primera Utopía, la de Tomas Moro, afirmaba que con solo trabajar seis horas diarias bastaba para las necesidades de los ciudadanos de la Isla. Se supone que con solo seis horas diarias se podía desmalezar, arar, sembrar, cosechar, separar la paja del grano, la cáscara de la semilla, llevar al molino, moler, amasar, hornear, mientras otros alimentaban el ganado, lo llevaban a mejores pastos, sacaban la lana de las ovejas, la lavaban, la cardaban , la hilaban, hacían tejidos, los cortaban, los cosían, armaban las prendas, mientras otros iban a la mina, sacaban el mineral de hierro, lo acarreaban a los hornos, donde fundían el material, separaban la resaca del metal, lo templaban, lo llevaban a lo de los herreros que lo forjaban y hacían las rejas, lanzas, arados, etc., etc.
La utopía se basa en la irrealidad. Por eso, justamente, son “lugares inexistentes”, U-topos. Pero después de siglos, los utopistas – a pesar de sus reiterados fracasos- siguen ahí pululando con sus amenazas, su hermosa barba blanca y su ignorancia absoluta de las cosas del mundo.
Hay un mito sobre las utopías, como si fueran buena cosa. Se dice ”ya no hay Utopía, todo es materialismo”. Se afirma que los de la generación del setenta, “querían la Utopía” y eso los hace buenos, “más allá de sus errores”. No creo en eso, yo pertenecía a esa generación y no nos imaginábamos ninguna Utopía: éramos incapaces de imaginar el futuro, nuestro único pensamiento era “cómo tomar el Poder”, esa era la única tentación, lo único que nos mantenía despiertos en esas largas reuniones donde discutíamos tácticas de poder, nunca planes de futuro. Suponíamos que con el Poder en la mano, todo lo demás vendría por añadidura, no hacia falta reflexionar demasiado.

Entonces, veamos con más detalle esta utopía del Padre Boff, una utopía socialecologica y suavemente cristiana. Ya que la viste de los oropeles de la razonabilidad y se publica en los medios de comunicación, y nadie la cuestiona, quiero analizarla con números reales, a ver cómo funcionaría.
Boff propone un único alimento universal, el arroz. Es de suponer que puede ser trigo…o soja, según el clima.
El arroz necesita agua, mucha agua. De lluvia o bombeada. En nuestro país la mitad del arroz se produce con agua bombeada. ¿Con qué se mueven las bombas? Con combustible derivado del petróleo, gasoil. En nuestro país se necesitan 600 litros de gas oil por hectárea por año, lo equivale a unas seis mil toneladas anuales de combustible, para nuestra modesta producción. Si se ampliara el área sembrada a un millón de hectáreas, tendríamos 600 mil toneladas anuales de consumo de gasoil. Pobre ecología! El idílico mundo del Padre Boff empieza a poblarse de pozos de petróleo, acarreo en barcos petroleros, destilerías humeantes, olores insoportables, calentamiento del clima.
Sigamos.
No todos los países pueden producir arroz, o trigo o soja. ¿Qué hacen entonces esos países no-agrícolas para obtener el grano que los alimenta? Es de suponer que darán algo a cambio, es decir COMERCIARAN (el rostro de Boff se crispa ante esta palabra. Resuenan en su mente las palabras de San Agustín, recomendando que las ciudades no tengan mercaderes, no comercien, ya que el comercio es la entrada de ideas y grupos sociales disolventes)
Y ¿qué puede comerciar, por ejemplo Chile, que carece de praderas cerealeras?: cobre, o bienes manufacturados, o vino… o sea: para comer tan solo la taza de arroz diaria que recomienda Boff HAY QUE PRODUCIR BIENES INDUSTRIALES Y MATERIAS PRIMAS que se alejan del ideal agrario y ecológico de esa utopía. El mundo, a pesar de Boff - y gracias a Dios- comercia , intercambia, lo que a uno le sobra, lo cambia por lo que le falta, se teje una inmensa red de relaciones, las naciones y los pueblos toman contacto, se abren- como en este siglo- las enormes extensiones chinas, Internet nos conecta, nos permite vender y comprar. Se mejoran gracias a la odiada tecnología, la productividad agrícola, se obtienen rindes jamás vistos. Baja el número de hambrientos de 1300 millones a 600 millones en veinte años, la gente no solo puede consumir su taza diaria de arroz sino también calzado, pantalones, camisas, sobretodos, lápices , platos, manteles, cortinas, muebles, libros, arte gráfico, medicamentos, juegos, computadoras, celulares, televisión, radio, Internet, puede jugar con la computadora, armar redes sociales, aprender aragonés, usar traductores, escribir, leer, visitar la pinacoteca del Louvre, estudiar física cuántica, puede viajar en tren, auto, avión, barco, puede hacer turismo, usar hoteles, restaurantes, ir a conciertos, recitales , a pubs y teatros, cines y discotecas.
Es toda esa vida la que lastima a Boff y su ascetismo neomedieval.

