Estoy atacado de ansiedad.
Sé – ya contaré como- que Kirchner perderá en la Provincia de Buenos Aires – a menos que, a la manera del poder iraní, cometa un gigantesco fraude electoral-. El fraude ya comenzó este domingo con la publicación en Página 12 de su supuesto triunfo. Un triunfo Indekiano, o sea, basado en la manipulación de números.
En todo el país el kirchnerismo rozará apenas un triste 30%.
La duda que tengo es, entonces, no si Kirchner perderá, sino qué hará en ese caso.
Carece de Plan B. Como viejo militante montonero, solo cree en la Victoria o la Muerte, no sabe qué significa rendirse.
Como, a su vez, práctico hombre de negocios una parte de su estrecha mente sospecha que tendrá que sentarse a negociar. Nunca lo hizo, no sabe “agacharse” a negociar. Y como no sabe, cada vez negocia peor, desde condiciones de más debilidad. Quizás ni siquiera lo inviten a negociar: la realidad le pasará de costado y nunca más la alcanzará.
Pero estoy en la duda, en la ansiedad de no saber como reaccionará el Presidente (no su Ministra de Anuncios, que a nadie interesa ya)
Porque este hombre nos puede amargar la vida de muchas maneras. Con el resto mínimo de poder que le quedará puede hacer desastres económicos, institucionales y políticos.
Se puede chavizar, se puede ahmadineyar, se puede castrizar, se puede coreizar, se puede myanmarizar, se puede congorear, se puede stalinizar, se puede maoizar el muy cuadrado y limitado Presidente Néstor Kirchner.
Puede generar algún desastre económico, puede terminar de alejarnos del mundo, puede apelar al recurso de la violencia “popular”. Su febril mente debe estar ya hurgando en esas alternativas, aunque todavía cree en su Victoria, aun cree en las encuestas que sus asistentes se encargan de manipular, confunde sueños y realidad, encuestas amigas y escrutinios reales. La noche del 28 pegará un grito, golpeará la mesa y dará órdenes confusas, mientras las multitudes de D´Elía se harán dueñas de la Plaza para llorar la derrota.
¿Alguien lo conducirá hacia el camino de la aceptación de la derrota, alguien de su patético entorno lo sostendrá para que el trago sea menos amargo? Lo dudo: los Líderes no tienen amigos, solo amanuenses asustados.
Habrá que esperar, entonces, la secuencia de eventos: el escrutinio del 28, la no aceptación de los resultados, la bronca, la angustia, la resignación, las primeras decisiones: esto pasará en los próximos días.
A veces la Historia nos invita a mirarla de cerca, no nos distraigamos.
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