Nuevamente la política. Las marchas espontáneas del 13S y la programada
para el 8N están removiendo el avispero intelectual. No hablemos de los
escribas oficialistas: hablemos de los supuestos intelectuales opositores que
escriben en La Nación. Están casi tan alarmados como Abal Medina: "hay
odio, esto es lo mismo que el gobierno, son manipulados por la derecha",
etc. Piden que la gente sea "sensata" y no odie, ni insulte, se comporte como lores
ingleses en el parlamento. Están muy alarmados por, lo que dicen, es el
desprecio a la política que muestran esas multitudes. Odian lo espontáneo. Y
quieren a intelectuales y políticos opositores a la cabeza de las marchas.
Sino, esto va a terminar mal. Creo lo contrario: hace uno meses la queja era
que no había oposición y el gobierno no tenía limites. El limite que encontró
son 200 mil personas autoconvocadas: eso es política, en serio. Ahora hay oposición.
Lo demás es retórica.
Acabo de escuchar a un especialista en impuestos que me dejó helado. El
Estado nacional más los provinciales más los municipales recaudan unos 72 mil
millones de pesos al mes. Dividiendo entre 8 millones de familias, cada familia
aporta mensualmente casi 9 mil pesos! Si desapareciera el Estado, cada familia
dispondría de más del doble de los ingresos que actualmente tiene. Vamos a
supone que el Estado
no debe desaparecer, sino pasar a ser el estado pequeño que era hace un siglo.
En estos días el Estado se queda con el 60% del PBI. En 1914, con el 10%. Esa
es la diferencia. Si los políticos de la oposición- cosa casi imposible- se
propusieran reducir el Estado al tamaño de 1914 (no seamos tan exigentes:
reducirlo a la mitad) el ingreso de las familias y, por lo tanto la economía, y
por lo tanto la creación de nuevas empresas y por lo tanto la demanda de
trabajo aumentarían al doble. Un Estado que "solo" consumiera el 30%
del PBI, liberaría un 30% para uso de las familias y empresas: esa es la
Revolución. Eso es lo que hay que pedir en las marchas. Por que si no, se Irán
los K, pero quedara el Estado enorme que nos ahoga con el saqueo del 60% de los
que producimos como sociedad.
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Qué es una revolución? Desde el punto de vista del análisis político- al
margen de los objetivos de la misma- se compone de una geometría idéntica: un
sistema de dos polos de poder (Gobierno y oposición) en el cual el primero
tiene más poder de fuego, se transforma en una tríada: Gobierno, sectores que
apoyaban al gobierno y dejan de hacerlo, y Oposición. Se constituye una alianza
tácita o explicita
entre los ex-oficialistas y los opositores, que de este modo rompe la balanza y
el poder pasa a la alianza opositora. Sucedió en 2008-2009 cuando la ciudad se alío
al campo; y puede suceder ahora, cuando la clase media puede confluir con el
sindicalismo de Moyano. Toda revolución implica la alianza de dos ex-enemigos,
de ahí lo raro que sean. Hay mucha tensión interna en la nueva alianza, viejas
cuentas por cobrar. Por lo que suelen ser increíblemente crueles una vez con
toman el poder y se desata la lucha interna. Veremos lo que pasa aquí.
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La Marcha de la Libertad, en septiembre de 1945 convocó a cientos de
miles de personas, hartas del gobierno militar-nacionalsindicalista. La clase
media creyó que ese era el golpe definitivo. Que la calle era de la oposición democrática.
Pero llegó, inesperado, el 17 de octubre. La calle fue de otros.
Quizás estemos asistiendo a un nuevo 17 de octubre, esta vez de los sectores medios. Fue tan inesperado como el del 45: la calle era del gobierno, ahora no. El gobierno prepara una contramedida, pero es evidente que es como respuesta defensiva. Niegan la importancia del 13S, pero preparan la réplica, o sea, no se entiende.
La Marcha de la Libertad del 45 no fue capitalizada por los partidos de oposición: eso permitió que Perón armara su propuesta electoral ganadora. Esta vez, nos guste o no, algo, alguien tiene que juntar esa fuerza y transformarla en poder político. No es fácil. Y desconfiamos de los políticos. Como mínimo, si la Ley de necesidad de la Reforma sale- cosa no improbable- hay que EXIGIR el armado de una única lista de Convencionales Antirreforma. Si gana, la Asamblea Constituyente debe declarar el primer día que su voluntad es NO reformar la Constitución, y autodisolverse.
¿Seremos capaces?
Quizás estemos asistiendo a un nuevo 17 de octubre, esta vez de los sectores medios. Fue tan inesperado como el del 45: la calle era del gobierno, ahora no. El gobierno prepara una contramedida, pero es evidente que es como respuesta defensiva. Niegan la importancia del 13S, pero preparan la réplica, o sea, no se entiende.
La Marcha de la Libertad del 45 no fue capitalizada por los partidos de oposición: eso permitió que Perón armara su propuesta electoral ganadora. Esta vez, nos guste o no, algo, alguien tiene que juntar esa fuerza y transformarla en poder político. No es fácil. Y desconfiamos de los políticos. Como mínimo, si la Ley de necesidad de la Reforma sale- cosa no improbable- hay que EXIGIR el armado de una única lista de Convencionales Antirreforma. Si gana, la Asamblea Constituyente debe declarar el primer día que su voluntad es NO reformar la Constitución, y autodisolverse.
¿Seremos capaces?
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