Acabo de leer “El dia D”, de Antony Beevor, una crónica descarnada del desembarco en Normandía.
Más allá de las innumerables situaciones que relata, quedan en claro algunas cosas que trascienden el hecho e iluminan el modo en que se toman decisiones, los errores y cobardías, así como los aciertos y valentías.
El desembarco en Normandía es la operación humana- no solo militar- más compleja, grande y decisiva de la Historia. Movilizó cientos de miles de soldados, miles de embarcaciones y aviones en un esfuerzo logístico nunca igualado.
A pesar de su cuidadosa planificación y del éxito obtenido estuvo surcada por increíbles errores, desinteligencias, celos entre naciones y ejércitos, luchas por el liderazgo y mucha crueldad de ambas partes.
Murieron cerca de 200,000 aliados, 250.000 alemanes y 70.000 civiles franceses.
Esta última cifra llena de espanto. Fue producto de los bombardeos “de ablande” previos al desembarco-unos 15,000 franceses- y los bombardeos y destrucciones producidos durante la operación de dos meses.
La invasión comenzó un 6 de junio de 1944 y terminó- en la etapa francesa- con la capitulación alemana el 25 de agosto de ese año, en Paris.
Los errores más trágicos fueron
- El fallido bombardeo marino a los bunkers de la “Playa Omaha” que no dañaron ninguna instalación nazi y le permitieron a sus artilleros barrer la playa donde miles de hombres murieron apenas saltaron de sus barcas.
- El mismo error en Caen, donde los intensos bombardeos afectaron tremendamente a la población y en nada a los alemanes. Casi dos meses tardó la caída de esa ciudad. Cuando cayó, nada quedaba en pie.
- Muchos incidentes basados en la falsa confianza. Se tomaba un sitio, los soldados respiraban aliviados, cedía la tensión y entonces venía la contra alemana que los tomaba de sorpresa
- El “fuego amigo”. Especialmente por la descoordinación entre aviación y ejército. Centenares de soldados murieron bombardeados por aviones “amigos”. El absurdo de que para señalar un blanco se utilizaba humo amarillo y para avisar que había tropas propias… también se usaba humo amarillo, lo cual multiplicaba el error.
- La crueldad con los prisioneros enemigos y con los civiles “sospechosos”, de ambas partes. El ensañamiento. La orden de destruir hasta los cimientos una pequeña localidad (Moritain) donde los alemanes lanzaron una contraofensiva
- Las desinteligencias entre americanos e ingleses. La lentitud y parsimonia de Montgomery frente a la arrasadora audacia de Patton
- El odio entre el mando francés en el exilio, con De Gaulle a la cabeza, y los aliados, que generó no pocos problemas de coordinación
- La ineficacia de Montgomery de cerrar el cerco sobre los ejércitos alemanes en retirada, lo que permitió que decenas de miles de soldados se agruparan mas al este y opusieran un formidable oposición al avance aliado.
- Las rencillas internas de la Resistencia francesa, entre gaullistas y comunistas
Del lado alemán el gran error se llamó Adolf Hitler:
- Jamás creyó que el “verdadero” desembarco fuera en Normandía. Lo consideró una distracción, mientras se preparaba el “verdadero” en el paso de Calais.
- La descoordinación por él alentada, entre aviación y ejército. La primera brilló por su ausencia y el desembarco aliado triunfo gracias al control aéreo apabullante que tuvo.
- La colocación en puestos claves de generales nazis “leales”, en cambio de profesionales. El caso extremo es como ninguneaba a Rommel, el más brillante general alemán.
- Forzó a “nunca retroceder”, lo cual significó una carnicería de soldados alemanes. Los generales trataban de “acatar pero no obedecer” esa siniestra orden del Führer, pero corrían el riesgo de fusilamiento si eran acusados de “traición”
- Las preferencias para las SS frente al Ejército: los mejores lugares, la mejor provisión de pertrechos y alimento, los primeros lugares a la hora de retroceder.
- La orden- no cumplida- de destruir Paris antes de retirarse.
En otro plano, la cobardía de los generales alemanes de dar al fin el esperado golpe de palacio contra Hitler y negociar la paz con los aliados. El frustrado atentado del 20 de julio contra Hitler desbarató cualquier intención en ese sentido. Jamás podrán contabilizarse adecuadamente los millones de victimas militares y sobre todo civiles que esta cobardía del mando militar alemán produjo. Parar la guerra en julio de 1944 hubiera salvado decenas de millones de vidas, la destrucción de Alemania y otros países, el fin de los campos de exterminio y una presencia menos cercana del Ejército Rojo y su afán de venganza y ocupación de Europa Oriental. Todo eso se lo debe el mundo a esos cobardes.
1 comentario:
En el fracasado golpe de palacio del 20 de julio de 1944 colaboraron ambos bandos. Los aliados cometieron la torpeza de no prometer buenas condiciones a Alemania si se mataba a Hitler. Eso jodio mucho los planes de matar a Hitler. Una vez leí que los bombardeos ayudaron a prorogar la guerra. Si como suena. Una vez hubo un plan de matar a Hitler a traves de un suicida. Lo que lo convertía en el más perfecto al menos en teoria. Mas los bombardeos destruyeron la exposición de ropa que iba a ver Hitler y suicida y Hitler nunca coincidieron.
Hubo en el bando aliado condenas tan duras al atentado del 20 de julio, que ningún censor nazi las prohibiría.
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