jueves 17 de julio de 2008
Una carta para Alfredo De Angeli
Estimado Alfredo:
Ganaron. Ganaron la calle, con todas las clases mezcladas, cada una con sus motivaciones, sus objetivos, sus penas y sus miserias, ricos y pobres, clase media, derecha e izquierda, productores y consumidores, argentinos todos... En la noche de San Juan todos comparten su pan, su mujer y su gabán... Ganaron la voluntad de los legisladores que ejercen la genuina representación popular.
Ganamos Alfredo. Ganamos quienes creemos en la racionalidad, en la institucionalidad, en la democracia. Ganamos quienes son argentinos y quienes queremos a todo o parte de lo que Argentina es, a alguien o a todos los argentinos que son. Ganamos quienes no creemos en la prepotencia, quienes queremos ser escuchados sin que nos griten, los que queremos el consenso por sobre la imposición, los que queremos que primen las razones por sobre las pasiones, los que no queremos que unos pocos decidan por todos los demás.
Ganamos Alfredo una oportunidad, una oportunidad de crecer, de corregir los errores que cometimos, de reconocer que no siempre se tiene razón, aunque nuestras intenciones sean las mejores. Ganamos la oportunidad de empezar de nuevo, de consolidar, de unir, de dejar a un lado aquellas equivocaciones a las que nos aferramos sólo por amor propio. Ganaron la oportunidad de reconocer que sí es posible conseguir justicia a través de las instituciones que nos representan a todos, que es posible respetar las leyes hechas para protegernos a todos, no para cobijar a un único sector, que es posible respetar al adversario aunque no se esté de acuerdo con él, que es posible perder sin perder las esperanzas, que es posible construir incluyendo a todos...
Ganó Julio Cobos. Ganó el corazón de la inmensa mayoría de los argentinos y de los extranjeros que compartimos con Uds ese momento. Ganó Julio porque demostró que es posible quedar a la intemperie sin paraguas, chorreando lluvia de los cabellos, pero manteniendo la cabeza en alto. Que es posible que te tiemble la voz, que se te estrujen las entrañas, que te suden las manos nerviosas, pero que no te tiemble la convicción de que sea lo que sea de vos, estás haciendo lo que tu corazón y tu mente te dicen que es lo correcto, aunque las tripas crujan con las consecuencias que sabés tendrán tus acciones y la camisa se te pegue a la espalda por el sudor frío que te la moja.
Ganaste vos Alfredo. Ganaste porque supiste hablar con racionalidad, sin casi nunca perder el respeto, buscando la conciliación y el punto de encuentro, aunque miles de veces exageraste el tono como político intuitivo para enfervorizar a las masas. Pero ganaste más. Ganaste mi respeto, el de alguien claro a quien vos no conocés ni probablemente conocerás nunca, una persona común que te miraba casi con odio cuando te dedicabas a despotricar en Gualeguaychú. Y lo ganaste porque fuiste capaz de exhibir modestia bajo los reflectores, no dejaste de mostrar que sos lo que sos y no lo que otros quieren que vos seas. Quizá mi respeto no cuente mucho en el gran esquema de las cosas, es casi nada, pero para mi es todo.
Ganaste Alfredo y podés ganar mucho más. Podés poner toda esa experiencia que te dió este conflico para ayudar a tus hermanos de Gualeguaychú que hoy sufren por no saber salir del corral de ramas en que se metieron. Podés hablarles como le hablaste a Cristina, que tampoco sabía como salir del lío en que se había metido. Con inteligencia el campo comprendió que los cortes de ruta fueron un instrumento pasajero que se usó, sirvió y se dejó de usar. Vos dijiste "los cortes de ruta ya fueron". Pero queda uno, Alfredo, queda uno. Quedan unos viejitos cagándose de frío en invierno y asándose en verano en un corte de una ruta fantasma, donde nadie pasa, que nadie usa porque vos entre otros ayudaste a que así fuera.
Ganaste Alfredo. Sobre todo porque pese a que fuiste a dormir con la amargura de pensar que habías perdido, evitaste volver a llamar a la insurrección. No quisiste incendiar cuando con tu mediaticidaad de hoy te sería fácil hacerlo. Y ganaste Alfredo porque frente a todas las personas que silbaban a Cristina el martes a la noche los mandaste a callar y les dijste "no se los permito, ella es la Presidente de todos nosotros, de todos los argentinos". Eso, Alfredo, contribuyó también a que te respete, porque nosotros los orientales tenemos como máximo exponente de nuestra identidad a quien dijo "clemencia para los vencidos" no a quien dijo "a los enemigos ni justicia". Porque ese día, y ayer, y hoy de mañana, dormido, con una cara de oso juguetón, de niño que no se cree lo que le trajeron los Reyes Magos, llamaste a trabajar unidos.
Ganaron, Alfredo, porque llamaron a dejar atrás las dos plazas y tener una sola que los contenga a todos. Ganaste Alfredo, porque fuiste uno de los puntales de este éxito como justamente hoy de madrugada, mientras dormías, lo dijo Buzzi. Ganamos todos, porque no habrá futuro sin unión, ni unión sin instituconalidad, ni institucionalidad sin racionalidad. Y nada de eso sucederá si las personas no están convencidas de que ese es el camino.
Arroyo Verde es un monumento a todo lo opuesto de lo que se ganó en este conflicto. Tus coterrános que han perdido económicamente por el corte, tus hermanos uruguayos que han sufrido y sufren lo mismo por este corte, los hermanos que no se hablan, los hijos que tienen que recorrer cientos de kilómetros más para besar a sus madres, una madre que deben querer tanto como vos a la tuya, amantes que acortan sus noches para volver a separarse, niños que aprendieron a temer, personas comunes y corrientes, Alfredo, como vos, como yo, pero que no tienen tu fama, te lo piden, te lo demandan, te lo exigen.
Alfredo, es hora ya de que uses tu prestigio para convencer a Gualeguaychú de que el corte en Arroyo Verde ya fue también. Vos dijiste "los cortes de ruta ya fueron" y dijiste también "si no contamina será una vergüenza". No, no es una vergüenza, es una realidad. ¿Alfredo, no será hora de empezar a construir en lugar de seguir destruyendo? ¿No será hora de juntarnos a hablar y seguir avanzando?
Hay todavía un mucho más que nos falta ganar. Yo que, como Wimpi decía, soy nadie, te mando esta carta abierta acá para que alguien de Gualeguaychú te la haga llegar. Hermano, te invito a construir la grandeza de una región que Artigas quería unida, al punto de negarse a volver de su exilio a un país que no era el gran país que él había soñado... Te invito a construir, a parir un tiempo nuevo, a plasmar en la realidad lo que tantas veces se expresó en palabras...
El momento es ahora, la pelota está en tu cancha.
Un abrazo fraternal,
Néstor
http://lascosasdenestor.blogspot.com/2008/07/una-carta-para-alfredo-de-angeli.html
(Profesor Oscar N. Ventura, de la Universidad de la República de Montevideo)
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