Por sobre la mirada amenazante de los inquisidores, de los dictadores, de los nazis, mujahidines, estalinistas, leninistas, castristas, ecofanáticos, maoístas, fascistas, nacionalistas, aristocratizantes o populistas, la llama de la libertad sigue ardiendo.
martes, septiembre 01, 2009
De Yoani
Es tan fácil ir a parar a una prisión, tan corto el camino que lleva a la celda, que todos somos –potencialmente– reos que rondan los centros penitenciarios. Un pedazo de carne de res comprado en el mercado negro, un par de sacos de cemento adquiridos a un vendedor informal, una hoja de papel impresa y distribuida entre un grupo de amigos o una reunión furtiva para hablar del futuro, podrían conducirnos a esas cárceles de techo bajo, columnas de concreto y fotos de mártires en el comedor. La libertad suele ser considerada un concepto abstracto, de difícil representación o definición, asunto de filósofos; la prisión, en cambio, es cosa de albañiles, fundidores y cerrajeros. Resulta relativamente fácil construir una cárcel, lo difícil es perfilar los contornos de la libertad.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario