Discusiones teóricas con el populismo y la socialdemocracia

Obviamente, uno no va discutir sobre filosofía, ciencia natural y social con el populismo. Uno lo hace con el marxismo, la única “ teoría” con pretensiones. Rebatido el marxismo, cosa que Popper, Djilas y tantos otros demostraron que es posible- más allá de la genialidad de su creador- lo demás es fácil.
Imaginar la necesidad de extremar la capacidad de análisis para polemizar con Chávez o Evo o los peronistas, es darles un rango que no tienen. Obviamente el populismo es un simple tributario, una mezcla insana de marxismo, teología de liberación, hegelianismo, fascismo y nacionalismo todo más o menos batido, dejando ver esos retazos malamente mezclados, asomando por ahí, entre resaca, basura ideológica y vómitos de islamismo, indigenismo, antisemitismo y ecologismo.
Tampoco es difícil discutir con la civilizada y occidental socialdemocracia. La sabemos democrática y eso es una base. La sabemos pedante, intelectual, sofísticada, buenista, e inmensamente culpógena. Sabe que debe aplicar “recetas neoliberales”, pero bulle y rebulle buscando una tercera vía, una tercera posición, un tercer mundo que la salve del salvaje capitalismo y del asfixiante comunismo. No la van a encontrar. Hace sesenta años que lo intentan: o caen en el socialismo dogmático, o se vuelven corruptas como cualquier populismo o se hacen puramente liberal capitalistas. No hay tercera vía: solo un camino de servidumbre que empieza “corrigiendo los errores del mercado” y termina con el mercado mismo, ahogado en controles de precios, tarifas políticas, protecciones, subsidios, promociones, exenciones y monopolios.