Usted, General, escribía muchas cartas, afortunadamente para los historiadores. Aquí tengo una, dirigida a Joaquin Balaguer en 1967 que tiene poco desperdicio. Está publicada por el viejo político dominicano en su “Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo”, editado en 1988.
Dice Joaquín Balaguer varias cosas muy interesantes. Como el viejo líder caribeño no sabía ni le interesaba la política argentina, su ingenuidad resulta reveladora.
Escribe que usted, de visita en la isla, "cuando tocaba esos temas se enardecía y su palabra, por lo general parca y precisa, cobraba un acento más cálido e incomparablemente más contagioso. En su pasión por la justicia social solía asomar su admiración por los hombres cuya personalidad se proyecta más autoritariamente en la historia. Hitler, pero principalmente Mussolini, le atraían por el fasto un poco teatral de su mesianismo político."
La carta de Perón a Balaguer, en 1967, que publica en el libro, dice: " Quedarán los perturbadores contumaces y, a esos, solo se los puede dominar mediante las represiones más duras. En ese sentido tengo la más dura experiencia: si yo hubiera terminado, aunque fuera violentamente , con los conspiradores profesionales, nada me hubiera impedido realizar acabadamente cuánto me había propuesto y la República Argentina no estaría en la actualidad en el estado lamentable en que se encuentra.
Soy enemigo de la violencia y durante más de diez años lo demostré en el Gobierno, perdonando todo, pero no puedo desconocer que, si la violencia es negativa como sistema, no por eso deja de ser indispensable como excepción y en los casos que la seguridad del Estado peligra por las acción de los irresponsables. Por eso me permito aconsejarle lo que mi experiencia (que es la parte más efectiva de la sabiduría) me ha demostrado. Usted es un hombre "demasiado blando", no deje que esa bondad lo llegue a perjudicar: cuando haya que "dar", dé duro y a la cabeza, como dicen los españoles."
Hay varias preguntas interesante que me surgen. Cuando usted dice que durante su gobierno “perdonó todo”, a que se refiere, exactamente. Es cierto que comparado al de su admirado Trujillo, su gobierno fue “casi” un remanso de paz: solo algunas decenas de torturados, unos mil indios pilagaes asesinados y unos pocos casos de muertes por excesos en la mesa de tortura. No pasó usted a la historia como un genocida.
Su admiración confesa por Hitler y Mussolini ha sido prolijamente apartada por sus entusiastas biógrafos, y en general se la considera un “pecado de juventud”, propio de la época. Pero , según la cita de Balaguer aun en los años 60, cuando estuvo en Santo Domingo, seguía usted admirando públicamente a Hitler y Mussolini. Pecado, sí, pero no de juventud.
La idea de que la violencia no es buen sistema, pero sí debe ser empleada como correctivo excepcional resume espléndidamente su concepción de la política. Recordará la Orden Secreta Nro. 1 que usted firmó en 1952. Allí puede leerse que, en el caso excepcional de un atentado contra usted, el Presidente de la Nación, decía “[En ese caso] Se ordena contestar con miles de atentados”“ Se han confeccionado listas de objetivos, de locales y organizaciones extranjeras enemigas de nuestro gobierno que actúan en común con los complotados y de personas opositoras , que deben ser suprimidas sin más , en caso de atentado al Excmo. Señor Presidente de la Nación”“Las mencionadas listas, donde figuran domicilio y teléfono van agregadas como anexo a las disposiciones especiales (…) Se organizará también el ataque y destrucción de las mencionadas organizaciones enemigas y las operaciones punitivas contra los dirigentes de las mismas”
“ Si la lucha psicológica opositora es efectuada escudándose en el anonimato, ya sea por llamadas telefónicas, cartas, panfletos, volantes, etc. , el afectado llevará este hecho a conocimiento del Servicios de Informaciones de la dependencia u organización a que pertenezca”
“ Extremar, organizar y establecer la vigilancia sobre el personal de la Administración Pública sindicado como opositor o indeciso(…) llevar un registro donde se anoten minuciosamente los antecedentes, tendencias ideológicas de cada funcionario y empleado [ el individualizado] debe ser radiado de inmediato del servicio”
“ Solamente deben tener puestos de responsabilidad y directrices los funcionarios, jefes y oficiales de probada adhesión y lealtad al Gobierno Justicialista”
O sea, que contrariamente a lo que usted señala (que debía haber eliminado a sus adversarios) de hecho usted los había eliminado y pensaba hacerlo del modo más violento si éstos atentaban contra su vida.
En su época se torturaba. No es esta una novedad, pero la fantasiosa historia escrita para que los jóvenes de los 70 y de los 2000 siguieran considerándolo un líder popular revolucionario exigía borrar ese capítulo. Afortunadamente para la verdad algunas de sus víctimas siguen con vida y recuerdan. Yo me entrevisté con varias de ellas, y no olvidan ni perdonan.
Pero para nosotros, los jovenes "idealistas" de los 70, esto eran pamplinas. Nosotros creíamos en usted. Sabíamos que sus orígenes no eran muy claros, pero eso no importaba. En nuestra ingenuidad suponíamos que había una "relación dialéctica" entre el pueblo y su conductor, y que a la larga el pueblo le había borrado a a usted esos vicios de origen. Tenía, sabíamos, "debilidades burguesas", pero eso se compensaba con la presencia de la clase obrera en su Movimiento, y que esa presencia garantizaba el advenimiento del Socialismo. Un socialismo a la cubana, obrero y campesino, revolucionario.
Estabamos totalmente equivocados, como la historia demostró. ¿Entenderan esto los actuales jóvenes "idealistas"? Al parecer la historia se repite y el drama de los 70 parece que se repetira en esta década.
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