viernes, octubre 21, 2011

Así no

Por más sangre que haya derramado Khadafy, su asesinato ha sido una salvajada, que pone a sus asesinos a la altura del dictador. Todas las revoluciones- casi todas- han cebado a las masas con el espectaculo de la muerte del tirano. Luis XVI, al menos, tuvo un juicio. El Zar Nicolas II fue asesinado junto a su familia en un sótano, en una orgía de sangre. Fidel no pudo con Batista, pero inauguró el "paredón" donde varios cientos de policías fueron rapidamente fusilados luego de una parodia de juicio. El Che dirigia ese establecimiento-"La Cabaña"- donde los fusiles hablaron. Mussolini fue colgado junto a su amante, Clara Petacci. Ceausescu, junto a su mujer, ahorcado despues de un rapido jiucio.
Se puede entender el odio hacia el tirano, pero no justificar por eso esos asesinatos por venganza. En algunos casos no fueron más que destellos de sangre, sin consecuencias. En otros inauguraron una violencia aun mayor de la que administraron los dictadores.
Esperemos que esa violencia de ayer no inaugure en Libia un baño de samgre. Pero, no fue un buen comienzo.

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