La Razón no es la herramienta perfecta y única que nos garantiza el progreso. Hay cosas que nadie puede entender plenamente, que escapan a la posibilidad de comprensión. No todo se puede prever y planificar. Hay un orden espontáneo, producto de mecanismos de adaptación a sociedades extensas, que aun nos cuesta entender. Nadie sabe, por ejemplo, cómo se creó el lenguaje, cómo se articularon decenas de reglas gramaticales y sintácticas, nadie redactó un diccionario. Nadie pudo crear un idioma perfecto, a partir de la luz de la razón. Nadie sabe, tampoco, cuándo y cómo se creó la moneda, por qué razón la gente hizo como que creía que una medallita de barato bronce tenía algún valor. Nadie, tampoco, de forma conciente y deliberada redactó las leyes que durante cientos de años se aplicaron de la Gran Bretaña, el common law, construido desde centenares de sentencias judiciales, constituyendo un cuerpo de jurisprudencia – sabia ¬ que no requiere la codificación en leyes escritas. Nadie planificó las redes comerciales, la interrelación entre industriales, comerciantes, banqueros, transportistas, obreros, consumidores. Nadie dijo “hágase el mercado”, y el mercado se hizo. Nadie escribió un manifiesto capitalista, demostrando científicamente la superioridad del mercado libre por sobre el espacio feudal y mercantilista. Nadie tuvo que demostrar que el mejor precio es el que fluctúa libremente: que si es demasiado bajo, no hay ganancia y que si es demasiado alto, no hay venta.
Nadie planifica - porque no se puede- la producción (tipo, color, tamaño, material) de camisas, camisetas, remeras, tops, pullovers, chalecos, camperas, sacos, corbatas, tornillos, autos, grúas, aviones, alfileres, dados, naipes, servilletas, tenedores, tazas, azucareras, centros de mesa, alcancías, pelotas de tenis, computadoras, celulares, martillos, zapatillas, medias, anillos, relojes o collares de fantasía. Nadie puede prever qué cantidad producir de cada una de esas cosas y anticipar la compra de la materia prima, la capacitación de mano de obra, el armado de la red comercial. Nadie en su sano juicio puede acometer semejante acción: planificar centenares de miles de productos, de precios de intercambio, de salarios a pagar. Solo el socialismo pudo pretender eso. Murió antes de cumplir 75 años. Lo heredan retazos de ideas confusas (populismo, nacionalismo, estatismo, socialdemocracia, indigenismo, ecologismo) que flotan a la deriva, en el sumidero de la Historia.
El problema es que no se soporta la limitación de la Razón: herederos de la Diosa Razón, han puesto en el altar la capacidad de modificar intencionalmente la realidad, de ser arquitectos del nuevo mundo, de parir el futuro, desconociendo como funciona el mundo social. Sobre la base de su supuesto conocimiento de las “leyes del devenir histórico” han montado- en los últimos doscientos años- un escenario de excesos, ilusionados en traer , al fin, felicidad a la Tierra. Trajeron –nos dicen ahora que no era su intención- los millones de muertos del leninismo, estalinismo, maoísmo, polpotismo, castrismo, kimilsunguismo. Y la “fatal arrogancia” de desafiar con las reglas de la razón la compleja realidad social. El sueño de reemplazar con el catecismo racionalista, la lenta maceración de costumbres, hábitos, normas, reglas que han ido moldeando a la humanidad en los ultimos miles de años, sacándola de cuasi animalidad tribal y llevándola a coquetear con Dios llegando a la Luna, metiéndose en el ADN, inventando la biblioteca infinita que Borges añoraba, ahora al alcance del Google.
Alguien acaso, inventó Internet? Alguien previó acaso su uso por plomeros para ofrecer su trabajo o de viajeros para descubrir y contratar su próximo destino? Hubo una decisión de alguna MegaCorporación para poner en marcha la más formidable, confusa, compleja y loca Red de comunicación global? Cómo funciona SIN ESTADO? Cómo logra andar sin Gobierno? Alguien planificó - acaso alguna supermente integral hacia 1980- el email, las empresas virtuales, la videoconferencia, el chateo, la venta por la web, la universidad virtual, los blogs, el YouTube, los diarios on line, el acceso a millones de bases de datos, comprar y vender, conquistar mujeres, visitar el paraíso sexual, investigar documentos…
Imaginemos, hacia 1980, al Camarada Ingeniero Mayor intentando siquiera, imaginar un organismo cibernético de las características de la Net: sin un Komintern, sin un Partido, sin un Lider Absoluto, sin cuadros politicos, comisarios políticos, Fuerzas Armadas Revolucionarias. Imposible.
Internet es producto de la sociedad libre, extensa, en la que solo unas reglas básicas y la posibilidad de que millones de seres adquieran información, bastan para conformar un espacio único de intercambio. Nadie la planificó, se construyó nodo a nodo. Miles de sitios nacieron y murieron, algunos llegaron al éxito: nadie lo quiso así. Sucedió simplemente.
Eso es inadmisible para los Planificadores Razonables.
Allá ellos.
2 comentarios:
Acabo de terminar el libro El regreso del idiota, de Mendoza, Montaner y Vargas Llosa, imagino que lo conocés o lo leíste. Concuerdo con sus postulados, desde ya, aunque el libro es algo apresurado y desprolijo, como editado con demasiado apuro. Lo mejor es el último capítulo, en el cual recomienda diez libros para "sacarnos la idiotez", entre ellos de Popper, Hayes y Revel, autores que siempre mencionás. Leí uno de Revel por recomendación de 100volando, voy a tratar de conseguir algo de los otros autores.
Saludos y suerte.
PD: menos mal que voté a López Murphy y no a Lavagna.
Es cierto que parece un libro de apuro; es que las cosas requieren mucha intensidad dada la prepotencia y la rapidez con las que actuan Chavez, Evo, Ortega, etc.
Tengo version word de La fatal arrogancia, libro clave de Hayek. Si queres te lo envio a alguna casilla. Saludos
Publicar un comentario