Para los que sabemos que el capitalismo liberal es el único sistema que ha garantizado una mejor vida a la gente, con libertad, crecimiento, variedad de bienes y servicios pero que no pretende afortunadamente un Hombre Perfecto en una Sociedad Perfecta, digo: para aquellos que hemos vuelto a beber el agua fresca de Alberdi, con su sonido antimilitarista, antinacionalista, libertario y progresista, para los que aprendimos con Hayek que el liberalismo no pretende – a la manera rosseauniana- un nuevo contrato social firmado por la abstracta ”voluntad general” que justifique todos los gulags habidos y por haber, para los que leemos a Popper y se nos emociona el alma por su sabiduría y sencillez, o a Berlin, o a Ortega y Gasset, este es un momento muy duro. Durísimo.
Hay un malestar en el Capitalismo, y negarlo sería absurdo.
Ya sabemos que se confunde mercantilismo, capitalismo de amigos, capitalismo de estado, con capitalismo liberal. Ya sabemos que se le achacan al capitalismo males que, justamente, devienen de que NO hay capitalismo democrático liberal, por ejemplo en África. Que se lo confunde con feudalismo, o con dictaduras aristocráticas o con cualquier forma de sistema opresivo “de derecha”.
Sabemos que con argumentos, ejemplos, lecturas, esos malentendidos pueden despejarse.
Ilusiones.
Escuche ayer a Lula por la CNN. DE TERROR. Y este sería “el bueno”, al lado de Chávez. Hizo una defensa del relativismo cultural (“dejemos a Cuba con su sistema, que es el que han escogido los cubanos”, dijo. La tonta periodista no le pregunto, por ejemplo. “Y como sabemos que es el sistema que han elegido los cubanos, si ahí no hay elecciones libres?”) según el cual no hay valores universales que deben ser respetados por todas las culturas, sino que cada país puede elegir cualquier régimen, porque son “soberanos”. Con ese criterio, los aliados jamás deberían haber atacado a Alemania, ya que fue el pueblo alemán el que eligió al Partido Nacional Socialista. Si discriminaba, atacaba y encarcelaba a judíos, o locos, o homosexuales, o débiles mentales, era cosa de Alemania. Y a no meterse donde no nos llaman.
Más aun, habría que hacer un Monumento a Cuba, por haber aguantado los ataques de EEUU, y, por qué no, pedir una indemnización a ese país. Pronto, ¡un monumento al Che en cada Capital latinoamericana, pagado con la indemnización de EEUU!
Mientras, Obama pide disculpas al Islam y declara “intolerable” la situación de los palestinos.
O sea : a una crisis económica mundial que reverdece al socialismo moribundo y esperpéntico post-muro de Berlin, le hace ganar la batalla de las ideas – ahora todos somos estatistas, intervencionistas y anticapitalistas, - ahora se le suma una Crisis Política mucho peor, de la cual no hay trazas de salida.
Es tal el malestar con la globalización, el capitalismo, el liberalismo, el mercado, las empresas, la iniciativa privada que esas formidables herramientas tienen que dar a cada rato pruebas de su “compromiso” social, ecológico, educativo, moral, pruebas que jamás se le exigen a los lidercitos que tenemos. Resulta muy, muy difícil de hacer entender que las empresas privadas son insustituibles, sea por el Estado, por las “comunidades” o cualquier otro engendro “social” que se invente. El fuego que moviliza el alma de un emprendedor no se aprende en la Universidad ni existe en el Estado y sus adyacencias. Es una mezcla de temor al fracaso, amor propio, ganas de tener éxito, ganas de inundarse de dólares bien ganados, o ganas de ser parte de una experiencia unica. Si se pierde la iniciativa individual, que estos quieren tapar con toneladas de leyes, regulaciones, discursos, “justicia social” y otras inutilidades, es el fin: terminaremos como Corea del Norte, hambreando al pueblo para tirar misiles y hacerse los machos.
Estamos cerca, creo. En una generación más, ¿quien querrá ser empresario (en serio, no amigo del Presi, emprendedor, digo)?¿ Para qué: para ser confiscado, regulado, reglamentado, obligado a “invertir” en vez de distribuir ganancias, insultado, señalado, acusado de atentar contra el medio ambiente, o de explotar a los trabajadores, o de no becar a estos o aquellos, a no comprometerse demasiado con la comunidad, etc-. Siempre habrá un “error” que destacar, un olvido, una insuficiencia. Es absurdo: quieren transformar las empresas en entidades de bien público, sin objetivos de lucro. Quieren desterrar la odiada “codicia”. “Seamos todos buenos, no distribuyamos ganancias, invirtamos y contratemos a mucha gente para que no haya desocupados” Quieren transformar la empresa privada en una sucursal del Estado. Vuelvo a Alberdi : El Estado está para garantizar la justicia, la propiedad y la igualdad de oportunidades, no para producir.
Pero ese viejo pensamiento revolucionario, el que parió el mundo Moderno, EEUU, la Argentina de nuestros abuelos, que rejuveneció a la vieja Europa, la liberó de servidumbres, discriminaciones y atavismos, ahora está moribundo: entre la crisis económica y la liviandad política del relativismo Lulista, estamos fritos, estamos en problemas.
Hay malestar en el Capitalismo: eso anuncia “utopias”, “hombres nuevos”, “ Bondades”: Peligro!
1 comentario:
Nuestra suerte es que los idiotas no son competentes en mudar las instituiciones, pues si fosen, toda latinoamérica ya estaría bajo regímenes totalitarios.
Aun que pidan por democracia en las calles, a las gentes de este canto del mundo le gustan los gobiernos fuertes, los dictadores, los caudillos.
Resta a nosotros, liberales, intentar mantener el pueblo lejos de sus deseos. Pero está difícil.
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