miércoles, septiembre 09, 2015

Sobre fraude y otras intoxicaciones


Vamos a ir de lo general a lo particular
1- El sistema democrático, aun en sus expresiones más puras y virtuosas es esencialmente fraudulento porque se basa en la ley de la mayoría, según la cual con el 50 % más 1 voto, una parte de la población obtiene el poder de obtener beneficios del 50% -1 voto, que perdió. Las decisiones de una mayoría circunstancial afectan a toda la población, y especialmente a aquella que votó en contra de determinada política.
2- El sistema democrático, en versiones algo más degradadas que la de 1- , constituye un sistema de poder mediante el cual una clase de intermediarios- los políticos- les provee votos legislativos a una clase de empresarios, interesados en las compras del Estado. Básicamente esos empresarios pagan por contratos que los beneficien y con esos dineros los políticos compran votos para las elecciones generales. Todos viven del Presupuesto.
3- El sistema democrático, en versión populista, le agrega a este capitalismo de amigos dosis diversas de control de la Justicia, de los medios, amenazas y presiones a jueces, políticos, empresarios, pensadores. Utiliza la plaza pública y la movilización de masas como herramientas para consolidar poder
4- La compra de votos, el clientelismo, es el mayor fraude, el “fraude invisible”, que hace que , por ejemplo en el interior de las provincias más pobres suceda lo de La Rioja en las Paso: en la Capital el oficialismo ganó 47 a 42. En el interior 58 a 27. Esta diferencia se basa únicamente en la sujeción del sector más pobre y marginal a la maquinaria clientelar del gobierno. No hizo falta quemar o adulterar urnas para eso. Nunca habrá denuncias periodísticas por el ejercicio habitual de un sistema electoral planificado para esto
5- El gran problema del “fraude visible” se produce cuando se votan cargos locales. En Tucumán 25.000 candidatos pusieron todo su empeño en obstruir la tarea de fiscalización de sus oponentes y aun algo peor: atacar las urnas de competidores, reemplazarlas por sus votos. Ese es el espectáculo de quema de urnas que hubo en Tucuman. En las PASO- que solo elegían candidatos a cargos nacionales- no se verificó ni un solo caso de violencia electoral. Los aparatos detrás de candidatos a concejales, intendentes o legisladores provinciales son los que defienden su voto a punta de pistola. Tienen mucho para ganar.
En suma, existe un fraude “endémico”, estructural, invisible, permanente que liga el voto a favores específicos que se obtienen en este canje: planes sociales, puestos, subsidios, permisos, etc.
Y hay un fraude “epidémico” cuando se juegan cargos locales, que movilizan a miles de candidatos y sus aparatos y que llegan sin obstáculos a ejercer violencia contra el comicio. No solo hacen clientelismo sino que atacan sin miramientos a los opositores con dosis mayores o menores de violencia. Y todos están involucrados, no hay buenos y malos.

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