La política es un arte discursivo; la economía real, en cambio, carece de retórica: es pura expresión de demandas, precios a que se está dispuesto a comprar, tasas de interés a que se está dispuesto a prestar, riesgos que se calcula padecer.
Por eso ambos mundos conviven poco y mal. El político necesita convencer, ganar tiempo, buscar apoyo popular. El actor económico no habla: compra o no compra, invierte o no invierte. Es absurdo “hablarle al corazón” como algún pintoresco ex - ministro de economía alguna vez intentó, en plena hiperinflación. Es como hablarle a los toros en plena estampida.
Los actores deciden todos los días, mientras los países – digan lo que digan- se muestran como atractores o expulsores de las inversiones.
Los políticos que hablan contra las exigencias de los mercados internacionales, que se enojan contra la mezquina realidad y conminan, casi ordenan, a los inversores que se acuerden de su país e inviertan, suelen fracasar. Miserablemente, habría que agregar.
Al menos eso es lo que demostraré en este artículo: retórica versus atracción de inversiones.
Si estamos de acuerdo en que el principal indicador de éxito en la competencia internacional es la capacidad de los países de atraer inversiones extranjeras (a menos que pensemos que mejor es cerrar la cortina y “vivir con lo nuestro”, a la manera de Corea del Norte) estos datos hablaran por sí solos.
Siglo XXI, ¿cambalache?
El promedio anual de inversión en este siglo casi duplica el promedio existente en la década del 90: de 495 mil millones de dólares anuales en los noventa, se ha pasado a invertir un promedio de 890 mil millones: un incremento del 80%
Algunas regiones y países vieron impresionantes expansiones de la inversión externa.
China pasó de un promedio de 30 mil millones, a unos 70 mil millones. Singapur de 9 mil millones, a 24 mil millones. India de 1,7 mil millones a diez veces más :16,8 mil millones.
En general los países del “Tercer Mundo” recibieron un 130% más de inversiones que en la década pasada... Asia Pacífico creció un 115%, Asia meridional un 340% y aun África, partiendo eso sí de niveles muy bajos, cuadruplicó su captación de inversión extranjera.
Pero América Latina solo creció un 58% en captación.
Asia Pacífico captó un 9% de la inversión en la década del 90, ahora capta un 12%. América Latina también captaba un 9%, pero ahora capta…un 8%.
Algo muy grave está sucediendo en América Latina.
Latinoamérica Potencia
Tomemos las economías principales de América Latina: ¿que éxito tuvieron los distintos países en captar inversión externa?
Argentina pasa de ser el tercer país receptor en los noventa al quinto lugar, desplazado por Colombia y Chile.
Pero dejando el promedio y registrando los datos de 2006, las cosas se ponen aun peor para Argentina: apenas puede retener el 5° lugar, merced a la arremetida de Perú.
MEXICO..............22 %
BRASIL..............22 %
CHILE................9 %
COLOMBIA ............7 %
ARGENTINA............5 %
PERU.................4 %
COSTA RICA...........2 %
URUGUAY .............1 %
VENEZUELA............0 %
Los números hablan solos, sin la pesada retórica política: los países que han abierto sus economías, y han adherido - o están en proceso- a TLC, como México, Colombia, Chile y, ahora, Perú son los que mejor performance inversora registran. Una excepción es Brasil, cuya enorme economía tiene peso suficiente para captar inversión externa.
Para permitir una comparación más ajustada, se puede calcular un Per capita (Inversión anual dividido población total)
INVERSION EXTERNA PER CAPITA
CHILE .......................497
URUGUAY .....................458
COSTA RICA...................367
MEXICO ......................183
COLOMBIA.....................143
PERU.........................128
ARGENTINA....................120
BRASIL.......................104
VENEZUELA......................0
Aquí se demuestra el tremendo potencial de países de menor población como Chile, Uruguay y Costa Rica, encabezando la inversión per cápita.
Se rompe asimismo la “igualdad” entre México y Brasil: si bien ambos reciben similares montos de inversión, el per capita mexicano casi duplica al brasileño.
Brasil comparte con Argentina un bajo nivel de inversión externa per cápita.
Venezuela merece un párrafo aparte. En realidad no es que en 2006 hubo “cero” inversión, sino que hubo “exversión” (si así puede llamarse): unos 250 millones de dólares se fueron del país, levantaron sus cosas y retornaron.
En suma: la retórica nacionalista de Venezuela, Argentina y, en menor medida, Brasil tiene mucho que ver con la incapacidad de atraer las crecientes corrientes de inversión mundiales. Los discursos amenazantes obran el mágico efecto contrario al que pretenden. Afirmar la soberanía, recelando de los inversores extranjeros es la fórmula del fracaso asegurado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario