Soy argentino. Viví en España desde 1976 a 1983. Allí aprendí a leer el mejor diario de la democracia naciente, El País. Allí aprendí a amar la libertad y supe que la Democracia no es "burguesa": es el único camino para sobrevivir.
Hoy veo sorprendido la viñeta de Romeu, con su antijudaismo de cancha de fútbol, que repite las mentiras de Los Protocolos de los Sabios de Sion y me arrepiento de mi viajo amor por El País. Es imperdonable. Como si España quisiera repetir siempre la masacre antijudia de 1391, el Edicto de Expulsión de 1492 o la Inquisición, hoy el diario emblemático de su democracia da el triste espectáculo del clásico antisemitismo español.
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