"Socialismo significa justicia social e igualdad, pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no es igualitarismo. Esto [el igualitarismo] es una forma de explotación, la del buen trabajador a manos de quien no lo es, del buen trabajador por el vago" (Raul Castro)
Esta frase la podría firmar Hayek o Popper, o cualquier otro teórico liberal.
La misión del Estado no es "redistribuir la riqueza" sino garantizar la igualdad de oportunidades. Ese es el credo liberal, ese es mi credo y, parece ser, el recientemente adquirido credo de Raul Castro.
Redistribuir riquezas es igualitarismo: dar a todos por igual, independientemente de su capacidad, de su aporte a la creacion de valor, independientemente de sus ganas, de su inciativa, de su creatividad, de su sacrificio personal. Es hundir a todos, nivelar por lo bajo (como dice Raul: "es una forma de explotación...del buen trabajador por el vago").
Es casi revolucionario leer estos conceptos de parte de quien co-gobernó durante medio siglo un proceso que se fundó justamente en el igualitarismo, la nivelación para abajo. Era hora de que reconociera el fracaso histórico de ese "buenismo" que implica que en la actualidad Cuba importe alimentos, racione, limite la compra de bienes, y la gente tenga un salario promedio equivalente a 17 dólares.
¿Es un signo de cambio? Creo que si, que la cabeza politica de Raul- fuera del misticismo revolucionario de raíz jesuítica de Fidel- está comprendiendo que ciertas verdades fueron finalmente trágicas mentiras, que la justicia social no debe estar reñida con la productividad y el aliciente a invertir y trabajar.
No somos mejores dirigentes porque "distribuimos", sino porque hacemos que nuestra sociedad sea más productiva, genere más riqueza y más esperanza.
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