El concepto de
alienación en Marx- uno de los más oscuros de su producción- va mucho más allá
de lo que se describe como “alienación respecto del producto del trabajo”. Hay
que ser increíblemente…sensiblero para suponer que el gran drama del trabajador
es que “su” `producto (una camiseta, una olla de acero, un auto, unas gomas de
borrar, etc.) lo “deja”, pierde contacto con su creador. ¡Pobrecitas esas
camisas que acabo de producir, dónde irán a parar!
Es absurdo suponer que la Revolución Mundial, la Dictadura
del Proletariado, la Violencia como partera de la historia sobrevienen porque
el trabajador desea no ser alienado de su producto, quiere dejar de ser
“extrañado” de éste. Ese “relato” sin embargo cautivó a muchos intelectuales y
poetas. La idea de “reunir lo separado”, terminar con la alienación es
decididamente poética, mística. Y ha sido una de las claves publicitarias del
marxismo.
Pero, la Alienación en el sentido originario del término,
tal como lo tomó y lo reelaboró Hegel- y a través suyo, Marx- no tiene que ver
con esas trivialidades.
Tiene que ver con una antiquísima creencia, nacida entre
cristianos ortodoxos, según la cual la Creación no fue un acto de amor de Dios,
sino todo lo contrario.
“En el Principio todo era UNO. Dios era el Hombre y el
Hombre era Dios. Luego sobreviene la Creación, que es la Alienación: El Todo se
divide, se fragmenta, se separa, el Hombre deja de ser Dios y aparece el
individuo como separado de la Especie. La ciencia, el individualismo, el
mercado, el dinero todos son sus resultados y profundizan la Alienación, la
enajenación, el extrañamiento. Esa alienación que produce una angustia “existencial”
solo se resolverá cuando nuevamente la Humanidad confluya en un Todo que
volverá a la unidad originaria perdida.”
Este sería, en breves palabras, el relato central de la idea
originaria de la Alienación. Solo el fin de los tiempos, el Juicio Final
recompondrá- en un futuro impreciso- la Unidad originaria, la Felicidad
perdida, la unión entre la Especie Hombre y Dios, en la cual desaparece el
individuo.
La Alienación, el gran “enemigo” de Marx, se corporiza en el
mercado capitalista. Ahí es claro que todo es “mercancía”, hasta el trabajo
humano. Todo se separa, todo se compra y se vende, todo tiene valor de cambio,
no importa el valor de uso. El campesino, al menos, tenía su tierra. El obrero,
solo tiene sus manos y todos los días las ofrece en el mercado al mejor postor.
Solo el Comunismo, es decir, el cese de la compra-venta, el fin de la división
del trabajo, la desaparición del dinero, el compartir los bienes producidos, “
a cada uno según su necesidad”, la desaparición de toda diferencia social nos
hace recobrar esa unidad perdida, la felicidad de ser un igual, un Hombre
recuperado, Re-unido, pleno. Marx, obviamente, rechaza toda versión cristiana
de la Alienación, pero se queda con la médula: la recuperación de una felicidad
y unidad originarias, perdidas por acción del capitalismo.
La otra clave es la Dialéctica. Recuerdo que una compañera de
“agrupación” preguntó ingenuamente “Qué es la Dialéctica?”. Durante años tuvo
que sufrir bromas por semejante “ignorancia”.
Pero, veamos, qué es la Dialéctica? Es el “cambio”?, el
fluir de las cosas tal como dijo Heráclito?
Si fuera así, todo lo que crece y se desarrolla lo hace
“dialécticamente”…pero eso es justamente lo que hay que demostrar: que el
cambio se produce por la superación e integración de los opuestos, por la
afirmación inicial, la negación y la negación de la negación.
Entonces, desde un punto de vista científico: ¿como opera en
concreto “la dialéctica” en la historia? ¿Que significa la afirmación, la
negación y la negación de la negación?
La Tríada tiene un enorme poder evocativo : la Trinidad;
Cielo, Tierra e Infierno; Yo-Tú-Ellos (los hijos, los enemigos, los otros); los
ricos, la clase media y los pobres; Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial;
dos adversarios y el Juez; Polo Norte, Ecuador, Polo Sur; Nacer, vivir, morir; los
tres jueces de un jurado,
La Tríada es la primera relación social, ya que un par tiene
solo una relación (A>B), pero una tríada tiene tres (A>B, A>C,
B>C), lo cual permite un juego de alianzas que quiebre un equilibrio de
poder, etc. No hay historia si no hay una Tríada.(Pensemos en las historias en
el sentido literario de la palabra: siempre que hay conflicto, hay tres
protagonistas, no hay conflicto entre dos: con que solo uno de ellos rehúse a
seguir la relación, se esfuma la historia)
Entonces, vamos a aplicar la Tríada dialéctica a la
Historia: Feudalismo, Capitalismo, Socialismo.
Perfecto. Pero ¿es lo mismo el Feudalismo (con su poder disperso entre nobles
terratenientes) y el Absolutismo Real (Un Rey-Estado que se impone a la nobleza
y a los fueros burgueses)? Habría que forzar mucho las cosas para suponer que
la Francia feudal del siglo XII es “el mismo sistema” que la Francia de Luis
XIV. El Mercantilismo, con su sistema impositivo centralizado, sus
corporaciones nacionales, su Estado omnipresente tiene poco que ver con un
feudalismo autárquico, con pequeños reinos dispersos vagamente leales a un rey
débil. Sin embargo, a fin de “aplicar” la Tríada Dialéctica es necesario
afirmar que el Capitalismo "le hace" la Revolución al Feudalismo, y no,
como realmente fue, al Absolutismo real, al Mercantilismo.
Es que hay que preparar el Advenimiento del Fin de los
Tiempos: el Socialismo, como síntesis dialéctica de sus negaciones anteriores,
el Capitalismo y el Feudalismo. La lógica dialéctica, férrea e inevitable,
explica la necesidad histórica del Socialismo. Éste advendrá no por el deseo de
algunos bien intencionados utopistas, sino por necesidad histórica, tal como la
dialéctica lo demuestra. Y para eso hay que “hacer desparecer” al Absolutismo
real.
Los penosos intentos de Engels de “aplicar” la dialéctica para
explicar los fenómenos de la Naturaleza entran en el reino de la caricatura y
jamás merecieron atención alguna por parte de los científicos.
Sin embargo, empeñosos marxistas intentan, a veces ,
explicar la Historia aplicando la “dialéctica”. ¿Cómo explicar la conquista de
América, dialécticamente? ¿Cómo explicar dialécticamente la historia del pueblo
judío?¿Cómo explicar las guerras mundiales del siglo XX, dialécticamente? ¿Cómo
explicar el Gulag estalinista, dialécticamente?¿Cómo explicar la implosión de
la URSS, dialécticamente?.
Un esfuerzo imposible y un derroche de esfuerzo
incomprensible.
Dos de las principales “herramientas “ teóricas y
metodológicas del marxismo – la Alienación y la Dialéctica- son fuente de
oscuridad más que de descubrimiento de la verdad. Pero aun siguen vivas,
anidando en la cabeza de muchos intelectuales apasionados por el marxismo, como
“verdad” incontrastable y eficaz.
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