Queda claro que para los fundadores del pensamiento libertario, desde los redactores de la Torah hasta los revolucionarios americanos y franceses, el Gobierno es una entidad efímera, dependiente del pueblo, una herramienta de coordinación y ejecución, que no tiene poder propio, sino el que emana de sus mandantes. Sujeto a la voluntad popular que puede cambiar o abolir el gobierno de turno cuando así lo considere.
El Estado Herramienta- mínimo, acotado, con funciones concretas y limitadas – sin embargo, ha desaparecido hace mucho. Vivimos desde Bismark, Lenin, Mussolini, Hitler, Stalin, o Mao la sacralización del Estado- y de sus conductores- como hace siglos no se veía. Ahora es el Estado Omnipotente el que ordena, regula, castiga, prohíbe, sanciona, promueve, subsidia, protege, olvida o perdona. Es lo más parecido a un Dios sobre la Tierra, que se encarga de hacer funcionar la maquinaria social y, peor aun, pretende manejar nuestras emociones, creencias e ideas.
Creo que el paroxismo del Gobierno Intervencionista que aun bajo Constituciones democráticas se alza como el gran ordenador, frente a la “anarquía” de los mercados financieros, está llegando a su fin.
Como siempre, es por el lado menos previsible: el manejo de la información.
Como enseñan Von Mises y Hayek, el precio es el indicador visible de un sistema de información que en forma instantánea comunica las preferencias de las personas. Si un bien sube de precio, es porque la gente lo demanda. Y si baja, es porque la gente ha encontrado un sustituto más conveniente. La intervención del Estado en la economía distorsiona este sistema de información, creando mundos artificiales basados en precios congelados o subsidios y demás protecciones que producen- como la droga- un estado de entusiasmo pasajero, que se paga después con la depresión.
Las tasas bajas crearon una ficticia sensación de auge, se perdieron todos los cuidados, se creo una burbuja incontrolable que estalló hacia 2009. La solución que encontró el estado que creó en problema fue… más intervención, con lo cual se garantiza una próxima crisis. La crisis no la creó la “codicia capitalista” sino a intervención de la FED en el precio del dinero, generando un sobre consumo y una sobre especulación.
El Paradigma está cambiando.
El Estado Interventor- que ignora la realidad de la “calle”, que no puede acceder a los verdaderos deseos de la gente ya que ha alterado el sistema de información que permite la toma de decisiones empresariales con la máxima racionalidad- ha llegado a su límite. Ahora necesita información: teme tomar decisiones autistas. Por eso- y gracias a la increíble tecnología de la Web- se está creando un fuerte fenómeno de “información compartida”: el Gobierno abre sus informaciones (“cuanto cobra el Asesor del subsecretario de Energía”, etc.) a cambio de obtener información de los ciudadanos: colaboración, participación, inteligencia colectiva, gobierno en la Red, evaluación colectiva de propuestas, concursos de ideas, formación de comunidades activas de expertos e interesados, etc. son todos fenómeno nuevos, que hace tan solo cinco años no existían. Cada vez más gobernar se va a asemejar más a coordinar, facilitar, promover la conversación social y cada vez menos a ordenar, controlar, dirigir, sancionar.
Esta es la Revolución que el Gov 2.0- que así se denomina- comenzó y que dará sus frutos dentro de diez años, quizás.
Para ese momento, es de esperar, la crisis energética, el hambre, la ignorancia, serán cosas del pasado. El Gobierno será meramente una herramienta de coordinación y articulación de información para a toma de decisiones. Se terminará el exclusivismo, el secretismo, la tabicación, el cajoneo: millones de ciudadanos interesados escudriñarán cada gestión estatal, cada computadora del gobierno, a fin de señalar la persistencia de prácticas burocráticas, corruptas, erróneas, ineficientes, la pereza o la inactividad. La actividad privada- coordinada entre sí y con el Estado- tendrá al fin la soberanía sobre prioridades presupuestarlas, urgencias, planes, programas, acciones. El clientelismo desaparecerá y los partidos políticos volverán a ser fuente de provisión de buenos funcionarios públicos, articular demandas, debatir propuestas.
Es este quizás un nuevo sueño libertario. Pero vale la pena soñarlo.
1 comentario:
Sin duda aporta valiosas pinceladas acerca de la evolución de la web como medio de mejora de la sociedad. Pero eso de que los partidos políticos volverán a ser proveedores de buenos funcionarios públicos me rechina un poco. Precisamente a través del GOV 2.0 los ciudadanos deberíamos votar (on line) propuestas y no partidos que terminan traicionando la verdadera voluntad popular por sus propios intereses, lo que ha desembocado los últimos años en corrupción, connivencia con el sistema financiero, aparatos estatales monstruosos e inviables... Necesitamos aprender de los errores del pasado para diseñar un futuro justo y sostenible, valiéndonos de las NN.TT. ,del conocimiento y la creatividad.
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