Se habla del “vuelco de la opinión pública” como si de un idilio perfecto entre el Gobierno de Kirchner y la sociedad se haya pasado en un mes al infierno del repudio público, sin transiciones. Pero es falso.
Los datos muestran que antes de las elecciones, el gobierno y sus principales figuras y políticas estaban siendo muy cuestionadas por la sociedad: el brillo de las campañas electorales, los fuegos de artificio de las cifras de la elección ocultaron este fenómeno.
- Las expectativas económicas a un año en marzo del 2007 eran negativas para solo un 10 % de la población; en agosto para un 45%, ahora para un masivo 65%
- El grado de aprobación de la gestión del Gobierno: 70% en marzo del 2007; 50% en agosto; 25% en mayo de 2008
- La evaluación de Cristina Kirchner: 65% en marzo 2007; 62% en agosto; 37% en la actualidad
Lo que sucede es que la caida de la Evaluación de CFK es abrupta. A mediados de 2007, cuando ya existían fuertes cuestionamientos a la gestión del Gobierno y las expectativas ya eran negativas, CFK mantenía una fuerte imagen positiva. Pero pierde 25% entre agosto de 2007 y mayo de 2008
Nestor Kirchner tuvo una caida menos abrupta - pero importante- de 12 puntos desde agosto 2007 a mayo del 2008. Su imagen se sostiene en una memoria de salida de la crisis del 2001, de recuperación de la economía. A pesar del mal momento del gobierno de CK, el ex presidente mantiene un 50% de aprobación. Ese es un aura intransferible que no la proteje a CK del malhumor social.
En suma, el conflicto agrario expuso en caliente una crisis de confianza que venía actuando larvadamente. Como un arqueólogo que encuentra una veta antigua, la cuestión agraria puso en evidencia conflictos previos y más graves, quizás, que la cuestión de las retenciones. La inflación amenazante, el INDEC descreído, la crisis energética y la corrupción son problemas que escapan, anteceden y seguirán al conflicto con el campo.
El gobierno no supo leer las señales que llegaban de la sociedad y las atribuyó a siniestras conspiraciones de los medios.
Creyó tener divisiones disponibles, cuando en realidad no tenía nada, a excepción de un triste mazorquero y un camionero de armas tomar.
Es la combinación letal de no ver, no escuchar y no hablar lo que ha precipitado la caída.
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