Me quiero referir a una mentira gorda, a un cuento chino, a una patraña gigantesca que afecta especialmente a mis paisanos andaluces, los más sensibles de España a las agresiones supuestas al medio ambiente. Me refiero a la engañifa asquerosa de Greenpeace sobre el deshielo del Ártico. Y es que llega el mandamás ejecutivo de la ONG que recibe más dinero del mundo, no sabemos si como donativo o como impuesto para dejar en paz a sus contribuyentes, Gerd Leipold, y nos espeta en la misma cara que "no cree" que el hielo del Ártico esté completamente derretido en el año 2030 y que se ha debido producir "algún error".
Pero, por los clavos de Cristo, ¿qué es esto? ¿Es que puede acojonarse a medio planeta con los efectos de una ola derivada de tal deshielo y luego resultar que es mentira? ¿Y cuántas mentiras más habremos de soportar de estos vivales? ¿Recuerdan a anteriores dirigentes de Greenpeace, Bjorn Lomborg por ejemplo, renunciando a sus creencias por ser falsas, impropias y mendaces? ¿Estará ocurriendo lo mismo con la energía nuclear, con el calentamiento global, con los transgénicos?
La democracia es imposible sin la verdad, sin la veracidad que respeta profundamente el carácter sagrado de la libertad de los ciudadanos y que, para que decidan seriamente, le proporcionan la verdad, informaciones veraces y ciertas. Lo demás es dictadura. La mentira es dictadura. Pero nadie dimite cuando miente. A nadie se le retiran los fondos públicos cuando se conoce y se reconoce que ha mentido. A ningún mentiroso se le castiga por su felonía. Va haciendo falta una Fundación o algo así para defensa de la verdad que invierta el sentido de la larga y estupenda marcha de la mentira en el mundo y en España, proscriba públicamente a los mentirosos donde se encuentren y allane el camino para la recuperación del prestigio de la verdad.
¿Que es imposible? Pues no veo por qué. La mentira, como dice una pancarta, también es un arma de destrucción masiva. En efecto, la peor.
Pedro de Tena
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