8 comentarios:

Gus dijo...

‘Todo va mejor no consumiendo’, podría hasta pedirle prestado el slogan a Coca Cola don Boff. Qué hago: consumo productos o consumo preceptos personales de sabios? (‘sabio’, qué concepto en desuso)

Hasta ahora ningún producto comercial me ha hecho sentir bajo la orden de consumirlo, sólo me ha tentado alguno de vez en cuando; Boff en cambio no tienta, él parece establecer. Eso va a contrapelo de estos tiempos, la rectoría del pensamiento, de la decisión. Si lo que quiere es ‘abrirle los ojos a las personas’ hoy los métodos son otros, requieren aporte de datos y cada uno compondrá sus propias conclusiones. Dar mensajes en forma de mandamientos debe ser una deformación profesional de su parte, supongo.

Y de acuerdo contigo en las demás anotaciones, Esteban
Saludos

esteban dijo...

Es hora de denunciar a los "sabihondos" que pontifican soluciones, sin conocer cómo funciona la realidad. Basta de respetar las barbas blancas.
Saludos

Anónimo dijo...

Querido amigo:
estuve sobrevolando en algunos artículos escritos sobre o para Boff.
En realidad tendría que leer más para poder opinar en general, así que me limitaré únicamente a la referencia que haces:
"...hay que cerrar los ojos en los shoppings, para no caer en la tentación, arreglarse con un poco de arroz y una tela para abrigarse. Solo así se podrá salvar el mundo de la catástrofe que lo amenaza, dada la destrucción que ha hecho la tecnología"·

Bueno... creo yo que le dedicaste demasiado tiempo y esfuerzo para criticar esto que es, por cierto, de una pobreza franciscana para hacer honor al origen del autor de la frase. Pero pobreza franciscana mental.

En el mundo no se avecina ninguna catástrofe y mucho menos provocada por la tecnología. La tecnología por si sola no ha provocado nada nunca, sino el uso que se haga de ella. Es cierto que en pasado se cometieron errores y se siguen comentiendo, posiblemente se seguirán comentiendo, pero si de algo puedo estar seguro es que no hay catástrofe que se avecina.

Lo que expresa la frase, como bien dices, no es más que una utopía, y como dice Zorrilla, utopía no es más que la simplificación de la realidad. En este caso hasta la sobresimplificación. Si me permites agregar algo a tus comentarios... asumamos que la referencia la arroz sea algo genérico y se refiera a granos en general. Sea como sea hay plantarlos, cosecharlos, tratar que la cosecha no se pierda por razones naturales o biológicas. Para todo eso se requiere mucha otra actividad relacionada... salvo que prefiera que volvamos a plantar con un palo, o peor aún, que nos volvamos recolectores. Esa sería la única manera de satisfacer la utopía de este tipo de personas, con lo cual tal vez pueda haber en la tierra unos 10 o 12 millones de personas, con suerte, que podrán vivir, con mucha suerte, hasta los 30 años. En un mundo como el que este personaje predica que debe ser, lo más probable es que no estuviese vivo a la edad que tiene.

Anónimo dijo...

Perdón, en realidad resulté repetitivo de tu propia línea de pensamiento y no aporté nada. Cuando copié la frase para tenerla presente me surgieron otros temas, pero en realidad quería acercarme un poco por el humor.

