No se si Olmert resistirá o renunciará, ni me interesa, realmente. A mi me interesan los mecanismos de corrección que construye la democracia, no la obcecación en el error que algunos políticos muestran. Cuando me dicen “las instituciones estan por sobre los hombres”, yo, argentino, me encojo los hombros y sonrío con pena (“qué instituciones”, pienso).
Supongamos este escenario.
Chávez lanza una guerra a
El Presidente Chávez nombra una Comisión Investigadora a cargo de un Juez ya jubilado y le da todos los medios para que investigue los eventuales errores cometidos por Venezuela en esa guerra. A los seis meses,
Los propios ministros de Chávez piden su dimisión, y una multitud de 200,000 personas apoya ese pedido.
Imposible, ¿no?
O imaginar que semejante mecanismo se hubiera aplicado en el Irak de Saddam, cuando éste perdió la guerra con Irán, a un costo de 500 mil muertos.
Es inimaginable que los regímenes autoritarios o populistas se permitan semejante grado de autocrítica y que exista la posibilidad de ejercer un control efectivo sobre el gobierno.
La pregunta de Popper sigue siendo la crucial “¿como podemos organizar nuestras instituciones políticas de forma que los gobernantes malos o incompetentes (a los cuales, por supuesto, hemos tratado de intentar evitar, pero que de todos modos podemos tener) nos causen solo el mínimo daño?”
Israel esta encontrando una respuesta en el caso Olmert. Aleluya.