Ninguna clase ha sido tan descalificada como la clase media, en este país. Desde el humorístico “clase media…estúpida”, a la referencia a los “sectores medios” que se dejan arrastrar por el discurso de los medios opositores.
Como dicen los intelectuales orgánicos del kirchnerismo en su Carta Abierta:
“ Pero se trata, sí, de reconocer en los medios masivos a los operadores privilegiados del modo en el que se articulan y escanden discursos de amplia circulación social. Pero no discursos cualesquiera. Porque se trata de reconocer, en fin, su capacidad para recoger, organizar y devolver legitimadas, en especial, las formas más maniqueas, más silvestres y más ansiógenas del propio sentido común de las capas medias y sus elementales fantasmas. Esta es la lógica de los medios masivos y, en particular, de los audiovisuales” (…)
“Un intenso intercambio simbólico viene a sellar así la alianza entre la nueva derecha, los medios de comunicación hegemónicos y el “sentido común” más ramplón que atraviesa a vastos estratos de las capas medias urbanas y rurales del que tampoco es ajeno un mundo popular permanentemente hostigado por esas discursividades dominantes.”
O sea, la clase media es: ansiógena, maniquea, silvestre, y tiene elementales fantasmas. Es ramplona y está aliada a la nueva derecha.
Como me dijo un intelectual peronista, “no me molesta que la clase media deje de apoyar al gobierno, que se joda”
Sería bueno saber a qué clase, exactamente, pertenecen los mil intelectuales que firman la carta abierta: seguramente NO son la quintaesencia del proletariado, de la clase trabajadora, aunque quisieran serlo.
Ellos, obviamente, prefieren el viejo país federal, anterior al “desastre liberal” de la generación del ochenta. Prefieren un 14% de sectores medios (Censo de 1867) y no el 42% que registra el Censo de 1914.
Prefieren una clase alta de caudillos federales y funcionarios, que desprecien el comercio y el intercambio exterior , junto a un 90% de “clase trabajadora”.
Y eso a pesar del sentido común de Aristóteles quien hace dos mil años decía cosas como esta
“Ahora bien, la clase media, más que otra alguna tiene esta composición, por lo cual la ciudad fundada en dicha clase será la mejor organizada en lo que respecta a los elementos naturales que en nuestro concepto constituyen la ciudad. Y esta clase de ciudadanos es también la que tiene mayor estabilidad en las ciudades, pues ni codician como los pobres los bienes ajenos, ni lo suyo es codiciado por otros como los pobres codician lo de los ricos; y así,
por no asechar a otros ni ser a su vez objeto de asechanzas, viven una vida
exenta de peligros.
(…)
Es manifiesto, por tanto, que la comunidad política administrada por la clase media es la mejor, y que pueden gobernarse bien las ciudades en las cuales la clase media es numerosa y más fuerte, si es posible, que las otras dos clases juntas, o por lo menos que cada una de ellas, pues así, sumándose a cualquiera de ellas, inclina la balanza e impide los excesos de los partidos contrarios. De aquí que la mayor fortuna para una ciudad consiste en que sus miembros tengan un patrimonio moderado, y suficiente, ya que donde unos poseen en demasía y otros nada, vendrá o la democracia extrema o la oligarquía pura, o bien aún, como reacción contra ambos excesos, la tiranía.”
Seguramente Aristóteles escribió esto porque estaba manipulado por los grandes medios de prensa, aliados a la derecha ateniense.
El problema para los intelectuales es que la evidencia de que la clase media es el motor de la democracia y de las libertades públicas es apabullante. Como diría Aristóteles, solo los estados con una mayoritaria clase media impiden el abuso de los ricos (la oligarquía) o de las mayorías (la demagogia).
Solo un pais de clase media rural como los Estado Unidos hacia 1750, pudo crear la primera democracia constitucional moderna, dotarse de órganos de gobierno y leyes que contrapesan los poderes, impidiendo la tiranía oligárquica o la demagogia democratista.
Solo un viejo país europeo como Inglaterra, pudo crear la primera monarquía constitucional, basada en la integración de sectores medios urbanos con la baja nobleza rural, impidiendo el absolutismo real.
Solo la clase media tiene el incentivo del progreso individual. Los ricos no necesitan nada y los más pobres carecen de los recursos para intentar el progreso personal. Solo la clase media valora el esfuerzo personal, por que no espera nada del estado, solo seguridad y libertad para desarrollarse. Solo la clase media se presta al debate de ideas, solo una clase media libre tiene energía para crear valor social. Solo la clase media produce los médicos, ingenieros, abogados, funcionarios, ejecutivos que administran y gestionan la sociedad.
De ahí la desconfianza de los intelectuales orgánicos hacia la clase media. Ellos pertenecen a un “proyecto” colectivo, solidario, social, nacional. (Es obvio: tienen asegurada la cátedra).Odian los deslices individualistas, el interés en cosas tan banales como “seguridad”, “libertad”, “bajos impuestos”; denuncian el “egoísmo” de los pequeño burgueses (como dijo Alberdi “El egoísmo bien entendido de los ciudadanos sólo es un vicio para el egoísmo de los gobiernos”, un obstáculo en su plan de dominación).
Odian la libertad de opinión, expresada hoy en centenares de blogs, diarios on line y en publicaciones tradicionales: no pueden controlar ese orden espontáneo de la sociedad de la información, que no puede ser dirigido por leyes votadas por las mayorías que creen tener…
Los intelectuales orgánicos necesitan un estado de permanente y oculta conspiración antipopular, para arrogarse la tarea de ser los descubridores, los explicadores de semejante amenaza.
Entonces hablan: “Clima destituyente” hemos dicho para nombrar los embates generalizados contra formas legítimas de la política gubernamental y contra las investiduras de todo tipo. Una mezcla de irresponsabilidad y de milenarismo de ocasión sustituyó la confianza colectiva.”
En ese “clima” incluyen una base social (la clase media) , unos operadores (los grandes medios periodísticos) unos protagonistas sociales (los grandes intereses económicos) y una logística (los conspiradores militares).
La clase media urbana, como ya se sabe de sobra, no votó a Cristina K en 2007. La clase media rural, no la votará en 2009. El fin del kirchnerismo es cuestión de agenda electoral. De ahí el crecimiento desesperante de su discurso contra la clase media “golpista”: todos los fantasmas del pasado se disparan ahora desde las usinas intelectuales del kirchnerismo: la clase media es acusada de pro-oligarquía, de participación en los golpes del 55 y el 76 (se olvidan del golpe del 43), de ser antipatria, traidores, gorilas, conservadores, liberales, golpistas, cipayos, antipueblo, colonizados, llenos de temores, fantasmas, son ramplones, silvestres, maniqueos, ansiógenos…
¿Cuál será la solución final para esta clase media tan difícil de domesticar?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario