La pobreza extrema requiere técnicos en econometría y estadísticos que la midan, sociólogos que encuesten a pobres y no pobres, antropólogos y politólogos que analicen causas y factores asociados, diagnostiquen situaciones, prevean agravamientos o mejoras, aconsejen políticas, estrategias, formas de difundir esas políticas, las alianzas que habría que planear, los artículos que deberían ser escritos. La pobreza, entonces, genera sus intelectuales orgánicos. Conocemos a más de uno que se ha enriquecido gracias a dedicarse a tan constructivas actividades.
Pero la pobreza esta ya saturada casi de analistas. Se requieren otros temas. Y la agenda se enriquece: violencia familiar, discriminación de género, salud reproductiva... Casi todos son problemas reales y requieren, obviamente la tarea del pensamiento para intentar definirlo, explicarlo, solucionarlo.
Pero, a veces, se entra en una especie de frenesí, la búsqueda del problema oculto, ese que nadie, salvo mi instituto de investigación, descubrió. Esto nos asegura un lugar bajo el sol. Pueden ser las sectas, o el problema de la sobrealimentación o las tribus urbanas o lo que sea. Cuanto más complejo y oculto mejor.
Por ejemplo, la mortalidad materna en partos.
Las 300 madres que mueren por año en ocasión del parto (o del aborto) constituyen ya un hito de la construcción de problema como tarea de los intelectuales. No es, obviamente que el problema no exista. Así como existe el problema de los accidentes caseros (causa primera de muerte infantil) o la intoxicación con muzzarella. Estamos rodeados de problemas, errores y amenazas: la muerte se empeña en acecharnos. Pero pocos de ellos financian mi Instituto de investigación si no tiene alguna de estas características
- Tiene que ser un problema con responsables claros y netos. Por ejemplo las muertes por rayo difícilmente sean un “problema social”. En cambio, las muertes maternas en parto son, claramente, un problema social: mala atención, condiciones culturales deficientes, etc.
- Se lo oculta, para que no trasciendan culpabilidades. Tengo que ser yo el encargado de develarlo.
- Tengo que tener el abanico de recomendaciones y políticas preparado. De estudios, encuestas, seminarios, cursos y publicaciones académicas previstas.
Está claro que con trescientas mil muertes anuales por todas las causas centrarse en 300 de ellas es una decisión que muestra un empecinamiento bastante especial. Si por cada 300 muertes armo un Instituto, hago tres o cuatro estudios anuales, hago lobby para que se publiquen en todos los resúmenes de estadísticas vitales, etc. hay espacio para construir 1000 institutos de investigación.
Por ejemplo unas mil personas fallecen anualmente por mala praxis médica. No se conoce ninguna institución dedicada a investigar ese tipo de muerte evitable. En una búsqueda Google, limitada a Argentina, aparecen 10.000 menciones a “muerte materna” y solo 5 menciones a “ muertes por mala praxis” y
Se podrá aducir que no hay muertes más importantes que otras y que todas requieren esfuerzos de salud pública para limitarlas. De acuerdo. Pero con la misma lógica pregunto
- Donde están los estudios de causas asociadas y las campañas destinadas a prevención de accidentes caseros, responsables de la muerte de 2000 niños por año, la capacitación de los servicios para atenderlas, etc.
- Dónde están las campañas y estudios referidos a mala praxis médica
- Donde los referidos a prevención del suicidio
- Etc.
No se trata de negar unas y afirmar otras muertes. Como siempre, el tema pasa por una valoración ideológica.
Pareciera que para ser serios, conseguir fondos de investigación y que nos publiquen hay que desterrar la palabra azar del vocabulario. Y la mejor manera es evitar los efectos de causas azarosas como tema de investigación.
En cambio, las muertes maternas…
Imaginemos: una adolescente se embaraza (falta de educación en salud reproductiva, trabas a desarrollar campañas, etc.) ;la embarazan contra su voluntad, para peor. Un novio aprovechado o peor aun: la pareja de su madre, un familiar cercano (incesto, violación, discriminación a la mujer adolescente, miedo a denunciar, a pedir ayuda) . Es un panorama prometedor para mi Instituto. Sigue. La pobre chica intenta un aborto con agujas, ayudada por una amiga. La cosa se agrava y tiene que ir al Hospital. Llega tarde, hay poco para hacer. La mesa está servida. Mi Instituto se transformará en la espada científica de la lucha social por reivindicar a esas pobres mujeres (menos de 10 casos anuales)
O imaginemos una primeriza que llega al parto en hospital y muere por hemorragia (20 casos anuales)
“La mortalidad materna ha sido una tragedia descuidada,
y se ha descuidado porque las que sufren son personas
ignoradas, con menos fuerza e influencia sobre cómo se
emplean los recursos nacionales, son pobres y por
encima de todo, son mujeres” (Halfdan T. Mahler,
Conferencia Inaugural por una Maternidad sin Riesgo,
Nairobi, 1987)
Está bastante clara la intención política.
En cambio ¿cómo hago para convocar a una Conferencia Internacional por un hogar sin accidentes”? ¿De donde saco el necesario combustible ideológico para generar una movimiento de opinión que desemboque en legislación y políticas preventivas? No se trata de mujeres pobres y abandonadas sino de hogares de toda clase, tipo y estructura, pobres o ricos, con o sin madres divorciadas, con mucha o poca influencia sobre los recursos nacionales…o sea una causa perdida de antemano, por su lejanía respecto de condicionantes políticamente…jugosos, atractivos.
Su inclusión en la tabla de mortalidad general la jerarquiza como el unico TIPO especifico mencionado a ese nivel de generalidad. Es decir en
La inutilidad de su inclusión en
2 Provincias tuvieron UN caso anual
7 Provincias entre 2 y 10 casos
Solo 3 Provincias tienen 20 o más casos.
Pero lo peor no es eso: nos viene la apertura por departamento, con lo cual los
CEROS se apoderan de la tabla. Por ejemplo, De los 16 Departamentos de Neuquen, solo hay CUATRO casos en UNO SOLO de ellos. El resto...vacío estadístico.
En suma: esto es lo que puede denominarse despilfarro de recursos estadísticos, que no son infinitos: jerarquizar de este modo un problema – llegando al ridículo de llenar de ceros las tablas- pone en el olvido a otros tan o más apremiantes y seguramente con más victimas. Pero son problemas…del azar, no de la sociología, es decir no de las desigualdades sociales, no de la discriminación, la pobreza extrema, el abandono: no de aquellas causas que denuncian desigualdades e injusticias.
Nada más injusto, sin embargo pienso, que dejar de lado aquellas cuestiones que no pueden ser analizadas como “problema social”: se las condena a perecer en el olvido por carecer de combustible ideológico. De charme sociológico.
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