Nuestros pichones de tirano (los Chávez, Correa, y aca, los Kirchner) aplican groseramente lo que Santo Tomás describió hace 800 años:
" Y no solo oprime el tirano a sus súbditos en lo corporal, sino tambien impide sus bienes espirituales. Porque quienes desean figurar antes que ser útiles, impiden todo progreso de los súbditos, sospechando que toda excelencia de parte de los súbditos sería perjudicial para su injusta dominacióm.En efecto, para los tiranos los buenos son más sospechosos que los malos, y siempre la virtud ajena les parece espantosa.Entonces los tiranos descriptos se esfuerzan para que sus súbditos no alcancen el espiritu de magnanimidad de virtuoso efecto ni destruyan su injusta dominacióm. Se esfuerzan tambien por que entre los subditos no se afirme una relación de amistad y gocen entre sí de la ventaja de la paz, al punto de que, mientras uno desconfía del otro, no puedan demoler su dominio.(...)Se esfuerzan tambien por que no surjan poderosos o ricos, porque sospechan que sus súbditos, por su propia experiencia, ya que ellos hicieron lo mismo, utilicen el poder y las riquezas para perjudicarlos, así temen que el poder y las riquezas de su súbditos se le vuelvan nocivos.(...)
Tambien es natural que los hombres que se hayan nutrido del temor degeneren hasta un ánimo servil y se vuelvan pulsilánimes para cualquier obra viril y esforzada"
Con magnífica síntesis, Tomás señala tendencias muy claras en todas la dictaduras, sean de "izquierda" o de "derecha":
1- El temor permanente del tirano, su paranoia, su delirio persecutorio, la sospecha de conspiraciones, amenazas, rebeliones.
2- Su objetivo de concentrar poder -político y económico- para evitar que alguien pueda oponer resistencia a su dominio. El profundo odio de los tiranos a la "riqueza", y a la propiedad privada encuentra alí su explicación: desmontando toda base material de poder, debilitan a sus potenciales enemigos.
3- La necesidad de dividir, enfrentar, disminuir, desvalorizar, humillar a los súbditos, de transformarlos en seres pasivos, obedientes de su deseo.
4- Rodearse de serviles, de muchos y débiles serviles
Termina Santo Tomás: " Los tiranos rara vez se arrepienten, hinchados por el viento de la soberbia, desamparados de la ayuda de Dios y embriagados por las adulaciones de los hombres, rara vez pueden satisfacerse con dignidad. En efecto, ¿cuando restituirán todo lo que arrebataron más allá de la justicia debida y a cuya restitución nadie duda de que ellos estan obligados?¿Cuando recompensarán a los que oprimieron e injustamente dañaron de algún modo?"
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