Quizas esta es la Revolución. La mítica y fantaseada Revolución que cambia en un instante la realidad. Un cataclismo, una catarsis , un grito colectivo, un gesto de multitudes. Un giro irreversible.
Pero ésta no es la que soñábamos de adolescentes. Ésta no viene a abolir la propiedad privada y el mercado libre sino a fortalecerlos frente al avance imparable, totalitario de la política, o sea, de la capacidad de manejar el Estado, en contra de la sociedad civil. La Revolución ya no es contra los ricos, sino contra el Estado administrado por los políticos. Un Estado que se cree con el poder de “redistribuir”, o sea sacarles a unos para darle a otros, quedándose con el vuelto.
Es una Revolución asentada allí donde el estado casi no existe, donde no es posible enviar a los mazorqueros D Elía y Moyano: cualquier pueblo, en cualquier ruta, en cualquier kilómetro. En el puro territorio, en la geografía : allí donde la política y sus planificadores solo ven un vacío, ahí hay vida, broncas y planes. Ahí donde no se puede “operar”, o sea manipular a través de medios de comunicación. Nadie imagina al canal CV5 intentando manipular una asamblea en Curuzú Cuatiá o en Ameghino. No les alcanza, no pueden. Lo pueden en un estado centralizado, con una única Ciudad, que es su ideal: tomando en centro del centro, tengo el Todo. Pero un país desgranándose en decenas de miles de kilómetros de rutas y cientos de parajes, es difícil. De ahí el sueño centralista de los estatistas: un solo Estado, una sola Ciudad, un solo Poder a conquistar.
Pero el campo les dio vuelta la tortilla. Nos la dio vuelta, digo, porque como urbanos que somos, nunca supimos que era lo que se cocía en esas soledades.
Es algo parecido a una revolución porque organiza el territorio ignoto para el Gobierno de la Metrópoli, impone horarios y condiciones inmanejables para punteros de barrio, se comunica por SMS, por foros, emails, diarios on line: o sea por todas las herramientas que la tecnología de información desarrolló- la que desmontó el esquema UN MEDIO EMITE PARA MUCHOS y creó un esquema MUCHOS MEDIOS EMITEN PARA POCOS - . Entonces, a través de medios descentralizados y sin control estatal, esparcidos por dos millones de kilómetros cuadrados y cientos de pueblos esa gente extraña (los “piquetes de la abundancia” les disparó la Presidente), que no frecuenta la política, ni los medios, que habla cerrado y se calza boina empezó a moverse. Dicen que vendrán a la Capital, al Centro para exhibir su nuevo poder, inmanejable desde el Poder. Será un lindo espectáculo, creo. Una Revolución, quizás, ignorada, sin profetas, ni intelectuales que la decodifiquen, sin retórica ni discurso: puro gesto. ¿Será una cita con la Historia o solo una anécdota interesante? Veremos.
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