Estamos en las vísperas. Ya nada será igual desde el 29 de junio.
Kirchner sufrirá una aplastante derrota - incluso en la provincia de Buenos Aires- lo que lo excluirá para siempre de la "mesa chica" del Peronismo. Su destino es el exilio patagónico.
El problema para el Peronismo es que también será derrotada la "esperanza blanca": Reutemann.
Con lo cual, insólitamente habrá más aspirantes no-peronistas a la presidencia (Cobos, Lilita, Binner, Macri) que peronistas. En 2003 había tres aspirantes peronistas,en 2011 ¿quienes?
Scioli solo tiene una remota posibilidad: pegar un sonoro portazo el 29, decirle a Kirchner todo lo que tiene guardado desde 2003 y constituirse de hecho en referente postkirchnerista.
Pero su insólito y casi suicida compromiso con las candidaturas "testimoniales" puede ser un certificado de No-retorno, difícil de digerir para el cambiante y complejo electorado nacional. Ese portazo debería ser memorable, pero constructivo, no a la manera de Chacho, sino proyectándolo al futuro. No sé si le dará el cuero.
¿Quién más?¿Solá?¿Das Neves? Poco y nada.Pero, por otra parte, la gobernabilidad solo se garantiza desde el peronismo (Gobernadores, senadores, sindicalistas)
¿Qué clase de extraño pacto habrá entre un candidato No-peronista y el Peronismo real, que nunca juega mal el juego del Poder?
¿Veremos cambios estructurales?
Todo apunta a que esta vez está en juego el sentido de la palabra "peronismo":ya no pueden repetir, como en 2003, que "cualquiera" mientras sea peronista, vale para Presidente. Ahora la gente se puso más exigente. Por suerte.
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