Dice que comamos arroz, pero no dice si en un plato, en una escudilla de barro o con las manos. Asumamos, por lo que expresa que tenemos que tender a la sencillez más absoluta. Entonces no usaremos nada que haya sido fabricado a partir de extraer materiales arcillosos, darle forma, moldearlo, cocinarlos en hornos y simplemente dejado secar al sol (para no gastar, vio??). Comamos entonces con los dedos, ahora con la mugre y pegote que nos va a quedar, nos limpiamos en el trapo que nos cubre, en la tierra o con un jabón? De nuevo, jabón ni lo sueñes, así que viviremos cada vez más mugrientos. Y ni que hablar de potabilizar el agua ya que se hace utilizando ciertos métodos conocidos y desarrolados por la investigación y la tecnología permitió la fabricación de máquinas y bombas para todo el proceso. Así que no vamos tener agua potable. Bebamos de los manantiales... si tenemos suerte de encontrar uno. Si no bebamos de los ríos, pero aconsejo hervirla antes... Ops... pero donde la hiervo? En la olla de barro que no pude hacer y menos en la metal que tengo pues no conozco (y si conozco, no debo) como hacer?

Aquí me parece que va surgiendo el tema de trasfondo: el conocimiento, y la habilidad que desarrolló la humanidad para crecer y mejorar a paso de gigante a partir de la adquisición de ese conocimiento.

esteban dijo...

En realidad la utopia de Boff para lo unico que sirve es como recordatorio de que ciertas ideas "progresistas" son esencialmente "regresistas".
Toda la actividad económica está tan imbricada, tantos millones de personas elaboraron ese lápiz en el que escribis tus utopías, Boff, que asombra tu ignorancia , y la de los periodistas que publican -admirados- tus delirios.
Saludos , Luis

Orlando Tambosi dijo...

Boff é filhote da "teologia da libertação". O que escreve, em jornais brasileiros, lembra a New Age. É um enganador. Sua utopia é regressiva.

Saludos

Eduardo Ferreyra dijo...

Querido Esteban

Gracias por el link a esta monología sobre el Padre “Bofe” que, si me das tu permiso, me gustaría publicarla en nuestro sitio de Mitos y Fraudes en la Ecología.

¿Será la edad? Pero cada vez me vuelvo más fundamentalista a la hora de combatir a la estupidez humana. Si de mí dependiese, el Bofe estaría internado en un asilo de insanos tejiendo canastas de mimbre, aislado de la sociedad a la que quiere ver destruida para reemplazarla por una sociedad de simios con chombas rojas, reverenciando al Emperador de Chavezuela.

No se si Bofe recuerda la historia que ha vivido, o si sus tíos murieron de tuberculosis en los años 40 (como le pasó a un par de los míos) porque no existían los antibióticos. O si se ha dado cuenta de que lo mismo le sigue pasando a millones en los países más miserables de la Tierra, donde sus maestros del Club de Roma no se han preocupado de echarles una mano sino que se ocuparon de prohibir al DDT y permitir el retorno del paludismo, que mata a un niño cada 30 segundos.

Hay millones de personajes como este que hacen de la hipocresía una carrera de enorme éxito, y algunos hasta reciben Premios Nóbel de la Paz y organizan conciertos mundiales para “salvar al planeta”. Tenemos que salvarlo, sí, pero de esta clase de locos que en el momento menos pensado nos regalarán con una organización social que ni siquiera Orwell pudo soñar en su peor pesadilla.

Gracias de nuevo y un fuerte abrazo,

Eduardo

esteban dijo...

Guau! genial tu comentario! Claro que me gustaría que publiques mi artículo (confieso que nunca había leído a Boff ni lo había visto...hasta hace un mes, que anduvo de visita, pontificando ) Bueno, la lucha es mucha...Me siento perteneciente a una minúscula cofradía, un club pequeño, de los que creemos aun en la libertad, incluyendo la de mercado (que mala palabra esa, ahora que se cae Wall Street!) , los que huimos de las bondades de la ecología, del feminismo, del postmodernismo , etc. Saludos!
Esteban

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